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Enzo | Capítulo: Herida

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Enzo | Capítulo: Herida

23 DE MARZO, 2020

–¡Dale Enzo, dale! –distinguía a lo lejos los gritos Marcelo, como en cada entrenamiento.– ¡Estamos a Martes recién, con más ganas te quiero!

Intento nuevamente recuperar la pelota pero se me hace casi imposible. No logro seguirles el ritmo a mis compañeros, por lo que me frustro conmigo mismo y dejo de correr, largando varios insultos mientras tanto.

A esta altura ya no se porqué estoy enojado realmente. Hay tantas cosas que me tienen así que ya no tengo un motivo único.

Desde que descubrí la infidelidad por parte de Florencia hace unos meses, todo mi mundo se vino abajo y lo reconozco. Perdí el enfoque en el fútbol y bajé mi rendimiento tanto así que apenas llego a estar en el banco de suplentes durante los partidos; pero el descubrir que la mujer que me acompañó durante todos estos años y a la que tanto amé me engañó, no es algo tan fácil de asimilar.

No voy a negar que me sentí traicionado y hasta con el orgullo herido.

Intento diariamente concentrarme y esforzarme todo lo que puedo en volver a lo que era y recuperar el estado físico que tenía, pero siendo sincero, es una de las cosas que menos me importa.

Casi hace dos semanas que no veo a mis hijos y esa es una de las principales razones de las tantas peleas que tengo con mi mujer, o ex mujer, mejor dicho. En medio de tantos problemas, el divorcio fue uno de los que menos complicaciones tuvo. Fue una de las primeras y únicas cosas en las que logramos llegar a un acuerdo con Florencia.

Lo complicado está en la custodia de los chicos. Más allá del enojo que tenga en estos momentos con ella, entiendo que es su mamá y que tiene todo el derecho del mundo en seguir viéndolos y por eso mismo estoy dispuesto a compartir la custodia, pero es ella la que todavía no acepta.

Mi abogado le dio a su abogada un plazo máximo hasta el viernes para que lo piensen; y en caso de que no acepten, la situación va a pasar a una corte familiar y un juez decidirá el destino de la custodia, por lo que eso también es algo que me tiene bastante distraído ésta semana.

–¿Como van las cosas con Flor, amigo? –la pregunta de Leo me saca de mis pensamientos, por lo que vuelvo mi atención al grupo mientras caminamos hasta los vestuarios.

–Complicadas –es lo único que respondo junto con una mueca, cansado de escuchar esa misma pregunta casi todos los días.

En cuanto piso el vestuario, camino directamente hacia las duchas, abandonando los botines a mitad de camino al igual que el resto de la ropa de entrenamiento. Tardo unos minutos en estar totalmente limpio y cambiado para así salir nuevamente del vestuario, despidiéndome con un saludo general del resto del equipo






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