Capitulo 33

1 0 0
                                    

Así pasaron un par de meses, hice lo posible para que Bills fuera feliz, cocinábamos juntos y cenábamos del mismo modo. Recordábamos todo lo pasado, las locuras que hacíamos, solo lo bueno, lo feliz y sano.

Nunca topamos el tema de mis cortadas o que pasó con mi esposo, Bills no quería que la situación se colocara incomoda. Éramos felices solo hablando de ambos.

Como siempre lo fue.

Seguía existiendo esa conexión increíble, nuestras risas encajaban y de que hablar nuestro humor.

Una tarde, tenía mi día libre pero quise sorprenderlo con una tarta de mora, quería que esa tarde fuera especial ya que habíamos notado que se iba decayendo cada vez más.

Pero no se pudo, al ingresar noté un ambiente tenso, supe que algo había mal.

Dejé la tarta en la mesa. —¿Bills? —lo llamé y no tuve una respuesta, caminé a paso rápido a su habitación.

Bills estaba acostado, su piel estaba mas pálida. —Llegaste a tiempo —me dijo.

—Bills no. —pronuncié llorando.

—Ven acércate, cariño. —su voz se escuchaba ronca, le costaba ya respirar.

—No me dejes, por favor...

Bills intentó reírse. —¿Dejarte? ¿En qué momento te he dejado? Siempre he estado para ti.

—Sabes a lo que me refiero.

Él negó cerrando sus ojos.

—Nunca te olvidé Abbie, siempre pensé en ti. —sollocé con dolor, tomé su mano y la puse en mi rostro. —¿Recuerdas la noche en que nos escapamos para ir a la feria?

—Vomité esa noche porque comí muchas palomitas.

Empezó a reírse provocando que tosiera. —Revelé una foto, está en mi cajón, agárrala, es tuya.

Negué.

—Abbie.

—¿Sí?

—Fui un tonto, no debí dejarte, tú eres mi mujer ideal —susurró acercando mi mano a sus labios. —No te dejaré sola, ¿de acuerdo? Siempre estaré contigo, te voy a recibir en el cielo con flores rojizas como tu cabello.

Sonreí tocando mi cabello, estaba un asco. —Mi cabello con canas.

—Porta esas canas con orgullo, tú eres muy valiente, siempre lo fuiste y es de admirar.

Bajé su mano y acerqué mi rostro con el suyo, sabía que estaba mal pero quería hacerlo. Quería besarlo por ultima vez. Nuestros labios toparon y el beso dio un hecho en la habitación. Me llevó a años atrás, al mirar sus ojos vi al muchacho que me había enamorado.

Ahí estaba mi Bills.

Él cerró sus ojos mientras mostraba dolor en el pecho. —¿Bills?

—Te amo, Abbie.

Noté como su pecho se oprimió, empezó a faltarle el aire, grité con desespero tocando su cabeza, y desabotonando su camisón de dormir, no se había cambiado de ropa.

Él estaba esperándome para morir.

Bills cerró sus ojos luego de mirarme fijamente por varios minutos, me quedé estática viéndolo.

—¿Bills? ¡Bills, no! —balanceé su cuerpo, no respondía. —¡No me dejes, Bills! ¡Bills, por favor!

—¡Bills, Bills por favor!

Abbie siguió corriendo detrás de él.

—¡Bills! ¡Detente! ¡Bills!

—¡Bills! —su respiración se iba agotando —¡Te odio, no vuelvas a mí! ¡No te atrevas a pedirme perdón, porque nunca te perdonaré! ¡Vete a la mierda! ¿Me oyes? ¡A la mierda!

Se tropezó con una piedra lastimándose las rodillas y labio. Cerró sus ojos y apretó sus labios por el dolor

—Bills, vuelve.

Susurró.

—Bills, vuelve. —murmuré sollozando en su pecho. —Todavía te amo, nunca dejé de hacerlo, pero no me dejes.

Nunca dejé su mano, me quedé dormida en su pecho por unas horas, pero me despertó un viento cálido que rozó mi cuello.

Entonces miré a Bills, y tomé su celular que estaba en la mesilla de su dormitorio, había pocos contactos.

Ana no me respondió.

Santiago tampoco.

Azula, sí.

—Hola, papá —ella saludó y reprimí un sollozo. —¿Hola?

—Hola, soy la señora Abbie. —tomé una bocada de aire. —El señor Bills acaba de fallecer, necesitamos que sus familiares cercanos estén reunidos para su recogimiento de cuerpo y velorio.

Bills Charles Campbell Gray

1976- 2029

Siempre amé a Bills, de todas las maneras. De lo mas sano hasta lo imperdonable. A pesar de no tener un feliz juntos, él nunca me dejó sola. Siempre lo sentí a mi lado, en todo momento, y como sabía que estaba ahí, hablaba con él.

Por eso dijeron que tenía esquizofrenia, no, no era eso. No hablaba sola, hablaba con el amor de mi vida.

Para él©Where stories live. Discover now