Capítulo 23

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Narra la autora

Volkov ayudó a Horacio a sentarse en las sillas de recepción de la comisaría.
La noche estaba tranquila y aquel día Volkov era el encargado de vigilar la comisaría por si había cualquier tipo de emergencia. Apenas pasaba gente por la calle, a pesar de que la noche era calmada y tranquila. Seguramente estarían en los bares y chiringuitos que se encontraban al lado del puerto.

Por fortuna o desgracia, esta zona de fiesta se encontraba algo lejos de la comisaría. La parte negativa era que si había cualquier enfrentamiento tardaban algo más en llegar al lugar, pero lo positivo incluía que se ahorraban el echo de tener que escuchar la música tan alta y a borrachos cerca de la zona. Aunque, por mucho que esto fuese una ventaja, aquel día ésta no parecía cumplirse.

Volkov: A ver Horacio, siéntese con cuidado.
Horacio: Comisario... me estoy mareando un poco, ¿me puedo tumbar?

Asintió y le llevó a los vestuarios donde le ayudó a tumbarse en uno de los bancos. Cerró la puerta, como obligaba en el cartel de la entrada y se agachó a su lado.

Volkov: ¿Está bien?
Horacio: Estoy muy bien. -dijo mirándole a los ojos-
Volkov: Bien. ¿Me puede decir qué han hecho para estar así?
Horacio: Vale...pero sólo porque eres tú. -se sonrojó- Estábamos en la playa y nos unimos a un botellón. Pero mi hermano y yo nos pusimos a beber un poco de más.
Volkov: ¿Gustabo es tu hermano?
Horacio: Sí...bueno no de sangre, pero lo considero como tal porque llevamos juntos desde que apenas teníamos 3 años. Y a lo largo de nuestra vida sólo nos hemos tenido el uno al otro. Tuvimos una infancia complicada...
Volkov: Joder... Lo siento.
Horacio: Sí, realmente él hacía de mi hermano mayor y afrontábamos todo juntos. A pesar de que había algunos momentos muy duros. Pero ahora vivimos aquí en Los Santos, nos mudamos, empezamos una nueva vida y ahora somos felices sirviendo a la policía. ¿Sabes? Siempre había querido vivir al lado del mar y cuando vimos que nuestro nuevo hogar tenía unas vistas increíbles enfrente de nosotros me quedé asombrado. Pero Gustabo se pidió el lado que daba al mar.
Volkov: -rio suavemente- Bueno, aún así tienen una muy buena casa. Ya que su habitación dé a un lado u otro es otra cosa. Lo que podrían hacer, si tanto le gustaría despertarte con las vistas del mar, es cambiarse la habitación con Gustabo cada ciertas semanas.

Horacio miró con ternura al comisario, el cual continuaba agachado a su lado. Desde que ambos se encontraban así de cerca, el corazón del de cresta latía feliz. Nada le hacía más feliz que mirarle a los ojos y compartir su historia con aquella persona que tan especial se había vuelto para él.

Horacio: ¿Pero sabes qué pasa? Que las vistas con las que yo me quiero despertar no son las del mar.
Volkov: ¿Y con qué vistas le gustaría despertarse?
Horacio: Mi vista favorita al despertarme sería...

Apenas el más joven pudo terminar la frase dado que su teléfono sonó en su bolsillo. ¿Quién había interrumpido tal momento?
Se disculpó y el ruso salió de la estancia para dejar privacidad al de cresta. Éste último contestó desganado al móvil.

Llamada

Horacio: ¿Sí?
Segis: ¿Cómo que sí? ¿Dónde estáis? ¿Que os ha pasado? ¿Por qué Gustabo no está disponible?
H: Ah no sé. Estará sin batería.
S: ¿Y a tí que te pasa ahora?
H: Me acabas de joder el momento en el que me declaraba a mi crush -dijo desanimado-
S: ¡¿A Volkov?!
H: Sí, estamos en comisaría porque nos han detenido pero ni te preocupes.
S: ¿Queréis que vayamos a buscaros?
H: Sí anda. Ni tenemos coche.
S: Vale pues llegamos allí en 10 minutos. Hasta ahora.
H: Chao.

Colgó y se levantó lentamente para observar aquella sala. La luz era pobre e iluminaba lo suficiente dado que sólo se encontraba encendida la de emergencia. Seguramente Volkov habría decidido no encender las luces para evitar sobrecargar la mente y visión de Horacio en su estado.
Nunca se habría imaginado los vestuarios de la policía así, es más, ni siquiera sabía que eran comunes. Ciertamente la curiosidad y los celos de pensar en que sus compañeros de oficio habrían visto al comisario sin camiseta le incitaba a buscar su casilla y ver si su cuerpo estaría tan expuesto frente a otras personas.
Comenzó a buscar entre las casillas el nombre de su amado. Miró disimuladamente por la pequeña ventanilla de la puerta para observar que nadie estuviese por allí y adentrarse por un pequeño pasillo para seguir investigando, dado que no la había localizado todavía.
Llegó a una pequeña sala con cuatro compartimentos individuales de cambio y una taquilla en cada uno de estos.

Se encontraba la de "Greco Rodriguez", "Michelle Evans", "Jack Conway" y "Viktor Volkov". Dedujo que aquellas cabinas eran para las personas de mayor rango dentro del cuerpo y se contentó al saber que el cuerpo de su querido Volkov podría ser sólo para él y sus ojos. Entró en este último y trató de abrir la casilla, la cual no tenía seguro, probablemente porque estaría prohibido entrar allí.

Se encontró varias camisas, pantalones y uniformes de policía limpios y ordenados. Toda la ropa le encantaba porque olía a él y sin duda le encantaba su atrayente y embriagador perfume. Sin darse cuenta, su mirada se dirigió a una caja, la cual abrió provocando que sus ojos brillaran ante tal hallazgo.

La ropa interior del comisario limpia y alineada.
Sin dudarlo agarró un bóxer negro y una perversa pero muy tentadora idea pasó por su mente.

Horacio: Volkov, ya me perdonarás, pero necesito tenerte cerca de mí...y qué mejor forma que con esto.

Lo metió a su bolsillo, feliz de saber que podría sentir su aroma cerca por las noches. A pesar de ser una idea un tanto loca, para él le suponía una forma de sentir al comisario a su lado por las noches, dada la difícil situación que le estaba causando el declarársele. Además, todavía no tenía seguro si realmente quería nada con él y por su personalidad le apenaba el echo de que probablemente no quisiera nada con Horacio. Pero debía animarle el echo de haber compartido unos momentos a solas con él aquella noche.

Dejó todo como lo había encontrado y salió de los vestuarios a la entrada en donde estaba Volkov anotando el registro mensual de robos en el ordenador.

Mi superintendente [INTENABO]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon