Capítulo 27

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Narra Gustabo

El despertador sonó a las 7 como de costumbre. No sabía nada de Horacio a pesar de que sabía perfectamente dónde y con quién estaba. Rodé los ojos sólo de recordarlo.

Me tomé la pastilla como cada mañana y me preparé para dar una vuelta y recopilar información yo solo, ya que Horacio me contestó a los mensajes que le escribí la noche anterior, confirmándome que se había quedado a dormir en casa de Volkov e iría con él a comisaría.

Pisé el acelerador para desaparecer de aquellas calles. Aquella mañana no estaba de humor como para encontrarme a nadie y decidí investigar movimientos ilegales por el norte, una nueva zona no estaría mal. Quería disfrutar de mi soledad, pocas veces tenía tiempo para distraerme yo solo porque Horacio siempre estaba conmigo.

Tras unos 15 minutos conduciendo llegué a un descansillo en medio de la carretera. Decidí parar para sacar un cigarrillo y despejar mi mente. No sabía si realmente haber venido a Los Santos había sido una buena decisión, no por la gente que había, sino por la relación entre Horacio y yo. Debía reconocer, por otra parte, que Conway me atraía, pero creía que no sólo como persona, era algo más allá que no sabría describir.

Pogo: ¿Te lo digo yo Gustabo?

Me habló desde el subconsciente y le ordené que me lo dijera, seguramente él lo sabía, sería algo que le atraía a él y como mi subconsciente me debía impulsar también a ello.

Pogo: Es muy fácil, nadie en esta ciudad tiene tanto de ello como él. Sabes muy bien que esta oportunidad es la mejor para conseguir lo que queremos. Poder.

Le di una intensa calada al cigarro e ignoré a Pogo en su respuesta, aunque sin poder dejar de pensar en aquello. ¿Era cierto que sólo me atraía por poder? Estaba seguro de que no, ni siquiera aquello era la razón principal.

???: Ahora, capturadlo. -escuché detrás de mí-

Me pusieron una bolsa en la cabeza y me ataron de pies y manos para segundos después meterme en lo que parecía una furgoneta rumbo a sabe Dios dónde.

Tras unos minutos, que para mí fueron eternos, llegamos a lo que parecía ser el destino. Me sacaron del automóvil y me quitaron la bolsa. Lo primero que alcancé a ver fue a Nadando y a varios encapuchados a nuestro alrededor.

Nadando: Gustabo, cuánto tiempo. Perdona las formas, llevábamos un par de días tratando de reuniros pero no os localizábamos. ¿Dónde está tu hermano?
Gustabo: Horacio está... él se ha tenido que ir a visitar a un amigo. -traté de disimular lo más natural posible-
Nadando: ¿A sí? -me observó con aquellos ojos, la única parte de todo su cuerpo que se alcanzaba a ver ya que el resto estaba cubierto- ¿Y qué haces tú por el norte tan solito?
Gustabo: Me habían dicho que hay contactos de confianza para conseguir farlopa y me interesaba.

Nadando ordenó a sus hombres desatarme y finalmente me llevó al interior de la nave donde encontré al resto de los miembros de la mafia.

Juanjo: ¿Qué tal el viaje Gustabo?
Gustabo: No ha tenido mucha calidad, pero me conformo.
Gringo: Gustabo, síguenos.

Me limité a seguirlos a una sala a la que accedimos mediante una serie de códigos, realmente estaba bastante oculta y muy protegida, debía haber algo importante allí, o más bien alguien cuando vi una silueta sentada en aquel despacho.

Calavera: Gustabo, adelante. No seas tímido, toma asiento. El resto excepto Nadando, iros.

Todos acatamos las órdenes. En el fondo estaba nervioso por tener a la persona más peligrosa y buscada de toda la ciudad delante de mí, pero debía mantener una postura y expresión seguras si quería causar buena impresión frente a mi posible futuro superior.

Calavera: ¿Y el otro? ¿No eran dos?
Nadando: Eran dos, pero el único al que hemos encontrado era a Gustabo, señor.
Calavera: Bueno Gustabo. Interesante tenerte aquí, me han hablado muy bien de tí, por lo que puedes servir de mucho interés en esta mafia. Pero antes de nada, me gustaría que te presentases y digas cuáles de tus puntos fuertes podrías aportar para nosotros, cuantos más mejor.
Gustabo: Bueno, primero de todo ¿cómo desea que me dirija a usted?
Calavera: Llámame señor o jefe, quiero ver cómo sonarían tus argumentos si pertenecieras a esta mafia.
Gustabo: Usted mande, señor. Lo primero que debe saber es que Horacio y yo llevamos viviendo juntos desde siempre y nos mudamos aquí con el fin de incorporarnos a una mafia importante ya que nos vemos preparados para ello. Ambos tenemos experiencia desde hace años, en la antigua ciudad en la que vivíamos traficábamos con varias drogas y armas y ningún policía llegó a sospechar de nuestro negocio ilegal. Teníamos como tapadera un taller en el que también adquirí experiencia para trabajar. Tanto mi hermano como yo consideramos que podemos proporcionar a esta mafia dos pilares fundamentales para incrementar las ganancias y haceros más poderosos. Horacio tiene un don con la puntería, para atracos o persecuciones al igual que para conducir y escapar, es un escudo de oro. Yo, por otra parte, puedo aportaros inteligencia, a la hora de gestionar un plan siempre tengo en cuenta todo, pienso cada detalle, cada posible escenario, nunca me olvido de nada y mis planes siempre han salido a la perfección, se lo aseguro. También le garantizo que delante de usted se puede encontrar ahora mismo el mayor vendedor de drogas de esta región por algo que he dominado desde siempre, el don del habla. Le aseguro y confirmo que con nosotros tiene asegurada una victoria no sólo para la venta de drogas sino para todos los intereses y deseos futuros que le surjan, jefe.
Calavera: Realmente sí que tienes un pico de oro. Gustabo, me has sorprendido y por lo que dices sois dos personas con bastante experiencia y con muchas cualidades. Sin duda creo que nos serviréis de mucho aquí. Y me parece correcto que no sólo te enfoques en la venta de droga, sino que abres la mente a nuevas órdenes y objetivos futuros, eso me ha llamado la atención.
Nadando: Además señor, tenemos pendiente ese objetivo.
Calavera: Y esta bien que lo digas Nadando porque estos dos nos servirán para ello. Gustabo. -me llamó-
Gustabo: Dígame señor.
Calavera: Después de todas las pruebas, que no eran pocas, tras haberlas superado con éxito e incluso de una forma notoria y destacable y con el historial de cada uno de los dos no necesito pensar nada más. Oficialmente os doy la bienvenida a The Union. Bienvenidos.

Mi superintendente [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora