Una catástrofe siempre puede ser evitada, o al menos eso dicen. Todo proyecto de autodestrucción lleva una planificación previa, un aviso interno. Pero, ¿qué pasa cuando ese protocolo se rompe? Jane Anderson lo había hecho, había destrozado su vida...
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Jane:
Todos se sobresaltaron con mi presencia, sobretodo Yudy, cuyos ojos casi amenazaban con salirse de las órbitas. Miró a Travis de forma extraña, al parecer ella no sabía que yo estaba al tanto de la situación con mi familia.
—Lo sabe todo Yudy —habló mi hermano, confirmando mi idea—, no pienso mantenerla engañada por más tiempo.
—Ya era hora de que la pequeña Jane aprendiese a vivir con la realidad de su familia y saliese del burbuja de cristal donde la encerraron —se encaminó a la puerta—. Habla con ella Travis, y luego nos ponemos en contacto.
Yudy se fue y mi hermano se encargó de explicarme a detalle su conversación. Mis expresiones iban de extremo a extremo cada vez que pronunciaba una palabra. Cada verdad pesaba más y todas las mentiras que antes fueron dichas, se convirtieron en un cristal roto, con una capacidad extraordinaria de cortar y hacer daño.
Mis esquemas de familia feliz, se cayeron al suelo. Pero no estaba clara de hasta qué punto estábamos implicados, hasta que Travis no comenzó a explicarme lo que teníamos que hacer para salir.
Lo único que agradecí de todo, es que al menos la reputación de mis padres cambió un poco, luego de que mi hermano me dijese que ellos solo entraron a ese mundo, para ayudar a aquellas mujeres a tener una vida decente. Y a pesar de que al inicio fue una idea genuina, terminó por convertirse en la soga al cuello de sus propios hijos.
—Sabes, lo que más me cuesta creer es que una persona como Yudy, haya ideado todo eso —dejé salir, algo aturdida.
—Mamá solía resaltar la capacidad de ella para ser un amor en la casa y una fiera en el trabajo, así que a mí no me sorprendió del todo.
—Entonces —intenté dar orden a todas mis ideas—, ¿qué hacemos primero?
—Tú te vas a duchar y a estudiar, yo voy a crear el nuevo usuario y mañana contactaremos con la página.
—Travis, por favor, no vuelvas a dejarme al margen.
—No lo haré —revolvió mi cabello—. Ahora anda a hacer tus cosas.
—De acuerdo —me disponía a marcharme a mi habitación cuando la voz de mi hermano volvió a llamar mi atención.
—Anderson, ¿tienes alguna manera de comunicarte con Cameron Chester?
—Para ser sincera, no, de hecho, ni siquiera lo recordaba si no fuese porque me dijiste que era el muchacho de la consulta —comenté pensativa—, pero conozco a alguien de su grupo de apoyo y creo que puede ayudarnos.
—Bien, haz eso y yo veré el resto —depositó un casto beso en mi frente y fue hacia su laptop, para comenzar lo que le había indicado Yudy.
Me fui a mi habitación mientras mi hermano se encargaba de la transacción de mi herencia a su cuenta piloto. El capital con el que contaba en el banco, me daba la posibilidad de vivir unas 10 vidas si preocuparme de trabajar, así que solo desviamos el 30% de la misma. Con ese fondo bastaría para llamar la atención en la web y así nos quedábamos también con un respaldo por si ocurriese algún inconveniente.
