Lluvia de Londres

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Grace

El sonido de nuestro beso se escuchaba en la reducida entrada de la casa, solo cerré mis ojos y le correspondí. Había soñado miles de veces con sus labios puestos en los míos. Eso era muchísimo mejor de lo que pensaba, me dejaba llevar por la suavidad y el calor que desprendían, mi corazón latía descontroladamente. Sentir sus manos en mis mejillas y él besándome como si el mundo se acabara. El beso era intenso, apasionado y muy fogoso. Llegó un punto en que me faltaba el aire, que tuvimos que alejarnos por unos segundos y volver a saborearnos. Escuchamos la voz de Amber en la segunda planta, haciendo que nos sobresaltáramos y aproveché para salir huyendo a mi habitación.
Mis manos me sudaban y tenía todo el cuerpo temblando, me mordí los labios, ya que me había quedado con su sabor impregnado en los míos, no dejaba de pensar en ese beso...
Me llegó un WhatsApp y era Anthony, enviándome la foto que nos habíamos hecho en el taxi.
«¿Estás bien? Había olvidado que mi madre estaba aquí.» Puso un emoticono sonriente y avergonzado.
Estoy más que bien pensé...
«Sí, yo también lo había olvidado.»
«Me gustas mucho, Grace. Tus labios son deliciosos.»
Su mensaje hizo que mis vellos se erizaran y mis mejillas entraran en calor otra vez.
«Tú también me gustas...»
«¿Te ha quedado claro que realmente la que me gustas eres tú? Siempre has sido tú.»
Me derretí al ver ese mensaje, sonreí. Tenía un ligero dolor en el estómago de la emoción...
«¡Muy claro!» Le puse emoticonos de corazones y besos.
Estuvimos hablando un rato más y nos despedimos para poder ir a dormir lo cual iba a ser difícil.
Antes de acostarme miré mi ordenador para ver mi correo, me había llegado una notificación en el móvil. Vi que me había llegado una oferta de trabajo para un restaurante. Estos últimos días me dediqué a enviar currículums porque veía que Anthony estaba mejorando y pensaba que con Debby iba a tener mejor conexión y no quería estar cerca para verlo, además de que no siempre estaría aquí, siempre quise trabajar en un restaurante. Y quería ganar experiencia en ese ámbito, era lo que más deseaba, tenía que hablarlo con Anthony, ya que teníamos otro tipo de relación o eso creía… Sonreí solo de recordar lo que había pasado esa tarde. Me metí en la cama temprano, recordando mi primer beso con mi chico de Londres.
Preparaba el desayuno temprano porque Amber empezaba a trabajar, estaba haciendo unos huevos revueltos, su zumo de naranja y un café que a ella le gusta bien cargado, la vi aparecer muy elegante.
—¡Huele todo tan bien! —comentó siempre con una sonrisa...
—He puesto pan integral en la tostadora. —Ella siempre comía todo integral.
—Gracias, Grace.
Ella desayunó, la acompañé con un café con leche y salió rápidamente para irse a su trabajo. Me quedé recogiendo todo y poniéndolo en el lavavajillas y escuché la puerta de la cocina y era él, regalándome una sonrisa igual que la de su madre. Se acercó a mí rápidamente, yo sentí mi rostro encenderse y mi corazón agitarse.
Se acercó hasta quedar pegado a mi rostro y yo por inercia cerré los ojos, esperando a que me besara lo cual no pasó, los volví abrir y él estaba nariz con la nariz pegada a mí.
—Buenos días, bonita.
Me dio tanta vergüenza tenerlo así que mi corazón latía a mil por hora.
—Buenos días —contesté.
Él empezó a darme pequeños besos cortos en la boca... Saboreando sus labios mentolados del colutorio.
—¿Has tomado café?
Asentí con la cabeza y dije:
—Con tu madre, siempre la acompaño no le gusta comer sola.
Sonrió otra vez y añadió:
—¿Me acompañas a andar por el parque de Jardines? Tengo que hacer mi caminata matutina.
—¿No vas a desayunar?
—No, después de la caminata comeré algo.
—Si quieres llevo dos bocadillos y nos lo comemos por ahí.
—No es mala idea, lo malo es la lluvia.
—Sí, la lluvia no va a parar. Voy a cambiarme.
Llevaba siempre ropa cómoda para trabajar. Antes de irme a cambiar cogió mi mano y me volvió a pegar hacia él besándome como por la noche. Otra vez mis piernas empezaron a flaquear y mi estómago tenía millones de cosquilleos.  Correspondí sus labios una y otra vez. Él susurró y me sacó de ese momento tan intenso...
—Eres hermosa ¿lo sabes?
Negué con la cabeza y le susurré:
—No es verdad...
Me miraba intensamente, tocándome el rostro, seguro que estaba roja como un tomate porque sentía mis mejillas arder.
—Sí que es verdad y te lo demostraré cada día.
Me dio un beso tierno en la frente y pensé: «¿Cómo podía ser tan dulce?»
Me fui a cambiar de ropa y me puse unos vaqueros. Me sentía muy nerviosa dando vueltas por la habitación, me miré el rostro y estaba con las mejillas sonrojadas, los labios hinchados, sin nada de maquillaje y él diciéndome que era preciosa.
Me di golpecitos en la mejilla para ver si estaba soñando, pero no, todo era real.
«No estás en Avis, todo es real» me decía mi voz interior.
Escuché que tocaron la puerta el corazón me latía con fuerza. Él nunca había estado aquí.
Cogí un bolso, un paraguas y abrí.
—¿Todo bien?
Su mirada era bastante juguetona y su sonrisa no podía ser más perfecta.
—Sí, solo que me iba a echar un poco, ya sabes, de maquillaje, pero no encuentro nada.
—No te hace falta, te he dicho que estás preciosa e inclusive pareces más joven que yo, aunque seas más grande de edad.
Sonreí por sus palabras... Fui a preparar los bocadillos, pero vi que él ya había hecho el suyo.
—No sabía de qué lo querías, por eso no preparé el tuyo —comentó.
—Gracias, iba a hacerme de jamón dulce con queso.
Salimos hacia Street Garden, era un sitio espectacular, unos senderos que daban a preciosos jardines con múltiples flores de colores, había pequeños bancos resguardados con techos rústicos, para que no te mojaras. Ahí nos sentamos a comer los bocatas.
En teoría no se podía comer en la calle, ya que te tenías que quitar la mascarilla solo en los sitios abiertos y campos. Este era un sitio abierto, pero muy visitado, sin embargo, como la lluvia empezaba a ser cada vez más intensa, la gente se había resguardado en algún sitio. Supuse que éramos los únicos a los que se nos ocurrió ir a andar con esta lluvia. Ya podía estar haciendo viento o nevando que con la persona adecuada simplemente todo era perfecto.
Estaba bien abrigada, pero la humedad se notaba y empecé a tener frío, Anthony se dio cuenta y me abrazó.
—¡Ven aquí!
Me pegó más a él, yo puse mi cabeza en su pecho y lo abracé, su perfume se quedó impregnado en mis fosas nasales.
—El paisaje es precioso —comenté.
—No tanto como la chica que estoy abrazando.
Sus palabras me estaban dando unas dosis de autoestima brutal.
—He soñado muchas veces con estar así, los dos juntos, cuando estaba en Lasgow y los días eran así, deseaba con todo mi ser que estuvieras a mi lado.
Empezó acariciar mi cabello, pegándome a su cuerpo y dijo:
—Sé de lo que hablas, la distancia nos unió, nos ilusionó y ahora estamos que no lo creemos...
Sonreí porque era lo mismo que pensaba y sentía. Entrelazamos nuestras manos y con mi dedo gordo hacía círculos sobre su piel. Levanté mi cabeza para mirarlo y no me lo acababa de creer.
—¿En qué piensas cuándo me miras así?
—En que no me creo que esté contigo aquí...
Con unas de sus manos levantó mi barbilla y me besó lentamente.
—¿Ahora lo crees?
Le sonreí y asentí.
—Tienes unos hoyuelos muy sexis cuando sonríes y tu piel es tan suave...
Pasó su mano por mi mejilla, esta vez yo fui la que me acerqué a besarlo. Al despegarnos aproveché ese momento para hablar con él.
—Anthony, quería contarte una cosa...
Él me miró intrigado y dijo:
—Miedo me das.
A lo que yo sonreí, no podía estar más feliz...
—Estuve presentando currículums en diferentes agencias, para trabajar en algún restaurante. Y así poder ganar más experiencia y quien sabe, el día de mañana montar un negocio propio. Y me han llamado de uno para empezar dentro de quince días.
Me miró y sonrió...
—¿Ya quieres huir de mi lado?
—Nooo, ya sabes que siempre fue mi sue... ―Iba a terminar la frase y puso un dedo en mi boca.
—Te apoyaré en todo lo que decidas, Grace.
—Espero que tu madre no se enfade por dejar el trabajo...
—No, mi madre lo entenderá. Eso sí, te puedes quedar en casa si quieres.
—¿Qué? No, me alquilaré una habitación y ya con eso voy tirando.
—Había olvidado lo independiente que siempre eres y no dejas que te ayude en nada. Ni en Avis me dejabas.
—Me gusta conseguir las cosas por mí misma, ya lo sabes...
—Lo sé. Ahora yo te tengo algo que decir.
Lo miré curiosa y él sonrió...
—Te escucho —dije sin más...
—¿Te gustaría ser mi novia real y volver hacerlo en lo virtual? Las dos a la vez, uy me gusta la idea… —Puso cara de estar divagando y mostrándome una sonrisa con picardía...
Mordí mis labios y respondí.
—Sí y síí.
—Sé que no es un lugar tan romántico, pero te recompensaré cuando esté recuperado, te prometo que...
—Anthony, es perfecto...
Se lo decía con toda la sinceridad del mundo, el olor de las plantas y tierra húmeda del lugar y su hermosa compañía era todo lo que necesitaba.
Quién me iba a decir que estaría en Londres con un chico maravilloso que conocí en un juego virtual y una lluvia intensa que era testigo de nuestras emociones.
Ironías de la vida, ¿verdad?

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Un capítulo lleno de sentimientos, espero lo hayáis disfrutado.

Os dejó un video de nuestros protagonistas la cual me inspiro el título de este episodio, ya que llevan el mismo nombre y es similar algunas situaciones que se ven.

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También comentarles que todo fue una coincidencia, ya que mi personaje le puse Anthony pero da la casualidad que el novio de Lana que es la protagonista que escogí se llama también igual que mi personaje. ¡Así que lo flipe mucho!

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