Capítulo 46 : Desorden mental

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Hombres vestidos con batas de laboratorio y con overoles tomaban rutas cruzándose entre sí de forma frecuente, caminaban con prisa intercambiando palabras y ordenes entre ellos, era como por así decirlo, un caos organizado, ya que nadie chocaba contra nadie ni nada, pero si una persona ajena intentaba mezclarse entre toda esa multitud no duraría ni un minuto antes de chocar con alguien y/o alterar la coordinación en los caminos de ida y vuelta que tenían aquellas personas.

Entre todo ese cúmulo de gente podemos identificar fácilmente a una persona en especifico, su gran altura y tamaño ayudo a que notarlo fuera tarea fácil para una segunda persona que se venia acercando desde el exterior.

Este individuo se abrió paso entre los trabajadores al esquivarlos fácilmente, pues conocía muy bien el sistema de movilización, evitó toda charla a toda costa, pues tenia prisa para llegar al centro del inmenso lugar en donde se encontraba el hombre al cual antes había divisado.

- Señor Grimm, traigo malas noticias desde Royal Woods – notificó apenas y se acercó lo suficiente.

- Corey, a ver, dime ¿Qué paso ahora? – pregunto el antes aludido sonando algo irritado.

- Las masas siguen enfurecidas, Jimmy me dijo que las manifestaciones en las salidas y entradas del Complejo han hecho imposible el usar vehículos terrestres para las misiones, me conto que apenas y salían la multitud les bloqueaba el paso, la única forma de salida que queda es por vía aérea – el joven hombre informó con un tono preocupado en su voz.

- ¿De nuevo? – se quejó el alto sujeto – Ahora no puedo ocuparme de eso – agrego mientras intentaba volver a lo que estaba haciendo.

- Pero señor, ya hemos dejado pasar esto por meses y meses, no falta mucho para que esa gente se trepe por las paredes y linchen a Jimmy – Corey se opuso a la falta de importancia que su jefe le daba al asunto.

- Esta bien...si insistes en eso haremos algo al respecto – accedió el presidente aunque sin muchas ganas – toma mi lugar, yo me encargare de eso – ordenó seriamente mientras le daba su espacio de trabajo.

- Entendido señor – el joven hombre se sentó frente a una computadora y sin perder el tiempo empezó a trabajar - ¿Nada mas aparte de esto? – preguntó señalando el monitor.

- Vigila que estos idiotas hagan bien su trabajo – dijo en voz baja solo para Corey lo escuchase.
 
El joven inventor asintió y regresó a su trabajo, por su parte Grimm salió del enorme taller esquivando a todo el personal y sin mencionar palabra alguna, cruzando sala tras sala llegó hasta una zona de parqueadero, de ahí abordó su vehículo con el permiso solicitado salió de aquel lugar, el Pentágono.

Una vez que se censorio que estaba lo suficientemente alejado y que no hubiese nadie mas de curioso procedió a realizar una llamada telefónica desde su teléfono celular, espero pacientemente mientras continuaba conduciendo con su brazo libre.

- Al parecer aún te acuerdas de mi Grimm – mencionó la voz al otro lado del teléfono, cuya tonalidad era algo áspera y ronca.

- Buenos días Padre Hill – saludó el pelinegro algo burlón.

- Si me llamas es por que tienes un problema algo serio ¿O me equivoco? – cuestionó el sacerdote suponiendo lo obvio.

- Esta en lo correcto – el contrario confirmó a la suposición.

- Bien entonces dime, ¿Para que me necesitas? – preguntó de forma curiosa.

- Quiero deshacerme de unas cuantas personas de manera silenciosa – contestó el presidente de forma fria.

- Supongo que quieres que libere al sicario ¿no es así? – cuestionó el contrario.

- Exactamente – afirmó el pelinegro.

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