Capitulo 3. ¡Eso es algo asqueroso!

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La reunión con Betty había sido todo un éxito. La muchacha se había creído todo lo que le contó respecto a las inversiones y le había asesorado muy acertadamente. No obstante y para estar más seguros, le había dicho que lo consultaría con Nicolás. Mario al oír ese nombre por poco le da algo y la sonsacó respecto a su relación con él. La respuesta de Betty sonó muy convincente.

B.: Doctor, Nicolás y yo sólo somos amigos. Nos conocemos desde niños y hemos crecido juntos...

Ma.: Betty pero yo creía que él era su... novio...

B.: ¡No doctor, cómo cree! ¡Si yo no tengo novio! ¿Quién va a querer ser novio de Betty la fea? Oj oj oj oj.

Mario pensó que eso era bien cierto. ¿Quién iba a querer tener como novia a alguien tan horrible? Pero haciendo de tripas corazón le dijo.

Ma.: ¡Ay Betty, no diga eso! No se menosprecie. Usted es una mujer... encantadora...

Una falsa sonrisa que intentaba ser seductora sin conseguirlo demasiado debido al esfuerzo de su dueño, se asomó a su rostro. Pero la inocente y enamorada Betty no percibió el engaño y toda ruborizada le contestó:

B.: ¡Ay, don Mario! ¡No diga esas cosas!

Ma.: -Con tono reprobatorio- Betty, ¿no quedamos que íbamos a quitar el
"don"?

B.: -Aún más roja si eso era posible- Está bien... Ma... Mario... ¡Cómo usted quiera! Oj oj oj oj. Es que... me cuesta mucho llamarlo así... Oj oj oj oj.

Ma.: Eso está mejor Betty. Vea, se está haciendo de noche. Será mejor que
regresemos y la acompaño a su casa.

Betty le fue indicando el camino. Al llegar a la puerta de casa de los Pinzón, Mario detuvo el carro, le agradeció a Betty su atención y quedaron para verse al día siguiente a la salida de Ecomoda para que ella le contara la opinión de Nicolás. Haciendo un esfuerzo Mario se acercó a ella y le dio un casto beso en la mejilla que sorprendió enormemente a la muchacha y de nuevo la hizo ruborizar.

Ma.: ¡Hasta mañana Betty! ¡Que pase una buena noche! B.: ¡Hasta mañana, Mario!
Y presurosa de bajo del carro y entró a su casa.

Otra vez Mario no había podido dormir en toda la noche. Técnicamente el encuentro con Betty había sido todo un éxito, pero no dejaba de darle vueltas a lo que pasaría al día siguiente y al otro... y dentro de un mes...

La noche anterior se había despedido con un casto beso en la mejilla. A pesar del esfuerzo que le supuso besar a una persona tan espantosa, tenía que reconocer que no le había disgustado el contacto con la suave piel de la chica.
"Si usted fuese ciego y no la viera, hasta diría que ha sido un beso muy... grato... Pero tigre, cuando la ve todo se va al traste... Es que Betty no es fea,
no señor... es espantosa. Yo creo que no va a ser capaz de pasar de esos
"sosos" besitos en la mejilla. ¿Cómo va a atreverse a darle un beso en... la boca, Calderón? ¡Con esos hierros tan aterradores! ¡Uf! ¡Eso es algo
asqueroso! Definitivamente usted no la puede besar así. ¿Qué tal que se da un
corte en la lengua con uno de esos aparatos? ¡Con lo que duele eso!
¡Gallina! Decididamente usted es un "gallina". No, no es eso... es una cuestión de... supervivencia. Eso es... Es que no se trata de acabar todo lesionado por un beso... ¿Qué puede hacer, hermano? Piense... Algo se le tiene que ocurrir para "salvar" ese asqueroso, espantoso y horripilante obstáculo."

No fue hasta bien entrada la mañana que se le ocurrió la "brillante" idea...
¡Tenía que conseguir que Betty se quitara esos hierros de la boca! "No sé como lo voy a conseguir, pero lo haré. ¡No digo yo si lo haré! ¡O me dejo de
llamar Calderón!"

La novia de Mario CalderónΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα