Capitulo 40

931 75 0
                                    

La noche paso en un abrir y cerrar de ojos, regresé a mí cuarto temprano en la mañana para no despertar sospechas ya que teníamos que seguir en nuestros respectivos roles hasta que todo se descubriera al fin, pero admito que para mí iba a ser complejo fingir, sabiendo que tenía a mi lado al único hombre que he amado y odiado.

Después de darme un buen baño decidí buscar a mi hijo, para ir a desayunar al entrar a su cuarto lo encontré ya despierto jugando con sus bloques, lo bañé arregle y bajamos para disfrutar un buen desayuno en calma antes de que se levantaran los demás que de seguro armarían un gran alboroto en el comedor.

Al entrar a la cocina me topo con una agitada Elsa que mueve cacharros de aquí para allá.

-¡Buenos días!-. Saludo, pero está ni caso me hace, por lo que vuelvo a repetir la acción.-¡Buenos días, Elsa!-. En esta ocasión la mujer se percata de mi presencia y me saluda.

-Buenos días señora, discúlpeme no la había visto y con todo lo que hay por hacer, ando en las nubes.

-No te preocupes Elsa, entiendo la situación hay demasiada gente en este lugar y ustedes son tan pocos.

-Si, pero ni modo trabajo es trabajo, en un momento estoy con ustedes para darles el desayuno.

-No te preocupes Elsa te daré una mano, yo preparo el desayuno para mi hijo y para mí y así tú no te retrasas con tus quehaceres.

-No señora cómo cree, si el señor la ve en la cocina me va a matar se supone que estamos aquí para servirle.

-No te preocupes Elsa, estoy segura que no habrá problemas.

Elsa trata de negarse una vez más pero es demasiado tarde ya me metí de cabeza a la cocina y mi pequeño está feliz porque le prepare sus favoritos, hotcakes con arándanos, mientras estoy en mi labor una voz llama mi atención haciendo que rememore momentos de una linda noche.

-¡Buenos días!-. Saluda William a todos los que nos encontramos allí.
Elsa como siempre tan servicial ya está sacando una taza de café humeante para ofrecerle al recién llegado, gesto que para mí no pasa del todo desapercibido creandome un poco de celos y es que aquí todas las chicas o casi todas babean por él.

-Señora Gabriela no sabía que cocinaba-.Se dirige William a mi captando mi atención.

-No sabes muchas cosas de mí William-. Le contesto se forma pícara.
Al voltear a verle me llevo una sorpresa y es que se encuentra justo atrás de mí, tanto que podríamos compartir el mismo aire y sin pensarlo en un descuido de los demás me voltea para ponerme frente a él y plantarme un beso en los labios,  dándome, el buenos días se aleja dejándome en shock y a él con una sonrisa en los labios.

Después de recuperarme de tal descaro por su parte sirvo los hotcakes en una fuente para disfrutarlos en compañía de mi pequeño.

-Esto huele y se ve delicioso señora-. Me elogia William al sentarse a mi lado.

-Gracias William ¿Deseas probar?
Veo como esté saca un pequeño plato para que le sirva, pero se adelanta Elsa quien al parecer no le gusta un poco de sana competencia y añade.-A un hombre como él hay que darle un desayuno sustancioso que le aporte energía y además debe ser sano-. Dice esto poniendo un gran plato de huevos con tocino acompañado de un tazón de frutas.
¡Será posible! La actitud de esta mujer me está haciendo enojar, tendré que discutir algunas cosas con ella.
Gracias a mis pensamientos ridículos no puedo evitar que una medio sonrisa se escapé de mis labios, pero antes de agregar algo más somos interrumpidos por Marcelo quién nos saluda a todos y manda a William a tomar sus alimentos a otra zona apartada haciendo que se despierte en mi más odio por él, como si fuera poco se sienta a mi lado en plan de enamorado y empieza a robar de mi comida cosa que hace que pierda el apetito por lo que me concentró en tomar solo mi café y observar a mi pequeño disfrutar de su comida absorto de lo que pasa a su alrededor.

-¡Cariño! cuando termines necesito que te organices y lleves tu mejor bikini ya que la fiesta continuará en el mar

-¿En el mar?

-Si, preciosa vamos a ir todos en el yate a navegar, almorzaremos allí y festejaremos.

-Marcelo disculpa mi ignorancia, pero con la fiestica de ayer no tuvieron suficiente?

-Preciosa se trata de mi cumpleaños es una fecha especial y debe celebrarse por todo lo alto por lo que será todo un fin de semana de fiestas.

Estoy harta de toda esta mierda de señor todopoderoso de Marcelo y de actuar como una idiota frente a sus invitados.
-Entiendo que te gusten las celebraciones ostentosas y las fiestas sin fin, pero para mí ya fue suficiente con la fiesta de anoche.

-¿Que estás queriendo decir Gabriela?

-Estoy diciendo, que no quiero festejar más por hoy, que estoy harta de tanto exceso de tus amigos.

Veo como se encoleriza se levanta y levanta su mano para pegarme, cierro los ojos esperando el golpe pero este no llega y asustada miro hacia arriba encontrandome con los ojos de mi maldito demonio quien le había tomado la mano a Marcelo para evitar que me pegará.

Este al ver la acción de William se enoja más y le exige que lo suelte.-Cuando este hablando con mi mujer, tu no te metas William.- Le grita Marcelo a William. Rápidamente me fijo si mi hijo está presenciando tal escena pero para mí fortuna ya se lo han llevado.

-Señor en este momento su casa está llena de personas entre ellos futuros socios que estoy seguro no le conviene vean este tipo de escenas.
Marcelo se lo piensa bien.-Tienes razón William.

-Mientras tanto ¡Tú perra! Te espero arreglada y lista para irnos-. Me exige una vez más, pero yo no estoy dispuesta a dejarme mangonear y pongo pelea.
-No voy a ir a ninguna parte Marcelo.

-¿Insistes en desafiarme?

-Si quieres mátame por eso hazlo, pero yo no pienso ir para ver una partida de borrachos faltando me al respeto y a ti follandote a cuánta puta te encuentras en el camino.

-Eso lo evitarias si tan solo tu te encargaras de satisfacer ciertos apetitos pero como a la niña se le dió por guardarle fidelidad eterna a un muerto.

-No digas estupideces Marcelo.

-A no, te aseguro que en vida ese malnacido te puso los cuernos cada vez que le dió la gana mientras tú lo llorabas o esperabas que volviera a ti.

-No te permito que hables así de él.

-O si no ¿Que harás? ¡Ha! Dime ¡Perra!

Me lleno de tanta rabia y frustración que le doy una sonora cachetada haciendo que le hierva más la sangre, pero este no se queda quieto después de pasarse la mano por la mejilla levemente enrojecida me toma del cuello y estrujando me contra la pared empieza a apretar mi cuello con fuerza, está tan enojado que no le hace caso a sus empleados cuando le suplican me suelte, cuando el aire me empieza a faltar y empiezo a ver borroso, siento que lo obligan a soltarme haciendo que caiga al piso y vea todo oscuro.

Esclava (Terminada)Where stories live. Discover now