30: Hermanos en Cristo.

33 4 52
                                    

7 años después (Argentina Buenos Aires).

Daniel.

Era un lindo día de sol, en realidad, era una tarde de un brillante astro de color blanco, el cual bañaba en esos rayos dorado a las hojas de los árboles, las cuales eran teñidas de color otoñal, entre escalas de naranja, marrón, rojizas y amarrillas.

— amor— miro como ella unta una tostada en mermelada y se mancha los dedos, para después limpiarlos y comer.

— dime Sara— mire para otro lado.

Yarissa, mi hija de 4 años juega entre las hamacas y los toboganes, mientras que mi hija de 15 años, Jessica, está acostada, escuchando música.
  Ambas niñas son adoptadas, Yarissa es de India y Jessica de Estados Unidos, ambas también hablan distintos idiomas, entre ellos el inglés, español e hindi.

Sara también, pero se maneja mejor con inglés, en cambio yo se manejar cualquier tipo de idioma, me convertí en poglitolo cuando empecé a viajar mucho.

  Gracias a esos viajes, conocí a Sara, quien hoy es mi esposa.

— fue buena idea hacer este pinick entre los cuatros— asentí dichoso y feliz, ella me miro con una sonrisa y yo arquee una ceja.

— ¿que pasa?— se acerca y limpia mi mejilla, eso me hizo sonrojar un poco, ella río y yo bufo de molestia, hay cosas que ella hace que a mi me hacen sonrojar.

—tenias manchado de chocolate— soba mi mejilla, y se va acercando de a poco para darme un beso.

— que asco— escuchamos decir a Jessica ambos nos volteamos y la miramos— no me refiero a ustedes, hay un video circulando por las redes que es asqueroso.

—cuidado con lo que ves, hija— Jess asintió y se volvió a acostar en la manta, Sara se acercó a mí y me dio un beso corto, después me volvió a ver sonriendo dichosa, como triunfadora por haber hecho eso.

Johan.

En el cielo, los colores rosados y naranja, se mezclan con un débil sol, mientras yo estaba acostado mirando las nubes algo grises, la persona de mi lado comía muy ruidosamente.

— Anna...— ambos nos miramos, sus ojos azules se posaron en los míos, y una sonrisa, con mejillas llenas de papitas apareció en sus labios —¡amor!— me rendí ante tanta ternura y belleza, río y la vuelvo a mirar— solo come despacio.

Me volví a acostar y admirar el cielo, hasta que una pequeña cabeza, de ojos chinos azules, con una sonrisa de un niño feliz de 4 años, me miraba detenidamente

— papá— me levante para poder ver a mi hijo mejor, no estaba lastimado pero aún así tenia sus ojitos llorosos— ¿me comprarías algo para comer? por favor— era tan educado y tierno, asiento dicho y tomó su mano para que juntos vayamos a comprar un helado.

Hay gente que dice que el mundo es tan pequeño y hoy les doy la razón de eso

—  papá ¿podrías cómprame un helado de tres bochas? — dijo una niña de tez oscura, mirando a su padre.

Esa familia de 4 integrantes era especial, la mujer era más alta que su esposo, le pasaba una cabeza o quizás más , pero me encantaba por qué ella le tomaba de la mano y la acariciaba, tenía dos niñas una chica de ¿15 o 16? Años y otra que parecía tener 4 o 5 por ahí. 

— Sung Kwan— exclamó su esposa por lo bajo y ahí mi mundo se quedó quieto.

¿Sung Kwan? ¿No era ese el nombre de mi amigo? ¿Park Sung Kwan?, ¿cuantos años habían pasado? ¿5, 6 o 7?, ¿será él o otra persona?

Escrito en lo Oculto ( Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora