Capitulo 1

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1992

Su cuarto había sido asechado por la música al tope, Boggie Fevers de The Sylvers necesitaba más oyentes aunque ella era la única en todo el barrio que los escuchaba. Aparte de la banda The Soft boys.

Sally, su hermana. La miraba con asquedad mientras sacudía sus sabanas. No era el tipo de música que ella estaba acostumbrada a oír, aunque lo soportaba por el simple hecho de que era ella, Abbie.

Ambas hermanas dormían en el mismo dormitorio, un espacio pequeño pero alcanzaba para hacer sus locuras. Guardaban sus recuerdos de sus conquistas por debajo del piso de madera. Aunque Abbie tenía su caja vacía, nadie la había podido conquistar, ni mucho menos habían podido tener una cita con ella. Las expectativas de un romance de Abbie eran muy altas y más aún cuando ella no quería terminar como su madre, ni mucho menos tener un matrimonio como el de ella.

Tenían un padre abusivo.

Abbie se acercó a Sally bailando, balanceando sus brazos pretendiéndola agarrar. Ella en cambio la recibió con un chillido advirtiéndola lastimarla, sin embargo, siguió marcando el paso hasta cortar la distancia.

Soltó una risa coqueta tomándola de sus hombros para seguir la canción, poco a poco el cuerpo de su hermana se fue llenando de la melodía hasta dejarse llevar.

¿Cómo podían verse tan hermosas haciendo algo tan sencillo?

Se llamaban Roux Still. Eran consideradas las niñas más lindas del campo.

Sally era caracterizada por la mujer de las piernas gruesas. Claro que lo era, pero a Sally no le gustaba por el simple hecho de que la sexualizaban.

Abbie Roux su aroma era vainilla y su piel relucía más que las demás, ella aparte de ser su hermana, era su mejor amiga. Llegaba de la nada a su lado a susurrarle al oído lo muy linda que era y lo sensual que se veía.

Su hermana siempre le correspondía con una sonrisa ladeada y apretón de manos. Era su verdadero amor y siempre lo fue.

A simple vista Abbie parecía estar bien, toda su familia la conocía por ser la más fuerte pero nadie miraba fijamente sus ojos para conocer su interior.

Ella estaba muerta en vida.

Siempre se sentaba sobre el filo de su cama y escribía cartas al universo pidiendo un amor deseado. Muchas veces ella pensaba que era una tontería pero luego se cacheteaba a sí misma por pensar en aquello, debía tener fe.

¿Pero las decisiones del universo se deben forzar?

Tiró de ella por debajo de su cama, no rechistó. Movió su cabello contra el viento y viró sobre su propio eje mordiendo su labio hacia el espejo mientras apretaba sus senos.

—¿Crees que soy bonita? — Abbie le cuestionó intrigada a su hermana. Bajó el volumen del tocadiscos.

Fue mucho por ese día.

—¿Quieres que sea sincera? —se encogió de hombros. —Mis amigos vienen según hacer tareas conmigo, —su hermana alzó sus dedos formando comillas —cuando en realidad solo vienen por ti. Hay días donde solo me toca asentir en silencio, no puedo decirles que no. Son mis únicos amigos.

Abbie arrugó su nariz sonriendo, le parecía tierna verla enojada.

—¡No sé qué te causa gracia! —gritó tirándole un cojín en la cara.

—También eres linda Sally. —ella soltó un suspiro negando. Abbie rodó los ojos atrayéndola al espejo —Mírate, tienes quince años y tienes buenas piernas. Agradece nuestra genética.

Para él©Where stories live. Discover now