14. Escalofriantes Revelaciones

876 47 48
                                    

Después de una noche atormentadora, el día volvía a caer. Por suerte, Ana Julieta logró volver a conciliar el sueño luego de estar varios minutos atormentada por lo que había visto. Sin embargo, Samantha no pudo pegar un ojo. Se quedó toda la noche mirando a la castaña, asegurándose de que no volviese a tener pesadillas. Sólo quería protegerla a toda costa.

Por la mañana, ambas fueron despertadas por Maialen. La cantante le avisó que volverían a hacerle una pequeña revisión a la camarera y luego le darían el alta.

—Buenos días, Ana Julieta.

La doctora Martínez entró por la puerta con su característica sonrisa. Al notar las presencias de Samantha y Maialen, las saludó también, pero luego se acercó a su paciente.

—Buenos días, doctora —Ana Julieta sonrió de forma perezosa.

—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Ahora muchísimo mejor, gracias.

La médica apoyó su mano en el hombro de la castaña y dejó un pequeño apretón en forma de apoyo.

—¿Has pasado bien la noche?

—Supongo... —titubeó, su rostro entró en pánico un poco.

—Ha tenido pesadillas —intervino Samantha por primera vez—. Creo que ha sido sonámbula.

La profesional se volteó hacia la reportera y luego volvió a mirar hacia Ana Julieta.

—¿Es verdad eso, Anajú? —preguntó.

Ana Julieta sólo apartó la mirada, un tanto atormentada ante el recuerdo y asintió derrotada.

—Le dije que probablemente fue el medicamento que le dieron —continuó Samantha.

Alba no apartó la mirada un segundo de la camarera, intentando buscar algún indicio en su rostro. Supo que algo no iba bien al instante, lo notaba en el cambio de actitud de su paciente.

—¿Podéis dejarnos a solas un momento, por favor? —pidió la profesional.

—Claro —dijo Maialen.

—Creo que cualquier cosa puedes decirla con nosotras delante —dijo la reportera, levantando la ceja de forma amenazante.

Maialen le lanzó una mirada incrédula a Samantha y luego le sonrió a la médica.

—Por supuesto que sí, doctora. Estaremos en la sala de espera.

Sin más, la cantante tomó por el brazo a la rubia y la arrastró a duras penas hacia la salida. Samantha sólo puedo poner mala cara y dejarse llevar.

—¿Qué pasó por la noche?

—Pesadillas —respondió, mirando el suelo.

—¿Sabes que puedes confiar en mí, verdad? —La profesional se sentó en los pies de la camilla—. Soy tu médica, pero quiero ayudarte.

Ana Julieta cerró los ojos y se frotó la frente, con frustración. Cuando los abrió nuevamente, los clavó en la médica.

—Me levanté a la madrugada, sentí que me observaban... —murmuró por lo bajo. Sus manos comenzaron a temblar un poco—. Vi a alguien...

—¿A quién?

—No lo sé, no pude verle el rostro... Estaba vestido de negro, como si fuera una sombra...

Al escuchar aquello, Alba tuvo que tomar una profunda respiración y tirarse un poco hacia atrás. Recuerdos invadieron su mente como si fueran flashes. Tuvo que tragar saliva y mantener su compostura. Aun así, Ana Julieta pudo notar la reacción de pánico en la profesional.

infectIVO | OT2020Where stories live. Discover now