Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Génesis | Capítulo: Charla profunda
2 DE JUNIO, 2020
Guardo el archivo terminado en la carpeta de la facultad y me aseguro de haberlo enviado correctamente antes de apagar la computadora y devolverla a su lugar.
Me tiro directamente en el sillón, dejando caer mi cabeza hacia atrás hasta casi tocar la pared. Después de estar casi cuatro horas sentada en una misma posición, mi espalda pide un respiro.
Mi celular suena con la llegada de un nuevo mensaje y protesto ante la simple idea de tener que estirarme para agarrarlo. Mi cansancio se borra apenas lo hago al leer el nombre de Enzo entre las notificaciones.
Abro su mensaje, es una foto suya con el barbero del equipo mientras éste le corta el pelo. Sonrío como tarada y respondo con una foto mía tirándole un beso, añadiendo varios emojis de los que tienen corazones en los ojos antes de enviarla.
Nos vimos casi todos los días durante el pasado mes cada que alguno tenía tiempo libre, mayormente es él quien viene a mi departamento después de entrenar, una hora o dos, hasta que alguno está lo suficientemente cansado como para no poder seguir más la conversación.
Aunque es lo suficiente como para que las cosas entre nosotros funcionen y fluyan mejor.
Está semana apenas pudimos vernos anoche durante unos minutos ya que Enzo hoy tenía entrenamiento por la mañana y después por la tarde se iba directo a la concentración para el partido de mañana de River.
Espero al ver el escribiendo... por parte de Enzo, pero me veo obligada a dejar el celular a un costado cuando el timbre del departamento suena.
Me levanto forzosamente y agarro las llaves que dejé sobre la mesada esta mañana en el camino a la puerta; miro por la mirilla de ésta antes de abrir y sonrío.
–¿Por qué tocas timbre y no entras con tus llaves? –le pregunto a mi prima manteniendo la sonrisa divertida en mi cara.
Me hago a un costado para que entre y cierro nuevamente detrás de mi, siguiendo sus pasos hasta el interior del departamento.
–No quería entrar pancha por mi casa por las dudas que estés con Enzo –contesta, dejando sus cosas sobre una de las sillas y terminando de quitarse el abrigo– ¿No está? –cuestiona al darle una rápida mirada al lugar, sin encontrarlo.
–No, mañana juega así que está concentrando –respondo, pasándole un vaso de agua mientras toma asiento al otro lado de la barra de la cocina.
Asiente, dándole un largo trago al vaso antes de volver a hablar.– Conseguí un departamento, acá a unas pocas cuadras -me cuenta, sorprendiendome.
–¿Por qué? Te dije que podías quedarte conmigo todo el tiempo que quieras, no me molestas –le recuerdo, volviendo a tomar asiento en el sillón, quedando frente a ella.
