Capitulo 17

2K 131 0
                                    

Estaba un poco ansiosa por saber a dónde nos dirigíamos pero lo que más me volvía ansiosa era el salir por primera vez después de tanto tiempo; no tenía ni idea de dónde estábamos parecía una gran isla, pero en el tiempo de estar aquí jamás me topé con ningún excursionista.

El auto se detuvo de repente y Marcelo al salir del coche me tendió su mano sana para ayudarme a salir, gesto que poco agrado al demonio que rugía tras de mí, no me importó y acepté la mano que Marcelo amablemente me tendía, al salir, el golpe del frío de la noche de inmediato me hizo temblar, pero Domenico que estaba detrás de nosotros con rapidez lo resolvió poniendo sobre mis hombros su chaqueta impregnada de aquel perfume característico que me hipnotizaba haciendo que me percatara de cierto artilugio que estaba en mis partes haciendo estragos en mí.
Caminamos hacia unas escaleras metálicas pero no entendía el porque hasta que alcé mi vista topandome en lo alto con un helicóptero negro que nos esperaba, estaba tan emocionada de subirme a esa cosa  por primera vez que casi me voy de narices subiendo las escaleras, pero Marcelo una vez más me ayudo evitando mi caída con su mano sana me sostuvo; estás acciones terminan por enojar más al energúmeno de Domenico que no tuvo reparos en alzarme en volandas y llevarme hasta el mismísimo helicóptero, ponerme el cinturón y sentarse a mi lado, afuera solo se escuchaban las carcajadas de Marcelo que continuaron dentro del helicóptero. -Hermano te hemos perdido.
-No digas estupideces Marcelo
-Pero es la verdad, está belleza te tiene agarrado por las pelotas.
Al escuchar aquello sentí como mis mejillas se ruborizaban y le mire con extrañeza, pero él no contesto solo me evadió volteando su rostro para ver por la pequeña ventana de aquel aparato. Cuando esté se elevó sentí un vacío en mi estómago haciendo que me pusiera nerviosa y como acto reflejo puse mi mano sobre la pierna de Domenico aferrandome a ella como si fuera mi salvación, él percatandose de ello, puso su mano sobre la mía apretándola levemente haciendo que me sintiera más tranquila.
El resto del camino lo pasamos en silencio, aunque en algunas ocasiones Marcelo decía cualquier tontería, siendo callado de forma cortante por Domenico.
Al llegar aterrizamos cerca a una gran mansión.
-Gabriela cuando salgas agáchate, evita las aspas del helicóptero-.Me grita Domenico ya que el aparato hace mucho ruido.
Les miro con extrañeza.
-Si preciosa es cuestión de seguridad no queremos accidentes-. Dice Marcelo quien se nos adelanta y sale primero.
Domenico me toma del brazo ayudándome a salir, ambos nos agachamos hasta ponernos a salvo de aquel aparato.
Mientras trato de organizar un poco mi cabello que siento desordenado por el viento se acerca a nosotros un hombre mayor, alto y un poco robusto de cabellos blancos y piel tostada por el sol.-Bienvenidos a mi humilde morada-. Dice abriendo los brazos como si fuera a dar un abrazo.
-Gracias por tu amable invitación Pietro -.Contesta Marcelo.
-Domenico tú como siempre haciendo una gran aparición.
-Tu sabes, no puedo decepcionar.
-Y esta hermosura que los acompaña-. Dice dirigiéndose a mí.-Mucho gusto hermosa mi nombre es Pietro Olardi-. Toma mi mano para darle un beso.
Oigo como Domenico carraspea.
-Si, Gabriela es hermosa pero no la compartiremos, así que amigo mío más te vale alejar tus manos de ella-. Contesta Marcelo poniendo su brazo alrededor de aquel hombre y alejándose de nosotros.
Al entrar en aquel lugar lo que veo me asombra y no es precisamente el lujo del sitio que pasa a segundo plano tras ver lo que sucede ante mis ojos; me encuentro rodeada de hombres y mujeres vestidos de negro en su mayoría, algunas chicas ataviadas con elegantes vestidos y algo que no dejo pasar es el detalle en sus cuellos sé cuál es el que domina a quien, para mí sorpresa no solo hay mujeres en ese plan también hay varios hombres en compañía de mujeres.
Cada vez que avanzamos en este lugar es como si me internara en el mismísimo infierno hay personas siendo azotadas por otras, mujeres que sirven de mesa sosteniendo copas o utilizan su cuerpo para servir comida siendo utilizadas como bandejas, hombres siendo sodomizados por otros, mujeres que gritan al ser penetradas por extraños aparatos por una parte estoy aterrorizada pero por otra parte por muy enfermo que se escuche me excita.
-Tranquila pequeña no te preocupes nadie te tocará a menos que quieras y yo lo permita cosa que no pasará-.Me susurra Domenico al oido.
Unos gritos que vienen del fondo de la habitación me alertan haciendo que tome del brazo a Domenico.
Al fondo hay una chica desnuda amarrada de pies y manos, a su lado está un hombre que la azota e insulta, también toca sus partes íntimas con lo que parece un vibrador. 
-No te asustes pequeña al contrario de lo que piensas ella lo está disfrutando.
Mmm...no veo como alguien pueda disfrutar de que lo maltraten,insulten y golpeen así. Pienso.

Los tres nos sentamos en un cómodo sillón esquinero que estaba en el fondo de aquel lugar, de allí podíamos observar todo lo que pasaba en aquella fiesta. Un mesero con muy poca ropa se acerca a nosotros para ofrecernos algo de tomar, los tres aceptamos y bebíamos mientras veíamos a nuestro alrededor. Era extraño como si ellos nunca hubieran estado en una fiesta así y no supieran como actuar, pero después de un rato una mujer se acerca a Marcelo le habla al oído y este se aleja con ella despidiéndose de nosotros con su mejor sonrisa.
-Domenico! Que maravilla verte por aquí-. Dice una mujer mayor pero atractiva, de cabello rubio, ataviada con un lindo vestido negro que resalta sus curvas.
Domenico se levanta del sillón para saludarla con un beso en la mejilla, acción que provoca en mi ira. Pero quién se cree esa? Pienso.
-Porque no estás disfrutando con tu sumisa como lo hacen los demás, las salas están muy bien equipadas.
-Si lo sé y no lo dudo ya me pondré al corriente acabo de llegar y tu mascota donde está?
-jajaja...digamos que está disfrutando de su recompensa fue un buen chico.
-Entiendo.
-Cualquier cosa que desees ya sabes dónde encontrarme. -Le guiña el ojo y dándole un beso en la mejilla se retira la tipa esa.
Domenico vuelve a sentarse a mi lado
Pero le ignoró, estoy tan enojada.

-Eres tan evidente pequeña-.Dice soltando una carcajada.-Pero no te preocupes hoy soy solo seremos tú y yo, además yo tampoco deseo compartirte con nadie-. Susurra en mi oido enviando una corriente por todo mi cuerpo y como si esto no fuera suficiente besa mi cuello, de repente siento como la mano de Domenico se cuela dentro de mi vestido, viajando hacia aquel lugar que desea su atención desde hace tiempo, desgarra mis pequeñas bragas como ya es costumbre, siento sus dedos invadir mi entrada haciéndome jadear. Mi cuerpo lo reclama quiero que me haga suya una vez más.
-Vamos a un sitio más privado-. Dice de repente sacándome de mi burbuja de éxtasis. No respondo solo asiento y le sigo a través de un pasillo, al final de este nos topamos con una gran puerta de doble ala, al abrirlas se muestra ante nosotros lo que parece un estudio muy elegante lleno de libros, sofás sofisticados y una gran mesa de billar a un costado.
Domenico pasa su brazo por mi cintura acercándome a él, pone mi cabello hacia un costado para besar mi cuello y hombro, la sensación que se siente es maravillosa haciéndome olvidar toda la locura que presencié afuera, cosa que solo Domenico logra hacer y es que acepto que me enamoré como una tonta de esté hombre malvado. Tomando mi mano me invita a seguirlo hacia uno de los sofás, ya no tiene puesta su chaqueta ni corbata sin embargo sigue viéndose elegante e imponente. Nos fundimos en un beso que corta la respiración, siento como mi vestido de desliza por mi cuerpo dejándome totalmente desnuda frente a él, me toma en sus brazos abrazándome fuertemente.
-Se que debo dejarte ir pero no estoy preparado.
Extrañada me alejo un poco para verle a la cara.-A que te refieres? No entiendo es como si te estuvieras despidiendo.
-Ya lo entenderás pequeña por ahora solo quiero disfrutar de este momento juntos.
Con aquellas palabras rondando me la cabeza me dejó ir entregandome a él fundiendonos en uno, si esto es una despedida quiero que sea memorable, quiero que cada vez que cierre mis ojos recuerde su piel cálida, su incipiente barba rozando mi piel, sus brazos musculosos agarrándome fuerte, su aroma hipnotizante que no podré olvidar jamás.
-Pequeña porque lloras?- pregunta desconcertado.
No me había dado cuenta que lloraba.
-No pasa nada estoy bien solo quiero disfrutar este momento contigo.
Limpia mis lágrimas y acostado sobre mí me hace el amor lentamente tomándose el tiempo para acariciar y besar cada parte de mi cuerpo.
De repente una explosión fuera acompañada de muchos gritos y golpes nos saca de nuestra burbuja. Domenico rápidamente se levanta, busca su ropa y empieza a vestirse.
-Vístete Gabriela rápido-. Me grita sacándome de mi trance, me levantó como un resorte para ir en búsqueda de mi ropa, los golpes y lo que parecen disparos siguen afuera, la puerta es golpeada fuertemente asustando nos a ambos, antes de abrir Domenico se cerciora de que efectivamente estoy vestida cuando lo hace, abre la puerta con cautela, mientras en la otra mano tiene su revolver listo para atacar si es necesario, al darse cuenta quien es se relaja un poco y dejando a entrar a un Marcelo con el cabello enmarañado, su camisa sucia y con un revólver en alto me preguntó si afuera todo será un campo de batalla.
-Que bueno que los encuentro, debemos irnos ya!
-Que pasa Marcelo?
-La perra te encontró y está aquí debemos escapar
-Que pero si nadie sabía que estaba aquí-.
-Casi nadie sabía amigo, pero acá está y debemos salir

Esclava (Terminada)Where stories live. Discover now