21. Teoría del Delito

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El día de la fiesta había llegado. Era fácil notarlo debido a que el personal de mantenimiento estaba en el tercer piso preparando y decorando todo el gran salón. Iba a ser una pequeña celebración debido a los recientes descubrimientos, y la vez, iban a rendirle homenaje a todos sus compañeros. Daba la impresión que iba a ser un momento muy emocionante, y sin duda, jamás olvidarían aquella noche.

Horas antes de la fiesta, Hugo y Javy se encontraban en la habitación que ambos compartían. Desde la muerte de Nick, ambos se habían vuelto más unidos. Sin embargo, últimamente el filósofo podía notar que el rubio se encontraba algo extraño. Javy asumió que se debía a la presencia de Aurora, no obstante, tenía el presentimiento que había algo más. Aun así, el filósofo decidió mostrarle la carta de Nick a su compañero.

Desde que Javy había leído aquella carta junto con Maialen, supo que había algo raro. Algo no estaba bien. Sin duda, no parecía una nota de suicidio. Luego de releerla varias veces, el filósofo decidió mostrársela a Hugo. Era la única persona en la que podía confiar y que quería a Nick tanto como él.

Así que, en ese preciso momento, Hugo se encontraba leyendo la carta de Nick, mientras Javy lo observaba con la mirada expectante. El rostro del rubio se encontraba neutro, leía, pero no hacía ninguna expresión que reflejara su opinión al texto. Cuando terminó de leer, el rubio dobló la carta y se la devolvió a su dueño.

—Muy bonita —dijo el cinéfilo, algo indiferente—. Se nota que te quería mucho.

—¿A ti no te ha dejado nada? —frunció el ceño, confundido.

Hugo suspiró y se relamió los labios antes de responder.

—No.

—Eso es raro...

—Lo sé, pero no importa. Tampoco me serviría de mucho una carta suya.

—Hugo —el filósofo le miró con compasión—. Nick te quería demasiado, eso no lo puedes negar, con o sin carta.

—Como sea —Se encogió de hombros, soberbio—. ¿Para qué querías que leyera eso?

Javy miró hacia la carta en sus manos, acarició el papel con delicadeza, como si pudiera darle fuerzas para hablar.

—No... No parece una carta de suicidio.

—Javy... Por favor.

—No... Enserio lo digo... No parece como si se estuviera por suicidar... Parece como si él supiera algo...

El rubio bufó, algo fastidiado ante aquella insinuación.

—Pues para mí no parece.

—Sé que estás dolido, pero debemos tener la mente fría. ¿No te parece raro? —se puso delante del cinéfilo, captando su mirada—. ¿Y si él no se suicidó?

—Estás en negación.

El cinéfilo se cruzó de brazos y desvió la mirada. Javy no se rindió, desdobló el papel y leyó:

—"Hay muchas cosas que sé, pero que tú no debes. Quiero protegerte" —comenzó a leer el filósofo.

—Basta, Javy... —negó, con una furia repentina en sus ojos.

—"Sé demás, más de lo que debo, sé demasiado" —Siguió leyendo—. "Pero, mi querido Javy, algunas cosas es mejor no saberlas"

—¡Detente, Javy!

Hugo no pudo aguantarlo más, se levantó de su sitio y le arrebató la carta de las manos a su compañero. Luego, la arrugó y la tiró lejos.

—¿¡Qué haces!? —preguntó, dolido.

infectIVO | OT2020Where stories live. Discover now