Introducción

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Mario Calderón y Armando Mendoza están conversando en una terraza del hotel donde acaba de tener lugar la presentación de la nueva colección de Ecomoda. Hace unos minutos se enteraron que Nicolás Mora había venido a recoger a Betty, y se había presentado, con tarjeta de visita y todo, como el Gerente General de Terramoda. Los dos amigos están muy nerviosos. Sus peores sospechas parece que se vayan a confirmar...

El siguiente diálogo está tomado casi idéntico de la novela original de Gaitán.

M.: Calma viejo, se está volviendo a obsesionar con la lectura de cartas.

A.: Perdone, pero Mariana... Mariana es muy acertada cuando lee las cartas. Y ante la mirada escéptica de su amigo, continúa:
A.: Está bien, esta bien Calderón, dejemos las cartas de lado ¿sí? y centrémonos en la realidad. Beatriz Pinzón Solano está enamorada de Nicolás Mora. Eso, ella ya lo confesó, ¿no es cierto?. Bueno él la conoció pobre a Betty. Ahora es una multimillonaria en potencia, ¿verdad?. El tipo no es rico, pero es economista y conoce perfectamente las intimidades de Ecomoda y de Terramoda. ¿Qué tal que mañana le dé por ponerla en contra nuestra?. Vea, usted sabe lo que es capaz de hacer una mujer cuando está enamorada de un hombre...

M.: No sé. No sé. Es que Betty es tan horripilante que es capaz de vender su alma al diablo para conseguir marido.

A.: Sí, eso yo lo sé. Yo lo sé. Pero vea, ¿cómo vamos a hacer para que ese tal
Nicolás no se aproveche de Betty? Para que no la ponga en un compromiso.

M.: Es muy sencillo. -dijo Mario Mirando con intención a su amigo-. A usted le va a tocar competir con Nicolás Mora. A usted le va a tocar quitársela. En otras palabras a usted le va a tocar... enamorar a Beatriz.

A.: ¿Quéee?...

Hasta aquí el diálogo original de la novela. A partir de este momento comienza la historia imaginaria.

M: Es la única solución, hermano. Si usted quiere proteger a Ecomoda va a tener que enamorar a su asistente.

A.: Eso ni lo sueñe. NI-LO-SUE-ÑE. ¡Yo no voy a enamorar a Betty! - protestó con energía-. Yo no le puedo hacer una cosa así a esa mujer. ¿Qué clase de monstruo cree usted que soy?

M.: Pues yo no veo otra salida, Mendoza. ¿Tiene usted alguna otra idea genial?

A.: -Tras meditar unos segundos- Pues mire, sí la tengo...

M.: ¡Pues cuénteme, hermano! ¡Soy todo oídos! ¿Cuál es su idea?
A.: -Rotundo- Hablar con ella.
M.: -Mirando sorprendido a su amigo y sin entender qué quiere decir- ¿Hablar con ella? ¿Pero como de qué o qué?

A.: Mire, Calderón. Betty es una persona de toda mi confianza. Yo sé que si le pregunto qué pasa ella me lo va a explicar...

M.: ¿Y usted se lo va a creer?.

A.: Sí -fue su única y escueta respuesta-.

M.: Hermano, ahora sí que no entiendo nada. ¿No era usted el que me estaba diciendo hace un momento que ella ya había "confesado" que estaba enamorada de Nicolás y que había que hacer algo para que el tal Dr. Mora no se aproveche de Betty y nos quedemos sin empresa?

A.: Sí, pero hay algo que no me cuadra en todo esto. Fíjese Calderón, ella le "confesó" a las del cuartel que estaba enamorada de Nicolás y que eran novios, pero a mí me dijo que no eran novios. ¿No le parece muy raro?

M.: ¿Raro? Lo que me parece es que su asistente es una mentirosa, porque o le mintió a usted o le mintió a las del cuartel.

A.: Exacto, ahí lo ha dicho -anunció con satisfacción-.

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now