Capitulo 23. Tengo que reconocer que fue muy fácil...

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Betty ese día se había levantado con fiebre de 39 ºC. El día anterior había llegado a su casa empapada. A la hora de salida de la empresa llovía torrencialmente y encima la buseta en la que viajaba tuvo una avería y tuvieron que bajarse y esperar la siguiente. Llegó a su casa calada hasta los huesos y tiritando de frío. Por más que se dio un baño caliente y Doña Julia le preparó una infusión con miel y limón, a la mañana siguiente le dolía todo el cuerpo y tenía una buena calentura.

Al ser día de junta sabía que su presencia era imprescindible en la empresa. Intentó levantarse pero la fiebre no la dejó. Así que decidió tomarse un analgésico a ver si se aliviaba un poco y le dijo a su mamá que avisara a Don Armando que no podía ir a trabajar. Armando le dijo a Doña Julia que le dijera a Betty que no se preocupara. Ella había dejado preparados todos los informes, incluso con las fotocopias hechas y ya se arreglarían. Que se metiera en la cama y se cuidara. Él la llamaría más tarde para interesarse por su salud.

Mario Calderón llegó a Ecomoda a las once de la mañana. Su avión había aterrizado a las tres de la madrugada en El Dorado con cuatro horas de retraso sobre la hora de llegada prevista. Cuando llegó a su apartamento eran ya las cuatro, así que se fue a dormir y puso el despertador a las diez. Al menos quería dormir seis horas. De todos modos él sólo tenía que imprimir unos informes para la junta directiva. Durante las horas de espera en el aeropuerto había podido acabarlos gracias a llevar consigo su computadora portátil.

Armando le había dado instrucciones a Sandra que en cuanto llegase Mario le dijese que quería hablar con él urgentemente. La muchacha cuando vio que su jefe salía del elevador, lo saludó y enseguida le dio el recado del presidente.

Ma.: Vea, Sandra, imprima todos los archivos que hay en este disquete. Son los informes para la junta directiva. Hace copias para todos y los incluye en las carpetas. ¿Betty está en su oficina?

Sa.: No doctor, Betty hoy no ha venido a trabajar. Ha llamado su mamá para decir que está con gripa.

Ma.: ¡Vaya por Dios! Eso es por lo que se mojó ayer. Ya llamaré a su casa a ver cómo sigue y esta tarde pasaré a verla. Ahora voy a presidencia a ver qué quiere Armando.

Ma.: ¿Cómo le va, presidente?

A.: -Muy serio- Me alegro de verlo, Calderón porque desde hace unos días quiero hablarle de algo muy... importante. Pase a la sala de juntas y le cuento.

Armando saca una carpeta de una gaveta de su escritorio y la lleva con él. Los dos amigos pasan a la sala de juntas y entrejuntan la puerta. Se sientan, Armando en la cabecera y Mario a su lado. El primero le entrega la carpeta a Calderón y con la misma actitud le dice.

A.: Quiere ver estos... informes y me explica de qué se trata...

Mario palidece cuando abre la carpeta y se encuentra impresos los tres archivos donde iba anotando todos los detalles de la operación ALFABETO.

Ma.: -Temblando- ¿Có... cómo con… consiguió usted estos... informes?

A.: Pues los saqué de su computadora...

Ma.: ¿Y desde cuando en esta empresa se puede “fisgonear” en las computadoras ajenas?

A.: Vea, Calderón. No me haga perder la paciencia. Usted estaba de viaje y yo estaba buscando los informes de la empresa de Álvaro Facundo y creyendo que eran los informes de “esa” empresa imprimí esto... ¿Me puede usted
explicar qué es? Porque si es lo que yo creo que es... usted puede darse por muerto.

Ma.: Este.. verá... yo ... ¿cómo quiere que le explique?

A.: Pues como le venga en gana, señor mío, pero acabe de explicarme de una vez y –con voz muy dura y rostro serio- quiero la verdad.

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now