34. La llamada del apocalipsis

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El mismo día de año nuevo, un poco antes de que las cosas se torcieran y las revelaciones salieran a la luz, Alba Reche recibió una llamada. Era por la mañana y nuevamente estaba encerrada en su consultorio como todos los días, no podía correr el riesgo de ser vista. Ya le había avisado a Natalia y a toda su familia que no podría pasar año nuevo con ellos, con una tonta excusa que se inventó. Lo cierto es que pasar la noche en los laboratorios era clave para la búsqueda de respuestas.

Era muy frustrante no saber nada al respecto, su única cómplice por el momento era Nía, pero de nuevo, no había nada que pudiera hacer para sacarlos de allí legalmente. Estaba buscando pistas, pero sabía que se le acababa el tiempo. Sin embargo, como una luz al final del túnel, su teléfono móvil sonó.

—¡Reche!

La voz de María se escuchó detrás de la línea, Alba suspiró aliviada, la llamada de su amiga indicaba buenas noticias.

—Hola, Mari —La médica se acercó a la puerta y se aseguró que estaba trabada antes de seguir conversando—. ¿Qué me cuentas? ¿Alguna noticia sobre lo que te he pedido?

—Pues ni te imaginas, Reche —había un tono medio sarcástico en sus palabras—. Tengo muchísimo para contarte, información jugosa, a ver si de una vez por todas avanzamos en algo. A ver si dejas de jugar a ser Meredith Grey y finalmente terminamos con todo esto, no sabes lo estresada que me tiene todo este tema.

—Claro que sí, Mari... Te entiendo —suspiró—. Estar aquí me asfixia, Carlos no ayuda en nada... Y ni te hablo de Julia y Natalia, están detrás de mí a cada rato, intentando sacarme algo de información... Parece que no entienden que Carlos ni yo queremos ponerlas en peligro.

—Deberías dejar de intentar proteger a todos, Albita... Debiste haber visto a esas mujeres luchar años atrás cuando todo el mundo pensó que estabas muerta. Deja de pensar que tienes que hacer esto sola, ahora estamos todos en esto.

—Ya... —se pasó la mano por el cabello, claramente en un signo de estrés—. Como sea, vamos al grano, ¿qué has averiguado?

—Bien... ¿Por dónde empiezo? —carraspeó—. Los laboratorios están al nombre de Noemí Galera... ¿Te suena ese nombre?

—¿Cómo olvidarlo? —Alba sonrió amargamente—. La amante de Guix.

—Así es, su cómplice... Su mano derecha. Pero, ¿sabes qué es lo más interesante? Galera es la única cómplice de Guix que no está en la cárcel, además de Vicky, claro, esa es otra historia... Es una fugitiva, nadie sabe de ella, ni de su paradero.

La médica apretó su agarre en el teléfono, con rabia e impotencia.

—Ella debe estar atrás de todo esto... Debe ser la mente maestra.

—No hay duda de eso, Alba... Pero como ya te dije, nadie sabe nada de ella... Es como un fantasma...

—¿Entonces cómo quieres que la encuentre?

—No sé si eso sea posible —un silencio en la línea, casi desesperanzador—. Aun así, encontré otra cosa que puede ayudarnos.

—¿Qué cosa?

—Alguien puso una denuncia en los laboratorios tiempo atrás.

—¿Cómo?

—Como oyes... Alguien denunció a los laboratorios por negligencia... No sé mucho más, es completamente confidencial.

—No lo entiendo... Si alguien denunció antes, ¿por qué nadie hizo nada?

—Ese es el tema. Desestimaron la denuncia poco tiempo después de que haya sido hecha, la frenaron abruptamente y la archivaron, como si no existiera. He movido todos mis contactos y he buscado por cielo y tierra para encontrar estas migajas... Esto quiere decir que esta gente tiene poder, Alba, deben tener compinches en la justicia, en todos lados. No creo que haya una salida legal a todo esto.

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⏰ Ultimo aggiornamento: May 03, 2021 ⏰

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