Capítulo XXXIV

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Matteo:

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Matteo:

Jane se me había desplomado en el sofá mientras hablaba. Yo intenté hacerla reaccionar con alcohol, pero al ver que no respondía, la agarré en brazos y salí corriendo hasta donde el portero del edificio, quién rápidamente se movilizó y llamó a una ambulancia.

En el trayecto al hospital me puse en contacto con Travis, el que no podía salir de su casa, pues, gracias a todo el enredo de la familia, su vida colgaba de un hilo. Así que acordamos, le mantendría al tanto hasta del ritmo de la respiración de su hermana, literal.

No más la bajaron de la ambulancia, entró a urgencias y me pidieron esperase fuera en lo que la trataban. Lo irregular de mi pulso y el movimiento constante de mi pierna, denotaban nerviosismo extremo, el que no mejoró hasta que uno de los doctores salió y dijo que ya habían logrado estabilizarla.

El diagnóstico que me dieron de su situación fue un poco extraño, explicaron que todo había sido producto de elevados niveles de estrés. Pero mi inconformidad habló más alto y pedí le realizaran más exámenes.

Ya a las nueve, ella se encontraba su habitación de hospital bien despierta y con hambre. Así que me ofrecí a buscar algo para comer, siguiendo la larga lista de peros que explicó el médico de cabecera.

Buscar comida con tantas especificaciones, era una verdadera locura. Había lugares con los alimentos que ella necesitaba, pero que no te permitían modificaciones en el menú y viceversa. Por eso casi beso al chef de un pequeño restaurante, que además de tener una oferta bastante variada, siguió al pie de la letra todas las restricciones que le comenté.

Volvía muy contento con mis dos bolsas de comida, cuando encontré a Jane hablando con otro de los doctores del hospital. Ella le sonreía a medias y no levantaba la vista de sus manos para mirarle a la cara.

—No puedo hacerlo —le dijo.

—Pero lo necesitas, es más, ya vamos tarde —contestó aquel hombre con suma confianza.

—Ahora no puedo, en cuanto las cosas por mi casa mejoren, juro que lo haré y es mi última palabra.

— ¿Sucede algo? —interrumpí su conversación.

—No, tranquilo —respondió ella—, solo estábamos hablando de lo mucho que necesitaba descansar, porque llevo varios días sobrecargada.

— ¿Ustedes se conocen? —pregunté sin más.

—Sí —respondió el doctor confianzudo—, ella era una de las visitas más reiteradas a este hospital mientras estuvo en "La Caridad". Casi siempre coincidíamos en mis turnos de guardia, por eso nos conocemos.

—Ah, de acuerdo —metí las manos en los bolsillos—, pues, me alegro que el médico que está atendiendo a mi mujer ya la haya tratado antes —dije y Jane abrió los ojos como platos—. Ahora, si no tiene ninguna otra indicación, ¿podría dejarnos a solas?

Cuervo // Vínculo // ✓Where stories live. Discover now