Capítulo 29

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Cuando creo que todas las aguas vuelven a su caudal estás vuelven a agitarse y está vez por mi culpa.

Estaba besando a Marcelo y no sé ¿Que paso? que seguimos el beso cuando somos interrumpidos por una puerta que se azota y a Marcelo que es arrancado de mi lado.

Veo a Doménico que está sobre él, golpeándolo tan fuerte que creo lo matará.

-Domenico ¡suéltalo!- Grito para que pare pero no me escucha.
-¡Suéltalo!- Le vuelvo a gritar pero nada que escucha, por lo que me acerco para tomarlo por la espalda y es inútil este hombre es gigante y provoca que me caiga de espaldas.

Al ver que no puedo hacer nada, salgo al pasillo y gritó para que alguno de los guardaespaldas venga a ayudarme, finalmente lo logró y llegan dos hombres a mi rescate, que logran separarlos y se llevan al pobre Marcelo que no se ve muy bien, maldita sea casi lo matan a golpes y todo por mi culpa.

-¿Pero que estabas pensando? ¡Estás loco! O ¿qué?-. Le recrimino a Doménico y empiezo a darle golpes en el pecho, no puedo creer que le haga esto a su mejor amigo, casi lo mata.

Doménico, ignora mis golpes y se acerca empujándome hasta la pared, allí pone sus manos en mi cuello y me grita. - ¿Porque me haces esto Gabriela? no ves que no toleró que nadie te toque, tu eres mía, entiende eso de una ¡puta vez! Veo odio en sus ojos y este cada vez aprieta más mi cuello, la respiración se hace difícil, lucho para que me suelte, mi voz sale con dificultad. Manoteo, para que me suelte pero no lo hace, su mirada está vacía es como si no estuviera acá. Cuando siento que voy a desmayarme por la falta de aire Doménico me suelta haciendo que pierda el equilibrio, caigo al suelo mientras toso fuertemente.

-Perdón Gabriela no quise hacerlo me excedi-. Trata de tocarme pero me alejo y es que no puedo creer como reaccionó, tengo miedo de verlo así.

-Pequeña por favor entiéndeme, no toleró esto, yo te amo y los celos me enceguecen, perdóname Gabriela.

Se acerca para tomarme de la mano y no lo acepto, con dificultad me levanto del suelo y corro al baño para ver en qué estado quede; al verme en el espejo me llevo un gran susto, tengo las manos marcadas de Doménico en mi cuello y para completar el paisaje mi rimel está todo corrido parezco un maldito mapache.

-Gabriela, Gabriela! ..por favor perdóname no quise hacerte daño.
Volteó a ver el rostro de aparente culpa de Doménico, pero algo se rompe en mi y es que el amor que creí sentir por mi demonio tambalea, vienen a mi, pequeños fragmentos de los recuerdos que viví a su lado, son tan pocos los momentos felices, que mi corazón por fin escucha a la sensata voz de mi cabeza y al escuchar ese grito desesperado que lanzan mis sentidos me espabilo para actuar como hace tiempo debí hacerlo.

-Domenico vete de aquí, quiero estar sola ¡lárgate!

-Pe, pero...Gaby! Por favor

-Que te largues, de una puta vez!

Escucho como azota la puerta al irse quedándome sola.

Me doy una ducha relajante para tratar de quitarme toda la tensión que tengo. Imágenes de lo que acaba de pasar me asaltan, no puedo creer como reaccionó Domenico, al parecer esa es su verdadera naturaleza y tengo mucho miedo de que sea capaz de quitarme la vida en un ataque de ira.
Salgo del baño envuelta en mi albornoz, me visto con unos jeans y una playera por último me pongo unos tenis, me peino haciéndome una sencilla cola de caballo y salgo de mi cuarto decidida a ver cómo está Marcelo, no puedo quedarme en mi cuarto sin saber que paso con él, cuando salgo al pasillo me encuentro con papá por lo que aprovecho para preguntar.
-Papa, sabes ¿dónde está Marcelo?
-Tuvimos que llevarlo al hospital hija estaba inconsciente y temiamos lo peor...-. Papá se detiene y ve las marcas en mi cuello. -Pero hija ¿Que te paso? Tu cuello-. Acerca su mano para tocar mi cuello y examinar más de cerca.

Esclava (Terminada)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum