Capítulo 31

1K 70 0
                                    

Un ruido de vidrios rompiéndose y lo que parecen disparos, hacen que me levanté como un resorte en medio de la noche, a mi lado no está Marcelo y mas aterrada aún, me pongo de pie; busco el arma que guarde bajo la almohada. Supongo que por andar entre mafiosos algo se me pegó.
La tomo, salgo de la habitación no sin antes haberme puesto un buen par de tenis; hace mucho aprendí que no hay como proteger los pies y tener un calzado cómodo ayuda, cuando te amenaza el peligro. Al salir a la sala todo luce tranquilo, pero abajo en mi local sigo escuchando ruidos por lo que me dirijo allí, con cuidado avanzo revisando los destrozos, la cocina parece que fuera el escenario de una batalla campal y sale fuego de los fogones de gas y del cuarto de suministros, rápidamente voy por un extintor para sofocar el fuego, que con trabajo logro extinguir, pero fuera escucho más gritos, disparos y cristales rompiéndose.

Abro la puerta de la cocina con cuidado y a lo lejos detrás de una mesa volteada veo a Marcelo acompañado de uno de sus hombres defendiendose de los que están afuera, disparando como locos. Cuando la lluvia de disparos cesa decido hacer mi entrada, al parecer uno de aquellos hombres entra para asegurarse de haber hecho bien su trabajo, pero no cuenta conmigo y llevándose una sorpresa le disparó directo al pecho y la cabeza, con la adrenalina aún haciendo estragos en mi cuerpo reaccionó rápidamente cargandome al otro tipo que venía detrás.
Continuó avanzando como si no hubiera un mañana ya no me reconozco, me han hecho sufrir tanto que me convirtieron en esto, una mujer que mata a sangre fría.

Escucho mi nombre ser pronunciado por Marcelo que viene hacía mi alarmada, veo como la mancha de sangre en su camisa se hace más
grande. -Marcelo ¿Te hirieron?

-Nena estoy bien, debemos ¡¡Largarnos ya!!

-Pero.. Marcelo ¿Sangras mucho!.. ¿Como que bien?

-No podemos esperar más, talvez no tengamos una tercera oportunidad, lo de mis heridas después lo veremos.

-Pe..Pe..Pero ¡¡Marcelo!! Mi hijo que??

-Ya di orden que lo recogieran sube por lo necesario y vámonos de aquí.

- ¿Como sabías dónde recogerlo?

Tomando un gran soplo de aire, contesta resignadamente.-La mujer que lo cuida fue mi nana durante mucho tiempo y le pedí el favor que cuidara de tí y de Salvatore.

- ¡¡Genial!! Parece que jamás me dejarán de vigilar.

-Es por tu bien Gaby entiende eso.

-Tal parece que nunca podré volver a tener una vida normal-. Resignada doy media vuelta quedandome petrificada y viendo todo a mi alrededor, no puedo creer que todo se va al infierno otra vez, siempre que construyó algo lo derrumban en un segundo, pero ya no lo permitiré lucharé y no me verán llegar.

-¡¡Gaby!! ¡¡Gaby!! ¡Despierta!

Los gritos de Marcelo me sacan de mis pensamientos. Rápidamente reaccionó y corro hacia el segundo piso, primero tomo un morral y meto allí documentos, ropa. Voy al cuarto de mi pequeño tomo un poco de su ropa, su peluche favorito y ya viendo a mi alrededor veo que no me falta nada más, con tristeza dejo este lugar que se convirtió en mi refugio por tantos meses y sin que importarme lo que dejó atrás, me voy a reunirme con Marcelo quien ya se encuentra en la calle.
A toda velocidad llegan dos camionetas negras con las ventanas tintadas, uno de los hombres de Marcelo se adelanta y nos abre la puerta, subimos rápidamente para no volver más a pisar está ciudad, a lo lejos se escuchan sirenas talvez los vecinos alertaron a la policía.

En el camino, el silencio es nuestro compañero nadie dice nada, solo escucho algunas órdenes que Marcelo da a sus hombres y eso es todo. Llegamos al aeropuerto más exactamente a la zona de los hangares, allí nos da la bienvenida un hermoso avión privado negro con decoraciones doradas, nos bajamos y rápidamente se nos indica que debemos subirnos no sin antes pasarle nuestros pasaportes al oficial del hangar, quien me ve de modo extraño supongo que se debe a mi ropa, aún traigo puesta mi pijama y un abrigo que me pasó uno de los hombres de Marcelo y no hablemos del nido de pájaros que he de tener en mi cabeza ya que ni tiempo de peinarme tuve. Este revisa que todo esté en orden, a mi lado está Marcelo quien armado con un gran abrigo cubre la herida que se, aún sangra, el finge estar normal pero su palidez y sudor lo delatan, espero que nos dejen pasar rápido, el oficial aún un poco dudoso nos da vía libre al fin para subir, al entrar en el avión me recibe mi pequeño Salvatore, el tiene las mismas pintas que yo pero no me preocupa lo importante es que este a salvo, nos sentamos juntos y es aquí cuando empieza mi pequeño detective a formular preguntas.

-Mamá ¿Que ocurrió?¿Porque el tío Marcelo está acá?

-Hijo debemos irnos un tiempo, tu tío nos protegerá.

-¿Mamá, son de nuevo los hombres malos? ¿Los que mataron a papá?

-Si hijo, pero vamos a estar bien, no te preocupes-. Lo tomo entre mis brazos cargándolo como si fuera un bebe, arrullandolo. No estoy segura si estaremos bien, pero daría mi vida por él, si es necesario.

A mí alrededor todo es un descontrol, los hombres de Marcelo traen equipaje y se organizan en los asientos, Marcelo se sienta a mi lado y guiñándome el ojo se arranca la camisa que traía, haciendo que vuelen botones por toda la cabina, la azafata que venía por el pasillo con un botiquín se sorprende al ver esta acción y dando una medio sonrisa coqueta se acerca a Marcelo para limpiar sus heridas. Cansada de ver el filtreo de este par y viendo que la herida de Marcelo no es muy grave, al parecer se le soltaron algunos puntos.

Decido alejarme y pregunto por algún lugar donde pueda dormir mi hijo ya que este se está quedando dormido entre mis brazos. -Gaby llévalo atrás hay un cuarto donde estará cómodo-. Responde Marcelo.

-¡Gracias!
No sé, porque siento está rabia creciendo dentro de mi, es como si tuviera celos de la tonta que cura a Marcelo pero ¿Porque? Si el y yo no somos nada, en fin tengo cosas más graves de que ocuparme dejaré de pensar en tonterías.

Uno de los hombres de Marcelo se acerca para ayudarme a llevar a mi hijo al cuarto, le agradezco y cuando llegamos, cierro la puerta y me tumbó junto a mi pequeño, la verdad también estoy agotada, cierro mis ojos y me dejó llevar.

Un ruido de algo cayendo a mi lado me despierta, se trata de Marcelo, quien se quita la ropa, al parecer cree que estoy dormida aún, por lo que me quedo inmóvil viendolo con la poca luz que sale del cuarto de baño. Marcelo a pesar del tiempo que ha pasado sigue siendo un hombre guapo que se mantiene en forma, sus tatuajes, el vello en su pecho y brazos lo hacen ver salvaje y sexy ¿Pero, que hago? Esto no está bien, cierro mis ojos, pero al pensar en la imagen que ví de Marcelo, solo con un boxer blanco frente a mi hace que las hormonas se me descontrolen, sin poder dormir más me levanto dejándome llevar por la tentación abro la puerta del pequeño baño y veo a Marcelo duchándose tras la cabina es una imagen de lo más sensual ver a este semental de piel bronceada haciendo una acción tan normal como bañarse, cuando estoy a punto de salir para volver a dormir siento como jalan mi brazo y automáticamente me encuentro frente a Marcelo, quien me sonríe de forma maliciosa, con sus manos recorre mi cuerpo sacándome la ropa mojada y dejándola de lado, nos besamos apasionadamente bajo el agua que cae sin parar, empieza a besar mi cuello, toca mis senos que se ponen duros con su toque, pero mis manos también pican y desean deleitarse con su piel que se siente caliente aún bajo el agua.

-¡¡Gaby, Gaby!!-. Escucho que me llaman, pero no quiero irme de dónde estoy.

- Gaby ¡Despierta!

Al abrir mis ojos veo a Marcelo quien se encuentra frente a mi, al parecer todo se trató de un sueño y anoche no paso nada, resignada pregunto a Marcelo ¿Que pasa?

-Preciosa ya vamos a llegar, traje un poco de ropa para ti alístate y ven afuera.

Pensando que es ropa prestada de alguna de sus perras, me invade la ira.
-No debiste tomarte la molestia devuelve esa ropa, que talvez es de alguna de tus amigas-. Le contestó con sarcasmo.

-¡¿Estas celosa Gaby?!

-No digas tonterías, solo te digo que no necesito ropa prestada yo traje la mía.

-Escucha Gaby me gusta estar preparado y hace mucho ordené que en cada uno de mis aviones y casas incluyendo las de seguridad se adquiriera ropa para los tres. Si quieres revisa son prendas nuevas, además preciosa nunca dejaría que usarás ropa de otras, tú mereces lo mejor.

-No digas tonterías, ahora cuéntame ¿Dónde está Salvatore?

-Se levanto temprano y mi nana Ruth se encargó de ayudarme con él. Está bien no te preocupes.

-¿Cuando tiempo tengo para arreglarme?

-En diez minutos aterrizaremos.

-Esta bien, me daré prisa entonces.

Después de adecentarme un poco salgo para sentarme adelante junto a mi pequeño que ya está ansioso por saber dónde llegaremos.

Yo solo espero poder llegar allí y encontrar un poco de paz.





Esclava (Terminada)Where stories live. Discover now