1: perseguidos por creer

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Anna
Ser Cristiano nunca fue fácil ¿qué no? O ¿acaso lo es? Nunca, porque tienes que aguantar las preguntas por tu creencias, las burlas porque crees en alguien que no existe para otros; eso es lo mínimo de todo; de todas las muertes, persecuciones, correr de aquí para allá, predicar aunque te sientas rechazado, esconderte para tener un culto o de callar para que no te maten.

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— ¿por qué cortaste la vela?— le pregunto a mi amiga, una chica de piel blanca, cabello negro azabache y ojos marrones obscuros, siempre andaba con su sonrisa graciosa pero en esos momentos se veía la seriedad en las facciones de su rostro.

— no es "cortaste" amiga, sino "apagaste"— me corrige en un tono bajo de voz.

— ¿ por qué lo has hecho? — le vuelvo a preguntar en un susurro a su oído.

Otra de las chicas que estaba con nosotras nos pide hacer silencio.

— nos pueden escuchar— nos avisa desde la ventana.

En el absoluto silencio de la casa se podía oír que detrás de la puerta, la gente caminaba mienstra se reían, al parecer eran jóvenes. Al cabo de un rato largo , cuando ya no se oía nada, deciden volverlas a prender.

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Ser perseguidos es más que una queja, una pregunta o una burla. Significa que estamos en peligro y que un día podríamos morir, pero somos perseguidos por una muy buena causa, el predicar a los demás de un Dios que es real y que existe aunque no lo veamos . Pues por esta causa mis amigos y yo somos perseguidos, no nos importa la verdad, porque si tendríamos que morir por causa de que el mundo conozca a Jesús lo haremos.

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—dale chica ¿qué escribis? — me pregunta un tanto molesto, ya que no le estaba prestando atencion a ninguno.
— es algo para alentar a otros , Emmanuel — me encanta contestar en un tono amable, mienstra pueda y no me saquen de casillas.

Pero un chico, Daniel, nos mira a todos y mienstra jugueteaba con el broche con forma de sol que había sido de su madre, empieza a sollozar; los demás lo veíamos y no entendíamos porque lo hacía, hasta que decide hablar.

— chicos, yo ya no creo que esto sirva de algo— Leonel había puesto su mano en el hombro de él y se lo acariciaba para calmarlo.

— ¡hey Daniel! ¡ánimo amigo! — lo alentaba el muchacho con mucha alegría —todo esto nos servirá — pero es interrumpido con el suspiro pesado de Dani.

— para mi no me sirvió nada — hace que Leo saque su mano de su hombro, se notaba, estaba molesto — dime ¿ todas las noches que lloré o me persiguieron sirvieron?.

— ¡sí! — le contesta en un tono elevado Emma, a veces los comentarios de Dani lo hacían enojar — sirvió para permanecer en Dios y no desfallecer.

— tú lo dices, Emma, porque no tienes a tu padre preso o a tu hermana en otra cuidad, incluso a tu madre a seis metros bajo tierra — otro silencio e incómodo también indundo el ambiente, a veces el Diablo se levanta con uno y siempre quiere arruinar todo, lo sentíamos, porque Dani hirió a Emma, él si sabía que era perder todo en una sola noche.

Carraspeo un poco mi garganta y en tono de querer "romper el hielo" digo:
— Dani tu familia está así por predicar de Dios y aún así no los dejo a ninguno, ni tampoco a ti — miro la hora del reloj y la ventana para ver si alguien se asomaba, nadie — será mucho mejor que nos vayamos ahora que no aparece nadie.

— tienes razón Anna, vámonos.
Uno a uno se levantan de la mesa, acomodamos algunas cosas y nos fuimos.

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¿arriesgaría tú también por Dios?.

Escrito en lo Oculto ( Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora