¡Por tí, Papá!

128 50 218
                                    

Arcángel

Una semana después de que Nathaly se fuera abruptamente de mi casa y me dejara pensando sobre mis actos.
Mi vida daría un giro inesperado que cambiaría completamente mi visión de las cosas.
Me levanté cómo cada día para asear a mi padre, cambiarlo de posición para que no se le produjeran heridas en el cuerpo.
Entré a su habitación para limpiarlo, dejando todo el material que necesitaba encima de la mesita de noche.
Algo hizo que mi cuerpo se paralizara por completo al no escuchar su respiración que normalmente la tenía fuerte... Me acerqué lentamente en silencio para poder escuchar al menos un fino ronquido o que me diera un indicio de vida, sin embargo, no se escuchaba respiración alguna, toqué sus manos y estaban frías.
¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Joder! ¡Esto no puede estar pasando!
Entré en desesperación, hundiendo mi cabeza en la cama, las lágrimas empezaron a salir dándome cuenta de que mi padre se había ido para siempre.
¡Lo siento papá! ¡Lo siento tanto! ¡Perdóname! ¡Fue mi culpa!
Por mi culpa él enfermó y aunque estuviera de aquella manera tenía la esperanza de que volvería a recuperarse lentamente, pero jamás pensé que moriría de manera repentina y solitaria.
Avisé a emergencias y se lo llevaron para hacerle la autopsia, según me explicaron. El protocolo era que una vez lo examinaran tendrían que quemar su cuerpo y yo recibiría las cenizas.
No recuerdo muchas cosas, ya que me hundí completamente. Saqué la mitad de dinero que tenía en Avis, lo cambié a Libras. Fui a buscar un camello por la zona dónde yo vivía, compré marihuana y bebidas alcohólicas.
Perdí la noción del tiempo en casa encerrado no sabía si era de día o de noche. No sabía en qué momento lo había hecho, pero había puesto un lazo negro en mi perfil de WhatsApp. Cada víctima de esta pandemia lo iba haciendo cada vez que perdía un familiar uniéndome de esta manera a ellos.
Tocaron el timbre y fui a abrir.
Encontrándome con Adams. Me miró de manera repulsiva supuse por el aspecto que tenía.
—¡Chase! Estás hecho un asco —soltó.
Tuve que meterme rápidamente, ya que la claridad me molestaba muchísimo los ojos. Me adentré en mi casa dejando la puerta abierta para que Adams entrara.
—¡Hola, tío! —atiné a decir.
—¿Qué cojones te pasa? No contestas mis llamadas y hace varios días que no entras a Avis.
En un tono bajo se lo dije:
—Mi padre murió...
A lo cual Adams se quedó callado y con toda la frialdad del mundo comentó.
—Ya estaba muerto en vida.
Mis ojos se cristalizaron porque no tuvo nada de tacto al decir eso.
—Acaba de morir mi padre y ¿tú me dices eso? ¿En serio?
¡Joder, que no se ha muerto un perro, ni un gato que toda la familia Blake conocía a mi padre! Adams y yo íbamos juntos al colegio y nos llevaba cada día él. ¡Y este solo era capaz de decirme esa mierda!
—¿Y qué quieres que te diga? Te digo la verdad.
Lo miré incrédulo... Su frialdad era peor de lo que me pensaba.
—Venía a darte una buena noticia. Depp ha negociado con los Brosedale y el Submundo podrá moverse a sus anchas por Avis, además de que se podrá entrar por la red profunda. ¡Hemos ganado, Chase! ―Pasó sus manos por su cabello rubio, me miró expectante y con una sonrisa. Yo me limité a escucharlo, pero no di mi opinión porque realmente me importaba una mierda todo eso—. ¿No vas a decir nada?
Lo miré con rabia y comenté...
—¡Felicidades! —Me eché en el sofá dándole la espalda.
—Tío, si vas a estar con depresión por todo esto, más vale que te compres un arma y te metas un tiro. Y si puedes lo grabas, al menos de esa manera serás útil en la red profunda... Cómo el asesino de Oxford —susurró.
¿Había escuchado bien? Adams estaba hablando del asesino y suicida de Oxford que mató a su familia. Me giré hacia él para mirarlo y dije:
—¿El asesino de Oxford? ¿De qué estás hablando?
Su mirada profunda hizo que yo me alertara, conocía muy bien a Adams, sabía que se sentía orgulloso por algo de lo cual quería fardar. Sin embargo, algo se lo impedía y comentó:
—Nada... El asesino de Oxford grabó las muertes. Están por toda la red profunda.
—¿Y tú cómo sabes eso?
—Me muevo por las zonas ilegales, ya lo sabes y me entero de cosas.
Soltó este último comentario de forma burlona. No estaba para soportar sus ironías, ni sus estupideces, así que con cara de pocos amigos le dije:
—Adams, no estoy de humor, ya hablaremos otro día.
—Vale... Me largo... Ya hablaremos.
Se levantó acomodándose la chaqueta negra y mirando alrededor de la casa, me dio una última mirada y haciendo un gesto con su mano derecha hacia su cabeza se despidió. Tenía ganas de que se largara realmente, quería pasar mi duelo solo, ya que él no me aportaba nada.
Sentí tanta rabia e indignación por la manera en la que Adams actuó que empecé a romper todos los adornos que había en mi sala... ¿Por qué tiene que ser de esa manera? Si hubiera sido su padre el que hubiera muerto, yo hubiera estado con él.
Apenas había comido, el alcohol y la maría habían sido mis únicos aliados, me empezó a doler el estómago. Miré en la nevera para prepararme algo y mientras me hacía un bocadillo sonó el timbre.
―¡Maldito Adams! ¡No entiende que quiero que me deje tranquilo! —farfullé.
Me fui a abrir la puerta enfurecido para decirle un par de cosas, al abrir me quedé sorprendido al ver su rostro...
Era Nathaly con la mascarilla puesta y sus grandes ojos marrones observándome. Mi cara fue de sorpresa y también vergüenza porque era consciente de que estaba destruido físicamente y mentalmente.
Ella rompió el silencio...
—¡Hola, Chase! Te envié varios WhatsApp y como no respondías —hizo una pausa y continuó—, se me ocurrió venir a verte. ―Tenía una bolsa en sus manos, la cual miró y agregó―: Esto es para ti.
Lo recibí y vi que era un trozo de bizcocho.
Miré alrededor y estaba oscureciendo, no podía creer que hubiera venido a verme casi de noche y a este barrio que para nada era recomendable.
Abrí la puerta y la invité a entrar.
—Gracias, Nathaly, pero no hacía falta que trajeras nada...
—¡Lo siento mucho, Chase! Lamento tu perdida.
Lo dijo de manera rápida y pude ver que estaba nerviosa.
—Gracias, Nathaly, y tranquila que estoy bien...
Había olvidado que la sala estaba totalmente desordenada y cosas rotas por lo que pasó esa mañana con Adams.
Ella miró alrededor y agregó:
—Creo que no estás bien... ―Se acercó lentamente y me dio un abrazo efusivo. Lo cual me tomó desprevenido porque no me lo esperaba para nada, sin embargo, se sentía muy bien—. No sé, lo que se siente perder a una parte tan importante de tu familia, pero solo sé que si alguno de mis padres faltase me hundiría, ya que son mi vida.
A lo que contesté...
—Y más sabiendo que él falleció por mi culpa...
Ella dejó de abrazarme para mirarme a los ojos y preguntarme:
—¿Por qué dices eso?
—Yo le traje la enfermedad, Nathaly. Hacía fiestas clandestinas por dinero y pillé el virus sin tener ningún tipo de síntoma. Tenías razón solo recibo lo que doy...
A lo que ella contestó...
—Los humanos nos equivocamos muchas veces, sin embargo, creo que es la única manera de aprender y darnos cuenta de nuestros errores.
Hablar con ella era tan fácil que las palabras salían solas.
—Me siento muy culpable y no encuentro nada que me motive, ahora mismo siento que lo he perdido todo.
Agaché mi cabeza porque las lágrimas amenazaban con salir.
—Es normal tu padre era tu único apoyo... Me pasaría lo mismo si estuviera en tu lugar.
Nos sentamos en el sofá con nuestras manos entrelazadas, tenía que sacar todo esto que me consumía, se sentía tan bien hablar con alguien.
Era curioso, pero para ella prácticamente yo era un desconocido y ahí estaba dándome su apoyo, eso era lo mínimo que esperaba de Adams.
Nathaly se quedó un rato más y me sentí con el deber de acompañarla a coger y pagarle un taxi. No iba a permitir que le pasara nada malo en ese barrio conflictivo.
Nathaly y yo manteníamos comunicación cada día. Una tarde que sabía que ella estaba en la Universidad decidí entrar a Avis y buscar a Graver Van tenía que pedirle disculpas por lo que le hice. Ella al comienzo me echó, pero al final me escuchó.
Entendí por qué Nathaly y esa chica eran amigas, estaba claro que ambas sabían escuchar, comprender y perdonar.
Regresé a Avis para seguir con mi negocio de pieles que tenía en la zona oscura. Adams me había puesto al día del pacto entre los fundadores y Depp.
Me había alejado de sus negocios porque le dije que necesitaba estar concentrado en mis diseños, no insistió, me parecía raro, pero lo agradecí.
Había mejorado muchísimo mi técnica, me dediqué a hacer pieles para los avatares de vampiros, hombres lobo, famosos personajes de series y animes. Empecé a hacerme bastante popular y mi tienda estaba en el top10.
Me iba muy bien, ganaba dinero y a la vez estaba haciendo una gran amistad con Bratzdul, aunque yo hubiera querido tener algo más. Ella me dejó claro que su prioridad era su carrera y hasta que no terminara sus exámenes no tendría cabeza para un chico.
Una tarde, recibí un mensaje por privado de Ryuk. Me sorprendí mucho porque quería quedar conmigo en su casa para hablar sobre un asunto.
Lo que más me dejó intrigado fue que me recalcó que no comentará nada con nadie. Supongo que lo diría por los amigos que tenía a mi alrededor.
La curiosidad pudo conmigo y fui. Me dijo que en su casa podíamos hablar tranquilos, tenía todo bloqueado y lo que habláramos lo borraría para no dejarlo en la red.
Él fue bastante directo y me explicó todo lo que estaba pasando en el Submundo que realmente lo desconocía, al parecer mucha gente estaba siendo víctima del nuevo mundo de Depp. Sobre todo, que cada vez afectaba a más gente de nuestro entorno y me contó que Bratzdul le había pedido ayuda con una amiga que era víctima de ellos.
—No entiendo ¿por qué me cuentas todo esto? —pregunté.
A lo que él contestó...
—Arcángel. Seré claro y conciso. La única manera en la que nosotros los Pro-Cops podamos hacer algo es teniendo las identidades reales de los hackers. Una ayuda de alguien de su entorno lo hace más fácil. Mi proposición es que nos ayudes a acabar con todo esto. Sé que te arrepentiste de lo que le hiciste a Graver y eso dice mucho de ti. ¡Reconocer un error es un gran paso y tú lo diste!
Sus palabras se metieron en mi cabeza y me dejaron pensando, llegando a la conclusión de que él tenía razón.
Siempre me pregunté por qué me ocurrían las cosas malas a mí y nunca a Adams. Él siempre se salía con la suya y otros pagábamos los platos rotos.
«Tú solo recibes lo que das», eso no se cumplía con Adams. Me hizo pensar que el único que podía acabar con su maldad de alguna manera era alguien que lo conocía muy bien y yo no tenía nada que perder porque ya lo había perdido prácticamente todo.
No creía en Dios, pero en lo que sí creía era que todo se paga en esta vida y si mi misión era ayudar a que él pagase sus maldades… ¡Lo haría! ¡Lo haría por ti, papá!

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

¡Hola a todos! ¿Os gusta esta nueva alianza?

¡Hola a todos! ¿Os gusta esta nueva alianza?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
AVIS Where stories live. Discover now