Capítulo XLII

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Matteo:

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Matteo:

Hacían 6 semanas de la conferencia de prensa que marcó un nuevo inicio para cada uno. Todos habíamos vuelto a casa ese día con el corazón en la boca y miedo a lo que pudiese pasar con Jane luego de asesinarlo. Pero John logró hacer que todo pareciera en defensa propia y así no tener que responder un proceso judicial.

Por otra parte, Travis se la pasaba pidiéndole perdón a su hermana por haberle dejado en aquel lugar cada vez que podía. La doctora Brown, bajo todas esas condiciones, se quedó a cargo de la clínica, que gracias a Yudy pudo conseguir patrocinio. Supuestamente todos estaban en paz, así que había acordado con Anderson salir, dar una vuelta y de paso darle una pequeña sorpresa.

—Hasta que al fin —protesté, pues llevaba dos horas esperándola en la parte baja del edificio.

—Disculpa fue difícil conseguir esto —sacó de su bolso unas llaves cuando presionó el botón rojo en el llavero, sonó el Toyota aparcado frente a nosotros.

— ¿Y esto? —solté—. Dime que no es de ningún negocio negro esta vez.

—No —rió a la par que ponía sus ojos en blanco—, estás bastante estresado, Matteo. Vamos, sube.

Nos adentramos en el vehículo y la verdad es que estaba bastante cómodo y bueno, para colmo era nuevo así que manejarlo sería una maravilla. Arranqué el vehículo con una idea ya clara de nuestro destino en carretera.

La canción ¨Black in Black¨ de ACDC sonaba a más no poder dentro del reducido espacio, ambiente que complementaba por completo el exótico baile de Jane. La alegría que naciente dentro del automóvil era contagiosa, tanto así que a no nos sentimos las dos horas que duró el viaje.

Aparcamos en un lugar abierto, bastante poblado por los árboles y al parecer nuevo para Anderson porque parecía una bobita mirándolo todo con los ojos abiertos. Esas expresiones tan inocentes las amaba en ella.

— ¿Qué es este sitio, Matteo? —preguntó maravillada con la exuberante vegetación.

—Le dicen el bosque de los deseos —respondí—, lo descubrí un día por azar. En estos árboles hay tallados sueños y deseos de las personas. Se dice que si encuentras un árbol sin tallar puedes escribir en él tu deseo.

—Vamos, ¿qué esperas? —me dijo y salió corriendo como si aquel lugar lo conociera de pies a cabeza.

—Espérame, Jane.

—Yo quiero un árbol —habló mientras acomodaba sus delicados dedos entre los míos y me hacía una especie de puchero.

— Eres una malcriada —le dejé un beso en la frente y nos adentramos entre la arboleda.

Después de unos 10 minutos aproximadamente que llevábamos buscando encontramos un árbol vacío. No era muy grande como los otros, pero con que estuviese sin tallar, ya era suficiente.

Cuervo // Vínculo // ✓Where stories live. Discover now