Capitulo Final

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Abbie murió en el dos mil cincuenta y nueve, a sus ochenta y tres años. El señor Jofred murió un año antes, nunca hicieron luego algo en su contra, Abbie tenía un gran corazón que sabía perfectamente perdonar.

Antes de la partida de ella, Abbie quiso ver la caja de recuerdos, obviamente se la trajeron hasta su cama ya que no podía pararse, eran también sus últimos días.

Sus nietos ayudaron a sacar todas las cosas, pero ella quería ver específicamente algo, una carta

Miró el papel viejo y amarillo, con sus manos temblorosas la abrió y se la estiró su nieto Adam para que la lea en voz alta.

Sabes.

Hoy ha permanecido a mí la esperanza de amar y ser correspondido, siento en mi corazón un deseo grande de unirme a ti, vivir muchas cosas juntos y hacer realidad nuestros sueños, ser felices como yo quiero.

Tal vez no te exprese la palabra que deseas escuchar, por algo me lo guardo cuando estamos juntos, pero te amo y te lo he demostrado. No lo dudes. Yo tampoco dudo de ti, me lo has demostrado pasando juntos y haciendo lo que hicimos.

Fue muy bello, no lo olvidaré.

Aquello nos demuestra que nos amamos y queremos estar juntos por siempre.

Cada día que pasa te extraño, te extraño mi querida, Abbie.

Pero te pido disculpas si en algún momento te he faltado el respeto, no quiero arruinar lo nuestro que es tan bonito y sano. Por eso te busco, porque te amo y no quiero perder al amor de mi vida.

Llevamos mucho tiempo conociéndonos pero cada momento que pasamos juntos, me haces enamorarme más aun de ti.

Te necesito, a solas te recuerdo y viene a mi mente el deseo de buscarte y decirte cuanto te amo.

Para mi eres parte de mi vida que está cada día más latente por lo que siento. Aunque nos pongan barreras no me separaran de ti.

Así venga un jodido tsunami a la ciudad, aprendería a nadar para sobrevivir y buscarte.

No te fallaré, contigo formaré algo nuevo.

Al final intentamos algo más y hemos logrado mucho y espero que recuerdes que te amo. Te amo, Abbie.

Abbie sonrió al terminar de escuchar lo que contenía, miró al fondo de la caja y sacó su anillo, lo colocó sobre su dedo, este le nadaba ya que había adelgazado esos últimos meses.

Ella murió esa noche, murió con el ultimo recuerdo de su gran amado.

Abbie murió con él como siempre lo quiso hacer.

—¡Mamá, llegaste! —Ana le gritó a su madre al verla llegar, esta acariciaba a su perro Noel, corrió a ella y la envolvió en un gran abrazo. —Te hemos estado esperando, demoraste mucho.

—¿Noel me extrañaba? —ella negó sonriendo.

La mirada de Ana se posaba encima de su hombro, Abbie se dio vuelta y ahí estaba él, como lo había prometido. Bills con un ramo de rosas rojizas.

—Bienvenida, Abbie.

Sus nietos decidieron hacer de ese libro uno nuevo, el que Ana había escrito, las hojas se estaban pudriendo y necesitaba un final.

Entonces yo, Adam Campbell, nunca pensé que el don de escribir fuera heredado por mi madre, pero fue en ese momento supe que había nacido específicamente para terminar su libro, el libro que había escrito para él.

FIN


Para él©Where stories live. Discover now