Capitulo 23

1.6K 122 0
                                    

Tres años después

Dicen que el tiempo nos hace olvidar todo, pero cuando tienes a tu lado un pequeño de tres años que es su viva imagen es difícil hacerlo. Sí, mi pequeño es un milagro que se salvó de toda esa locura a la cuál fui sometida y gracias a él aún estoy cuerda. Bueno según yo, porque algunos de mis conocidos creyó en algún tiempo que estaba chiflada. Todo porque lo único que recuerdo en medio de mi inconsciencia fue su voz y mientras estuve hospitalizada, creí verlo pero cuando me despertaba buscándolo como loca me decían que el no estaba allí, que solo estaba soñando, que eran imaginaciones mías debido al stress al que me ví expuesta.
Cuando me empezó a tratar el psicólogo me di por vencida porque si seguia por ese camino me iban a decir loca o peor aún me tendrían más lastima de la que veo en sus ojos día a día cuando recuerdan aquel episodio.

En cuanto a las locas de Alex y Elisa se que fallecieron, los hijos de Alex creó que se quedaron con su papá.
Y... Domenico dicen que también corrió el mismo destino, jamás encontraron su cuerpo, fue lo que me dijeron; pero sé que no estoy loca, el está vivo y más cuando cada día desde que nació el pequeño Salvatore, siento que el está presente, ya que encuentro una rosa roja en mi cama.
Puede parecer escalofriante pero así es él, loco con manías extrañas y únicas; aún recuerdo cuando dormía cerca a él y al despertar siempre lo encontraba viéndome dormir, esa sensación de ser vista aún me acompaña al día de hoy, aunque parezca extraño ya me acostumbre.

Aún no entiendo porque quiso desaparecer si ya todos lo que lo querían muerto no están.

-¡¡Gaby!! Ven ya llegaron todos-. Me llama Marcelo para ir a celebrar el cumpleaños de mi chiquitín.

-¡Ya voy!-. Terminó de arreglarme para bajar y atender a los invitados.

Marcelo ha sido un gran apoyo para mí durante todo este tiempo, durante el embarazo estuvo pendiente de mí, iba a cada ecografía, cita, al curso  psicoprofiláctico e incluso estuvo en el parto, pensé que no lo soportaría pero si lo hizo y jamás me abandono. Se comportó como todo un caballero conmigo nunca se propaso conmigo y cuando me  propuso ser su socia acá en Norteamérica acepte de inmediato, estudié y me convertí en su mano derecha.

Al bajar me encuentro con una buena cantidad de personas, por más que le pedí a Marcelo que lo hiciéramos sencillo el insistió en aquello de las relaciones públicas y de que algunos de sus socios se iban a sentir mal por lo que termine cediendo.

-Estas hermosa, pequeña-. Marcelo me saluda con un beso algo cerca de la comisura de mi boca. Hace tiempo está con la misión de conquistarme según el, soy la mujer de su vida y quiere que esto sea real, no una apariencia frente a los demás. Por mi parte he sido renuente porque aún amo a Domenico y anhelo que algún día se deje ver aunque sea para darle una cachetada por ser tan cretino.

-Gracias, tu no te quedas atrás-. Y es verdad, Marcelo sigue siendo muy guapo. Muchas dirían que está como los buenos vinos. Esa camisa azul oscura acompañada con los jeans negros resaltan su maravilloso cuerpo tonificado.
Pasa su brazo por mi cintura para acercarme a él. -Me encantas ¿Te lo había dicho?-. Dice a mi oído.

Yo al escuchar esto sonrió.- ¿Tanto como para olvidar a tus sumisas y conformarte conmigo?-. Le pregunto retandolo. Sé que le encanta esa forma de vida.

-Si me das la oportunidad y me lo pides no lo pensaría dos veces.

Su respuesta me descoloca, en verdad ¿Le gustó tanto? No creo.

Mientras avanzamos entré invitados que invaden la casa que comparto con Marcelo, repartimos saludos y agradecimientos por acompañarnos.

A lo lejos veo a mis padres que viajaron desde Italia para acompañarnos hoy y que están felices desde que pueden vivir su amor sin esconderse de nadie se les ve radiantes. Dejo a Marcelo hablando con uno de sus socios y avanzo hacía ellos.

Esclava (Terminada)Where stories live. Discover now