⊰CAPÍTULO 38⊱

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OMAIIIIGAAAAAAAAH
ES EL CAPÍTULO 38!!!!!!
This is soooo exciting!!!!





Narrador omnisciente.

Sev rugió al instante, llamando la atención de todos dentro de la cueva, Karina llegando mucho antes de que siquiera pensara en hacerlo. El animal rasgaba la pared, desesperada. Rahmij fue el segundo en acudir, sus pisadas haciendo eco en todo el lugar, luego fue seguido por la detección y al final por el otro gemelo y el sirviente.

Era estúpido golpear la pared, rasgar o quebrarse las uñas intentando sacar pedazo por pedazo, pero la desesperación cegó cada sentido de Sev, llevándolo a cometer los mismos errores que cuando desapareció Sarah.

Él sabía que no había algo normal ahí, la extraña energía que cubría todo el lugar no era algo que antes hubiese visto o sentido, no era de sus hermanos, ni siquiera producido por una criatura de ellos. Tampoco era demoniaca, o una tan pesada como ella. Esta ni siquiera era liviana. Se sentía calurosa, como la brisa de un bosque quemándose a lo lejos, casi como el fantasma de un incendio.

—¡¿Qué mierdas pasó?! —gruñó Rahmij, apartándolo de la roca y mirándolo directamente a sus ojos salvajes.

Rabia, tristeza, cólera... Demasiadas cosas pasaban por su cabeza, respiraba como animal, sus dedos en garras sangraban sin parar. Karina retrocedía cada vez más, intentando no irse muy lejos, pero intimidada hasta temblar en los huesos, con los pelos encrespados.

Él se había prometido a sí mismo que no dejaría que esto ocurriera de nuevo, se lo prometió a su hermano, al recuerdo de Sarah. Pero alguien de nuevo había osado burlarse en su cara, una segunda vez. No lo iba a dejar pasar.

—¡¿Dónde está Amelee?! —chilló la detective, mirando a todos lados, buscándola hasta en las sombras.

—¡Gul! Míranos. —intentó calmar la situación Sebastián. —¿Dónde está?

Sus ojos bestiales capturaron los verdosos de Sebastián. Nunca pensó que ellos llegaran a ser iguales a él, siempre pensó que serían como su madre, pero Sebastián heredó muchas cosas de él, solo su actitud era lo único que llevaría a alguien a conectarlo como su hijo.

—Se la llevaron. —gruñó, sacándose del agarre de Rahmij, pasando por un lado de Karina. El animal saltó asustado, corriendo a esconderse detrás de su dueño.

—¿A dónde vas ahora? —preguntó Rahmij sin moverse, acariciando el lomo de su animal.

—A buscar a su maldito protector. —siseó, saliendo a la torrencial lluvia.

Llevaba bastante tiempo sin verlo y, no le agradaba demasiado desde hace un par de años, pero él sería la única esperanza para conseguir a Amelee. La conexión que un protector tenía con su protegido era como el de una madre e hijo, incluso hasta más fuerte, mucho más fuerte que cualquier conexión que lo ayudara a él a conseguirla.

JJ sería la única persona capaz en dar con ella, y qué mejor para encontrarlo a él que llevándose a su novia con él. Una carnada perfecta.

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Amelee

Me ardía la cabeza, estaba aporreada, como si un bate de baseball hubiese impactado varías veces en ella hasta romperlo. Estaba completamente mojada, ya ni siquiera me podía acobijar bajo el calor de la chaqueta de Rahmij. Sentía los pies desnudos, sin la base de la sandalia. Mi abuela me iba a matar, habían sido un regalo de su parte hace unos días por sacar buenas calificaciones, ahora la había perdido en quién sabe dónde.

Pacto con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora