Capitulo 16

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Domenico

El destino me la ha jugado una vez más ¿Como es posible que esté enamorado de mi media hermana?
Tiró el vaso que tenía en mis manos estrellandolo contra la puerta y está se abre mostrándome, un sorprendido Marcelo que entra de repente.
-¡Domenico! ¿Que es lo que pasa?-. Pregunta mientras observa el destrozó que cause. -¿Porque andas destrozando todo?-.

-Nada que te importe, porque no vas mejor a qué tu perra te consienta.

-¡Maldito, cabron! no me cambies el tema, sabes muy bien a que vine hasta acá.

-Te equivocas no sé porque vienes a irrumpir de esa manera.

Suelta una de sus características carcajadas.-Con el escándalo que estás formando aquí no hubieran tardado en venir cualquiera de tus hombres, además venía en camino porque debemos hablar; no puedo permitir que te sigas haciendo esto, ¿que no ves cómo estás tratando a la pobre chica?

-A ti que te importa como trato a mis mujeres, que yo sepa nunca te ha importado que haga con ellas es más participabas.

-Tienes razón, pero he visto lo que eres con ella y veo por fin vida en tus ojos, te quiero como a un hermano y deseo tu felicidad ¿Que ocurrió allí? ¿Que te hizo cambiar así?

-Nada paso, solo que no sirvo para esas tonterías.

-Ya sé, estás muy estresado con todo lo que te hizo la perra de tu mujer. Porque, mejor no vamos a la fiesta de esta noche así te distraes, muestras una vez más que eres el hombre más poderoso de Italia y de paso te exhibes con tu nueva adquisición.

-No estoy de humor para eso, además ella no está preparada para ese tipo de reuniones.

-Ya verás le diré a Elisa que le ayude a arreglarse y de paso le de unos consejos.

-Piensas ¿Que es buena idea?

-Si.

-Esta bien, hazlo-. Muevo las manos para restarle importancia y quitarme al pesado de Marcelo de encima.

Gabriela

Un golpe en la puerta hace que me sobresalté, limpió los restos de lágrimas que aún tengo en mis mejillas, me levantó pero antes de ponerme en pie escucho de nuevo golpes fuertes en la puerta.

-Abre la maldita puerta perra, no me voy a quedar todo el día esperando a que la princesa se digne a abrirme-. Grita la que creo es Elisa tras la puerta.

Cómo si no tuviera suficiente con la aptitud de Domenico viene ahora está mujer, imagino que a esparcir su veneno.

Con desgano abro la puerta y como lo pensé me encuentro con la cara agria de Elisa y pensar que antes de conocerla la admiraba me parecía una chica hermosa y sexy.

-¿Que quieres Elisa?-. Pregunto.
Sin decir nada entra a la habitación casi arrollandome a su paso, en sus manos trae pequeños bolsos de cosméticos y uno que otro vestido colgando de su antebrazo.
Sorprendida me giro hacia ella.-¿Que es esto? ¿Que pasa? y ¿Que haces con todo eso?-. Digo señalando todo lo que carga.

-Escúchame tonta, para ambas es obvio que nos odiamos pero debo seguir las órdenes del amo y el me ordeno que te arreglará para esta noche, cosa que no me agrada pero debo cumplir-.

- ¡Arreglar! ¿Para que?

-No preguntes tonterías y ven de una vez que debo ponerte presentable.

Dudo unos segundos antes de ponerme en sus manos pero está me toma de la mano jalandome hacia ella.

Empiezo primero por darme un baño ya una vez lista llega hasta mi el monstruo de Elisa con la tortura, se encarga de ponerme cera en casi todo el cuerpo depilandome por completo y si que fue una tortura para mí; más cuándo puso aquella mezcla caliente sobre mi parte más sensible dolió como los mil demonios y puedo asegurar que la maldita lo disfrutaba.

Esclava (Terminada)Where stories live. Discover now