Capítulo 17

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Entré en casa y cerré la puerta tras de mí notando aún mis mejillas arder. Pero eso no era lo peor en aquel momento.

Horacio: ¿Gus?
Segis: ¿Pero qué te ha pasado? Si estás más rojo que un tomate maduro.

Me fui a mi cuarto sin intercambiar palabra y me tumbé en la cama aún con mi respiración algo acelerada.
Su mirada, su voz, su cuerpo, sus labios...

No podía más, no era normal sentir todo eso. Tenía aún una jodida erección tras lo que había ocurrido.
Me puse a recordar aquel beso que me hizo sentir tanto mientras miraba el techo. Lo habría repetido en bucle miles de veces.

Pero mi compañero interrumpió mis pensamientos.

Horacio: Gusnabo... ¿qué tal con el super?
Gustabo: Te voy a matar, me has dejado ahí solo con él.
Horacio: Era mi plan y ya sabes que mis planes...
Gustabo: Salen a la perfección. -lo interrumpí- Pero no quiero hablar de ello con Segis en casa.
Horacio: Tranquilo, le he pedido que se fuera para que me cuentes toooodo con detalles.
Gustabo: Joder Horacio es que no sé como contar lo que ha pasado.
Horacio: ¿Qué coño ha pasado?

Me miró fijamente a los ojos y aparté la mirada, pero él se puso encima de mí para volver a conectar nuestras miradas. En cambio, no pude evitar soltar un pequeño grito de dolor y placer cuando presionó mi erección, por lo que me tapé inmediatamente la boca.

Horacio: ¿Gustabo...?
Gustabo: Auch... -dije sosteniéndome la zona-
Horacio: Joder ¿siempre que me pongo encima de tí estás así? -me sonrojé- ¿En qué estabas pensando antes de que viniese? -dijo intrigado-
Gustabo: En nada.
Horacio: Algo ha pasado entre el super y tú por lo que veo...
Gustabo: No se de qué me hablas.
Horacio: Has entrado con una cara rojísima, has evitado hablar con nosotros y ahora estás empalmadísimo.
Gustabo: Joder vale, me besé con el superintendente.

Horacio puso una expresión de sorpresa y emoción, seguramente por la alegría que sentiría tras haber conseguido que su plan acabase en aquello.

Horacio: PERO GUSTABOO ¡¡ESO ES INCREÍBLE!!
Gustabo: Ya, ya, para joder que no me puedo mover mucho aún.
Horacio: Perdón, pero en fin, me debes algo eh, si es que tengo las mejores ideas. Pero bueno, te dejo que arregles tu problema, que voy a pensar cómo conquistar a Volkov, porque aquí todo el mundo está consiguiendo lo que quiere menos yo.
Gustabo: ¿Cómo que todo el mundo?
Horacio: Cuando digo eso me refiero que hasta Segis ha conseguido un lío.
Gustabo: ¿Sí o qué? ¿Y quién es?
Horacio: Un tal Emilio, es el hermano de Pablito.

Acto seguido se levantó para irse y resolví mi problema, obviamente pensando en la persona que todos sabemos.

Como la mafia aún no nos dijo nada, aquella tarde nos encargamos de dar vueltas por la zona para ver si conseguíamos nueva información de otras bandas u organizaciones. Conseguimos dos contactos y redactamos un informe de cada uno.

Al día siguiente nada más desayunar, tomarme las pastillas, asearme y vestirme fuimos a comisaría para llevar los informes y recibir la paga de ese día y la que aún nos quedaba pendiente del día anterior.

Gustabo: Hola buenas, queremos hablar con el superintendente.
Leónidas: ¿Tienen cita?
Gustabo: ¿Cómo que si tenemos cita? Él nos encargó que viniésemos aquí.
Leónidas: Nombre y apellidos, en ese caso señor.
Gustabo: Gustabo García, Gustabo con B de bombón.
Leónidas: Vale, déjeme ver... -buscó en el ordenador- Vale, Gustabo García ¿y Horacio Pérez?
Gustabo: Sí Horacio esta aqu... ¡HORACIO!

Mi superintendente [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora