Capitulo 27

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Adam lanza su zapato a la pared, se muestra furioso. Su mandíbula está marcada y su respiración es pesada. Marcus mastica las uñas de sus dedos mientras su talón del pie no deja de golpear el piso.

Ay, mis amores...

—Siento que no me va a gustar el comportamiento del señor Hannath —Jean pronuncia.

Suspiro entrecerrando el libro y les regalo una sonrisa cálida.

—Marcus y Adam ¿me pueden prometer algo? —les pregunto y ellos asienten. —Pase lo que pase, no odien a su abuelo.

—No puedo prometer algo que no voy a cumplir —Adam se levanta y se dirige al baño. Escucho como cierra con fuerza la puerta y guardo unos minutos de silencio.

Los demás me miran esperando una respuesta.

—Ally, Jen. Sé que ustedes no son precisamente mis nietas pero se han criado así, también quisiera pedirles lo mismo.

Jen se levanta y toma con suavidad mis manos —De mi parte, no diré nada. Esto es pasado, mi abuelo que pocas veces lo hemos visto, ha sido el mejor. Nada dentro de mí va a cambiar.

—También en mí. —Ally dice mientras agarra una cuchara y se dirige a la puerta del baño dispuesta a abrirla con eso.

Escucho como Adam grita que lo deje en paz, aun así ella no se detiene hasta que mi nieto sale con su rostro rojo.

—¿Me podrías dejas cagar tranquilo? —Ally arruga su nariz y regresa a todos.

—El que se está yendo en diarrea es Adancito, Marcus.

Busco la mirada de Adam, él me evita.

—Amor... —lo llamo.

—Abuela, yo... —su voz se entrecorta. —No puedo, lo siento.

Jen mira la escena confusa —Mucha intriga, por Dios. Solo sigan con la historia.

Asiento y sigo narrándoles.

TRES AÑOS DESPUÉS

Abbie esperó con enojo a su esposo desde las seis de la tarde, el reloj en ese instante marcaba dos de la madrugada. Resopló con furia mientras se servía más café.

¿Dónde está? Dijo para ella misma.

Luego de media hora Jofred llegó ebrio como todas las noches de los fines de semana, con una botella de trago en la mano mientras se balanceaba, sus pantalones y camisa estaban manchados de tierra, lodo o lo que sea.

¿Dónde estaba el esposo lindo con el que Abbie se casó?

Abbie se paró agarrándole el brazo, él se zafó con enojo y ella dio un brinco.

—¿Por qué llegas a esta hora? ¿Dónde estabas? —ella le dio la bienvenida con preguntas.

—Por favor, solo vengo a descansar. Déjame solo.

Dejó una botella vacía en la mesa. Abbie insistió en ir detrás de él hasta a la cocina. Se apoyó en el marco de la puerta mientras veía como su esposo se servía más wisky con hielo.

Jofred se lo tomó a pecho y volvió a servirse. Al bajar el vaso miró a su esposa.

—¿Qué? —le preguntó.

—¿Qué te sucede a ti?

Él se encogió los hombros y volvió a servirse.

—Nada, solo quiero olvidarme de este infierno.

Para él©Where stories live. Discover now