15: Heridas abiertas

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Anna.

"El tiempo todo lo cura" es una frase con un poco de razón, sí, el tiempo puede hacer eso y ¿en Jesús? En él, todo va lento, al fin y al cabo toda herida lleva un periodo de cicatrización.

Johan.

Una semana desde que me fui de ese lugar, diario y se que ya no soy el mismo pero ¿todos somos imperfectos? Porque yo soy el ser humano con tanto rencor que aún no aprendí, que en Dios las cosas cambian y las heridas se cierran.

—Johan ¿te encuentras bien?— cada día un millón de pensamientos invadían mi memoria, también pequeños fragmentos de mi niñez, haciéndome acordar que solo era alguien que nunca fue planeado.

— sí, hermana— le contestó y ella entra a mi cuarto, mientras se sentaba a mi lado, veía como tenía la mirada puesta en la nada.

— Johan, mamá me dijo...— estaba mirando su regazo pensando si contarme lo que le dijo, nuestros ojos se encontraron y yo le sonreí, aunque ahora estaba apagado
— mamá tenía razón.

— ¿en qué? —arqueo mi ceja curioso, y su sonrisa aparece.

— cambiaste— se abalanza sobre mi, agarrando mi cuello y dándome un abrazo, ya cerca de mi oído susurra  —quiero ese cambio o lo que te hizo hacerlo.

— algún día lo tendrás por ahora es mejor que sigas tu vida— le digo en un susurro.

Nos quedamos así por unos minutos, yo le acariciaba su pelo corto y a la vez lacio de color negro, mientras que mi hermana no se soltaba de mi cuello.

— debo traerte algo— me vuelve a susurrar, se baja de mi cama y corre hacia su habitación.

Vuelve otra vez corriendo, se sube quitándose sus zapatos de casa y se vuelve a sentar, presentando una pequeña bolsa marrón, algo húmeda en una parte.  Abrió la bolsa y tiró pequeños dulces en la cama, era mis favoritos, al verlos mis ojos brillaron.

— te los guardé para ti — su sonrisa genuina era digna de apreciar —adelante come— dice agarrando uno y poniéndolo en mi mano.

— gracias hermana pero no tengo hambre— deje el dulce caer en mi cama y con mi mano toque mi sien masajeando ese lugar, mi cabeza dolía.

¡no vales, no vales nada! — dice una voz en mi mente, era siniestra.

¿Enserio crees que vales?
¡bicho raro!
¡Quitate del mundo!
¡no sirves para nada, hazlo bien!
Niños como tú no merecen tratos buenos.

— ¿hermano?— me levanté rápidamente de mi cama, me agarré de mi cabeza, estaba harto de escuchar esas voces y de sentir esos fragmentos.

— perdón Isa— reaccione tiempo después , la miro a sus ojos, marrón obscuros.

— Seung... — sus pupilas demuestran la molestia pero vi como pequeñas lágrimas querían salir, eso partía mi corazón —a veces tendrás que callar para escuchar susurros— se baja de mi cama, va hacia la puerta, la abre y la cierra, me hace quedar en las penumbras de mi cuarto.

— ¿vales?  Mira tu pequeña hermana te abandono—  sacudí mi cabeza, no quería ninguna voz dentro de mi.
Otra vez en silencio me puse a pensar.

heridas abiertas— recuerdo a Anna decir eso —es malo dejarlas sangrar ¿no crees? —su sonrisa es imitada por mis labios.

— sí — respondo en esta fría y solitaria habitación — pero soy alguien que las deja sangrar mucho tiempo.

Escrito en lo Oculto ( Libro 1)Where stories live. Discover now