16

3.8K 205 36
                                    

Enzo | Capítulo: Encuentros imprevistos

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Enzo | Capítulo: Encuentros imprevistos

28 DE JULIO, 2020

-Avisale a mamá que tenés tarea para hacer, ¿si? -le recuerdo a Pía otra vez, sabiendo cuan poco le gusta y que no perdería la oportunidad de no hacerla.

-Si, papi -contesta cansada de mi insistencia, haciéndome reír.

Le doy un último beso y le acomodo la mochila antes de dejarla ir.

-Decile vos a mamá -le pido a Santiago antes de despedirme de él también. Asiente y me abraza para después correr en la misma dirección que su hermana hasta el auto de Florencia.

No la saludo, ni ella a mí; solamente espero hasta que arranque para volver a entrar. Presiono el botón del ascensor y espero, mirando como los números en la pantallita que está por encima de éste, empiezan a bajar.

El ruido de llaves llama mi atención y miro sobre mi hombro, reconociendo en seguida a la persona que cruza la entrada en dirección a mí.

Al principio no me ve, mantiene la cabeza gacha, metida completamente en el libro que sostiene en su mano izquierda. Recién me presta atención cuando llega a mi lado e intenta alcanzar el botón del ascensor, dándose cuenta de mi presencia.

Nos mantenemos en silencio lo que me parecen unos eternos segundos, hasta que hablo.

-Buenas noches.

El ascensor llega y las puertas de éste se abren frente a nosotros justo, por lo que me hago a un costado, dejándola pasar primero. Ya adentro, presiono primero su piso y por último el mío.

De reojo puedo ver como me observa y poco después corresponde mi saludo.

-Buenas noches -dice apenas y asiento, sin saber que más decir.

Le presto atención cuando su mirada vuelve al libro y me permito admirarla durante unos minutos. Igual de hermosa que siempre.

No hace tanto que la vi por última vez, un mes para ser más exacto, pero se siente como una eternidad.

Esperé que me buscara, que insistiera un poco, pero nada.
Me dió su palabra de no buscarme, de respetar mi pedido, y cumplió.

El problema estuvo al tercer día, cuando me di cuenta de mi error. Quería estar con Génesis; pero tampoco la busqué, dejé pasar el tiempo hasta estar completamente seguro y el estar finalmente ahora cara a cara con ella reafirma mucho más esa teoría.

Sinceramente no se porqué dije lo que dije aquella noche.

Había estado tan enojado toda esa semana después de nuestra discusión volviendo de la casa de Gastón, y hasta desilusionado con su actitud, que distanciarnos fue lo primero que pensé. Creí que sería bueno para saber que hacer con nosotros, si funcionabamos juntos o si era mejor frenarlo antes de llegar más mejor.

Y repito, claramente me equivoqué. El tema estaba ahora en hacérselo saber a ella.

-¿Todo bien? -aclaro mi garganta y dejo de mirarla, manteniendo mis ojos al frente.

-Bastante bien, ¿vos? -me sorprende la naturalidad de su respuesta, esperaba algo más seco o distante.

-Que bueno. Bien también, gracias.

Mantiene sus ojos fijos en mi durante un momento, hasta finalmente forzar una media sonrisa y asentir, para luego volver a leer.

Su indiferencia me mata.

-¿La facultad, bien? -vuelvo a hablar, puediendo verla y escucharla dejar salir un suspiro hastiado.

-Si, Enzo, bien -responde al mismo tiempo que el ascensor se detiene en su piso, dándome una última mirada antes de bajar.

Me quedo en mi lugar, dudando sobre si seguirla o no, y reacciono en seguida cuando las puertas empiezan a cerrarse, interponiendo mi cuerpo entre éstas.

-Génesis, para, ¿podemos...-mi frase queda a medio camino cuando doblo en dirección a su departamento y veo a alguien más delante de ella, apoyado contra su puerta.

El flaco le sonríe y cuando su mirada recae en mí, su expresión cambia a una más de sorpresa y confusión.

-¿Enzo Pérez? -suelta cuando me reconoce. Le devuelvo sonrisa y acepto la mano que extiende hacía mi para saludarme.- Joaquín, es un gusto enorme

-¿Como estás? -digo lo más simpático posible. Génesis finalmente me enfrenta, dando media vuelta.

-¿Necesitabas algo? -interroga y asiento.

-¿Podemos hablar? Cinco minutos, por favor.

-Ahora no es el mejor momento -me rechaza y se que me lo merezco. Asiento y el silencio se hace entre los tres.

El pibe intercala su mirada entre los dos e interviene segundos después, poniendo una mano en la espalda de Génesis, volviendo a sonreírle antes de hablar.

-Esta bien, hermosa, no hay problema. Te espero adentro -le dice y lo único que rescato de eso es el adjetivo con el que se refiere a ella.

Génesis duda, pero finalmente le agradece y le entrega su llave para que entre al departamento. Lo sigo con la mirada hasta que la puerta se cierra y vuelvo mi atención a Génesis.

Me acerco un poco más a ella, manteniendo apenas un par de pasos de distancia entre los dos.

-¿Que necesitas, Enzo? -cuestiona, cruzándose de brazos.

-Hablar -digo y agrego- sobre nosotros.

-No hay un nosotros justo ahora -contesta automáticamente.

-Quiero que lo haya, de nuevo -se ríe irónica ante mis palabras- Me equivoqué Génesis, lo reconozco; y por eso mismo te estoy pidiendo perdón y otra oportunidad.

Baja la cabeza durante un momento, como si pensara en que decir, hasta que finalmente vuelve a mirarme y habla.

-¿Que cambió de aquella noche a hoy para que ahora si quieras estar conmigo?

-Nada -le aseguro- Quería estar con vos en ese entonces y sigo queriendo estar con vos hoy. Lo que dije fue una pelotudez, me deje llevar por el enojo y lo agobiado que me sentía y tiré lo primero que creí coherente -agrego directo y sin dudas.

-Un mes, ¿un mes necesitaste para darte cuenta? -pregunta sin gracia.

Niego reiteradamente.- Quise darte tu espacio, no se, no quería arruinar más las cosas. Me equivoqué, ¿si? No se que más decirte, Génesis.

-Yo no quería espacio, te quería a vos -señala y esta vez no hay ironía en su voz, habla con sinceridad.

-Perdón, en serio. Y si para vos ya fue todo, bueno, no te jodo más -le garantizo y su largo silencio me inquieta.

-Sos un estúpido -suelta finalmente y le doy la razón- Yo...no se, Enzo. ¿Podemos hablarlo mejor más tarde? Ahora no es el lugar.

Una mueca surge en mis labios pero termino aceptando y asintiendo. Mejor moverme a sus tiempos que presionar y terminar mal otra vez.

-Yo voy a estar arriba, si te querés pasar después, cuando termines -le hago saber predispuesto.

Asiente, dándome a entender que lo va a hacer y me siento un poco más tranquilo. Me da una última media sonrisa de labios cerrados antes de dar media vuelta y volver a su departamento.

Espero hasta que toca timbre y el tal Joaquín le abre; y no voy a negar las ganas que tengo de saber que es lo que tiene con él o lo que van a hacer.

Me trago mis celos e intento pensar lo mejor, capaz solamente es uno de sus compañeros de la facultad de los que me hablaba algunas veces.

Odisea | Enzo Pérez Onde histórias criam vida. Descubra agora