Capítulo 41 [+18]

1.2K 67 12
                                    

Nos encontrábamos subiendo el ascensor sin decir ni una palabra. Miraba enfrente de mí a algún punto fijo, pero no podía pensar en otra cosa que en el hombre que tenía al lado de mí. No lo veía pero tan solo su presencia me cautivaba, al igual que su característico y elegante perfume.

Su usual atuendo de camisa blanca, corbata, pantalones gris oscuro, pistoleras y gafas de sol causaba una reacción en mí, nunca me habían llamado mucho este tipo de vestimentas, pero una vez asociadas a aquel superintendente todo cambió por completo. 

Su forma de dirigirse a mí era única, nunca nadie me había conseguido sentirme de aquella manera, jamás. Cada vez que me hablaba parecía como la primera y aquello no es fácil conseguirlo. ¿Realmente estaba enamorado?

Conway: Adelante Gustabín.

Pasé al apartamento y el mayor cerró tras de sí. Con llave.

Conway: Contra la pared.

Respiré hondo y me aproximé a la pared azabache. El apartamento entero era de dicho color, con grandes ventanales tintados, muy adecuados para la situación en la que estábamos gracias a que desde afuera nadie podía observar el interior pero desde dentro se podían contemplar las maravillosas vistas desde uno de los rascacielos más importantes de la ciudad.

Él se acercó a mí por detrás. Comenzó a palpar mi anatomía comenzando por abajo. Iba subiendo poco a poco por mis piernas, manteniendo el sentido del camino por la parte interior de estas. Si seguía así algo despertaría antes de tiempo.

Conway: Dime Gustabo. ¿Cuándo te tocaste tú solito por última vez?

Retuve el aire y mis mejillas ardieron cuando escuché aquel susurro. Sus manos subieron por mis rodillas e invadieron mis muslos.

Gustabo: Creo que... creo que esta mañana.

Noté una presión en mi muslo derecho que hizo sobresaltarme un poco. Se levantó y su aroma me invadió cuando se colocó justo detrás de mí, siguiendo con el afán de subir poco a poco hasta alcanzar mis glúteos.

Conway: Esta mañana. ¿En qué pensaste para ello?

Tragué pesado. Mierda, no sabía cómo podía ponerme tan nervioso si apenas estabamos comenzado. Preté mis labios.

Gustabo: En usted.

Se separó de mí. 

Ay Gustabo, estás jodido. —Pensé

Me giró estampándome contra la pared y no esperó a acorralarme con su propio cuerpo. Ese cuerpo tan bien trabajado, con esa piel dorada por tantos entrenamientos al sol cuando estuvo en la mili y que aún la marcaba, esos músculos que decoraban toda su figura por debajo de su uniforme de superintendente...

Conway: Gustabín, Gustabín. No pensaba que tuvieras la osadía de empezar sin mí. Creo que te dije que hasta que nos viéramos no podías tocarte.

Podía ver mi reacción reflejada en sus lentes. No podía negar que me ponía de más el que él pudiera ver todo de mí pero no yo a él, al mismo tiempo que veía el nivel de temor y placer que sentía en ese preciso momento.

Se alejó de mi sentándose en el sofá y reclinándose un poco en él. Me miró de nuevo, bajándose un poco las gafas. Palmeó sus muslos. 

Quería que me sentara en sus piernas... 

Me tomó unos segundos el obedecer y acercarme a él. Me senté en su pierna izquierda, pero él negó.

Conway: A cuatro en mis piernas.

Mi superintendente [INTENABO]Where stories live. Discover now