18: como David y Jonathan.

45 6 213
                                    

Anna.

Amistad esa pequeña palabra de solo siete letras y aunque es chiquita, para todos tiene un gran significado.

Amigo...
Esa persona que nos mira
Nos soba la espalda y pregunta
Hey ¿cómo estás?
Amigo...
Esas eternas caminatas
Y charlas sin fin.
Amigo...
Aquel que tomó su cruz por ti.

¿Tienes un amigo así?.

Johan.

Miré otra vez el techo color blanco que estaba encima de mi, no le encontraba sentido a la gigantesca mancha color café que también estaba ahí, quien sabe que paso por mi cabeza en esos instantes "semi lucidos" que uno tiene.

Seamos sinceros, uno tiene esos pequeños momentos "semi lucidos" en donde te cuestionas ¿me levanto o no?, ¿desayuno o no?, ¿dejo todo como esta?...

¿Desasparezco del mundo o...

— ¡agh! —digo apretando mis ojos con fuerzas —Johan ya dijimos que no volverías a pensar así— me levantó de manera automática y camino hacia la puerta.

Sonrisa alegre... vamos Johan sonríe, Dios te da una nueva oportunidad para vivir.

Salgo de mi cuarto y veo como mi familia anda de aquí para allá, hablando o riendo; mientras que yo apenas estoy despierto y buscando algo para comer.

— buenos días hijo— le sonrió y se acerca hacia mi para darme un beso en la frente, recibo el té que llevaba en sus manos y cuando estoy por sentarme, ahí recién miro el rostro de mi padre.

Ojos marrones oscuros, casi negros, es como si te escanean hasta el alma para descubrir que paso contigo.

— buenos días —respondo a su mirada y él sigue con lo suyo.

— Seung— mi pequeña hermana me abraza y yo sonrió al fin alegremente.

— hola Mi-hye —papá nos mira a ambos y entonces nos alejamos, ella se sienta a mi lado y come.

Así empezábamos el día, bueno, mi dia, porque mi familia se levantaba desde la 5, yo igual pero oró a esa hora; después de 30 minutos de hablar con mi Padre, vuelvo a dormir o me quedo mirando esa rara mancha color café.

Mi insomnio había sido normal desde mis 16 años, pero ahora podía dormir tranquilo y en paz, mis ojos habían dejado de estar rojos, mi piel fría estaba tomando color al fin, todo en mi cambiaba y aún mi interior.

— hijo te pediré que me ayudes a comprar— asiento con mi cabeza.

...

Eran solo comprar algunas pequeñas cosas en el mercado para hacer una cena a lo grande.

— quédate aquí unos instantes iré a ver algo por allá— asiento y ella va hasta la góndola que me dijo.

— tomates frescos, son los que comprarían Leonel para hacer una sopa— miro el producto que se hallaba a su lado –Arroz blanco, Soledad nos estaría pidiendo 5 paquetes de esos.

De repente giró mi cabeza para ver dónde se hallaba mi madre y ahí me encuentro con alguien...

Sus ojos negros y su cabello del mismo color, su sonrisa de felicidad mirando bobamente los productos de crema y decidiendo cual comprar, su postura recta, llevaba un tapado color negro, y una polera gris, todo hacia juego, se voltea y quedamos mirándonos el rostro por un largo tiempo.

Escrito en lo Oculto ( Libro 1)Where stories live. Discover now