⊰CAPÍTULO 27⊱

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Capítulo dedicado a perra_literaria99
Gracias por tu apoyo y también a Mariamalegre  quien ha leído esto desde el principio 💖







Aún temblaba bajo las sábanas, mis labios titiritando como si estuviese sometida a miles de grados bajo cero. Sev estaba sentado a pocos metros girando una pajilla en una especie de jugo raro que tenía un ligero brillo naranja bajo la luz del fuego.

Él había tomado la idea de llevarme a su "reino", así de esa forma podíamos estar en un lugar privado y fuera de "riesgos". Claro, como si el infierno fuese el jardín de la reina para tomar té.

Darron, el demonio pelirrojo que servía a Sev, tenía una manta preparada cuando llegamos, más aquellos vasos llenos de ese jugo que me daba miedo tomar. Sev dijo que me ayudarían con el repentino frío en mi cuerpo, que sabía a té Lipton de durazno.

—Ese no era Vis. —habló Sev, aún jugando con la pajilla de su jugo. No me veía, estaba distraído en sus pensamientos.

—¿Cómo lo sabes? —Mis labios chocaron unos entre otros cuando intenté hablar sin que se notara lo mucho que temblaba.

—Estuve en esa casa desde que tu novio se fue. —confesó, su dedo índice girando y girando la pajilla. —En ningún momento sentí la presencia de Vis, para eso era la neblina.

Parpadeé varias veces, confundida.

—¿La neblina? —él asintió.

—Con la neblina ni Vis ni su compañero pueden encontrarte, ni siquiera Rah o Sebastián. —Seguí sin entenderlo, ¿cómo la neblina iba hacer que un demonio no me consiguiera?

Sev suspiró. Estaba tan extraño, solo lograba que mis nervios se estiraran más, como un resorte que en cualquier momento cedería y me golpearía un ojo.

Él pasó su mano por su largo cabello, este volviendo a caer frente a su rostro, más desordenado y con ciertos cabellos en el lado equivocado. Nunca podía lograr un look de esos, mi cabello solía esponjarse de nada por eso siempre lo llevaba trenzado, era la única forma que no se viera como una esponja de alambre.

—¿Qué viste en tu sueño? —me giré para encararlo, mi ceño fruncido y los brazos bien apretados. Estaban cruzados desde hace ratos para intentar llevar calor a mi cuerpo, pero ahora estaban más apretados.

—Pensé que podías ver mis sueños.

Otro suspiro. ¿Qué rayos le ocurría?

—La neblina debilitó mis poderes también.

—¿Qué clase de neblina es esa?

Su cabeza se giró lo suficiente para encontrar sus ojos con los míos, cansados y con párpado caído. Parecía un drogado, alguien sedado hasta la médula ósea.

—Le cobré un favor a alguien. —hizo una pausa. Su cabeza volvió a girar al frente y con una vago movimiento me señaló. —No hagas más preguntas.

Elevó su vaso, tomando un gran trago de su bebida, su cabeza echada hacia atrás y luego otro suspiro.

—¿Te pasa algo? —volví a preguntar, aunque él ya me lo había prohibido.

Pacto con el diabloWhere stories live. Discover now