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26 DE DICIEMBRE, 2020
Génesis | Capítulo:Celos y equivocaciones
Sonrío al leer el nombre de Enzo en la pantalla de mi celular, el cual suena reiteradamente hasta que finalmente atiendo la llamada, dejando el delineador que estaba por usar para maquillarme a un lado momentáneamente.
–Hola, hermosa –saluda primero, agrandando la sonrisa en mi cara.
No importa el tiempo que llevemos juntos ni la de veces que lo haya escuchado llamarme así o con cualquier otro tipo de apodo cariñoso, siempre termino sonriendo cual adolescente enamorada ante eso.
–Mi amor, ¿como estás? Perdón que no te llamé esta mañana, anduve de acá para allá desde temprano y ni bola le di al celular –me disculpo de paso, recordando haber visto hace un rato nada más la llamada perdida suya que tenía.
–Ah sí, no te hagas problema. Después vi tus historias y me di cuenta. No era para nada importante igual, quería saber como estabas.
–Todo bien por suerte. Vi a mi familia, visité a mis amigas, un poco de la ciudad y eso, todo muy lindo.
Lo pongo en altavoz mientras termino de hablar, viendo la hora en mi reloj y necesitando terminar de una vez por todas con mi maquillaje antes de las chicas lleguen.
–Que bueno, me alegro entonces. ¿La desastrosa como está? ¿Ya rompió algo? –pregunta divertido, claramente haciendo referencia a India.
–No rompió pero si le masticó una sandalia a mamá el día que llegamos, casi la mata a ella y a mí, imaginate –cuento haciéndolo reír, terminando por reírme también yo al recordar aquella secuencia.
–Que piba, eso porque no le pones límites viste.
Ruedo mis ojos hacia atrás, manteniendo mi labio inferior entre mis dientes reprimiendo una sonrisa. Le encanta repetírmelo cada que tiene la oportunidad.
–Enseñale vos, entonces. Es tu hija también te recuerdo –opino jodiéndolo, guardando algo de silencio entre palabra y palabra mientras intento no gesticular demasiado al pasar el delineador negro por la esquina de mi ojo izquierdo, buscando dejarlo igual de simétrico que el otro.
–Te escucho medio rara. ¿Que estás haciendo? –cuestiona con gracia.
–Me estoy maquillando.
–Ah, con razón. ¿Vas a salir?
–Si, estoy esperando a las chicas y unos amigos, previamos acá y después al boliche –le cuento, terminando finalmente con mis ojos para pasar al resto de mi cara.
