⊰CAPÍTULO 32⊱

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Nunca había llegado tan lejos con un libro. Capítulo 32, estoy tan orgullosa.






Pasé de nuevo mis manos de nuevo por mi cabello sin poder creerlo. Nunca fui muy apegada a mi cabello, siempre lo vi como algo más que cortar, algo que si quitaba iba a volver a salir. Pero ahora me sentía desnuda, viendo desde la silla el cabello en las manos de Rahmij.

Él había dicho que no cortaría más arriba de la oreja, que era eso o nada. Pero eso fue suficiente para dejarme casi sin cabello. Ni siquiera podía decir exactamente dónde estaba, el corte se curvaba y luego bajaba recto por mi lado derecho, dónde Rahmij tuvo problemas para cortar.

Eso me daban ganas de llorar, saber que estaba trasquilada y no con un corte decente de cabello.

—Comienza a hablar niño, si no quieres que estas tijeras terminen en tu lindo rostro. —El chico, en lugar de molestarse, solo sonrió bastante complacido, viendo mi cabello en las grandes manos de mi compañero.

—¿Qué quieres saber? —giró su cabeza en mi dirección, sin aún con restos de la sonrisa en él.

—¿Qué pasó con la chica? ¿Por qué se la llevaron? ¿Qué ocurrió? —Solo logré detenerme cuando me di cuenta de que había hecho muchas preguntas.

Rahmij me dirigió una mirada irritada. En mi defensa, el chico nunca dijo que tuviese tantas oportunidades o tantas preguntas por hacer. Él dijo que si le daba mi cabello, me diría todo lo que quisiera. Trato era trato.

—Me pregunto qué es exactamente lo que necesitas: si conseguirlo, o saber quién se lo llevó. —murmuró pensativo el chico. Él tenía un buen punto. Podía tener muchas preguntas, pero solo una de ellas me llevaría a lo que realmente necesitaba.

—¿Dónde la puedo encontrar? —El chico sonrió complacido.

—Entonces sí estamos hablando de quién creo que es. —Nunca había dicho el nombre de nadie, no pensaba que su primo estuviese envuelto en tantas desapariciones, pero tal parece que no es así.

—Necesito encontrar a Sarah. ¿Dónde está?

El chico asintió.

—Ya decía que tu olor se me hacía conocido. —fruncí mi ceño sin entender. Rahmij estaba completamente tenso a mi lado, apretando el cabello tan fuerte que pensé que se encendería de la nada. —¿Alguien te ha dicho que ustedes huelen...?

—¡Responde la maldita pregunta que ella te hizo! —Mi cabeza simplemente no pudo ignorar esa pregunta, o el comportamiento paranoico de Rahmij.

—¿De qué estás hablando? —El chico giró bastante interesado a mi reacción, luego dirigiéndole una sonrisa maliciosa a mi compañero.

—¿Así que ella no lo sabe? —Las chispas de burla saltaban en cada palabra, era alguien con un poderoso conocimiento bajo sus manos que podía conducir a diferentes escenarios, algo me decía que todos ellos solo me perjudicarían. —¿Qué me darás para que no le diga nada?

Rahmij dio un paso, escondiendo mi cabello detrás de su espalda. —Me estás tocando las pelotas, niño. —siseó como serpiente, mostrando su lado más amenazante. Intenté capturar cada arruga en el rostro del chico, de burla pasando a un brillo temeroso propio de un humano frente al peligro. —Comienza a decir qué sabes sobre Sarah si no quieres ser la merienda de mi mascota.

El chico se aclaró la garganta. Sus ojos volviendo a ese tono aburrido y resentido que tenían cuando me abrió la puerta.

—Mi primo desde hace muchos años ha estado pavoneándose y elogiándose por burlar al mismísimo Gul. —comenzó a relatar, sus dedos jugaban ansiosos frente a su cuerpo, mientras su espalda estaba inclinada al frente, con sus antebrazos apoyados a sus muslos. —Hace poco comenzó a hablar de ello de nuevo, dijo algo como que debía ocuparse de ciertos cabos que dejó sueltos y eliminar rastros.

Pacto con el diabloWhere stories live. Discover now