Capítulo 1. ¿Usted está enamorada de...?

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En ese momento Betty hubiese querido que se la tragase la tierra. ¿Qué le iba a contestar a Don Armando? Por nada en el mundo quería mentirle a su jefe. Él siempre se había portado muy bien con ella... Pero por otra parte se resistía
a confesarle su secreto. ”¿Qué va a pensar de ti, Betty? ¿Cómo le dices que es de su amigo del alma de quien estás enamorada? Porque estás enamorada
como una tonta. De eso no hay duda... Claro que sin ninguna esperanza porque tú sabes que no eres mujer para Mario Calderón... A él le gustan otro tipo de mujeres... ¡Ay, qué angustia! ¡No sé qué hacer!”

A.: Betty... está pálida... ¿Qué le pasa?

B.: Yo... este... Don Armando... –musitó observándose las manos de manera intensa. No se atrevía a levantar la vista y mirarlo.

De modo que Armando, consciente de ello, estiró su brazo y alzó con su mano la barbilla de Beatriz. Después, fijando su mirada en los ojos abochornados de ella le preguntó:

A.: ¿Qué le pasa, Betty? ¿Es que no confía en mí?

B.: ¡Claro que sí doctor! –se apresuró en verificar- ¡No se trata de eso...! Es que...

A.: -Acabando la frase por ella- Es que no se atreve a decirme de quién está enamorada...

Betty no pudo evitar ponerse como un tomate ante la certera suposición de su jefe.

B.: Doctor... yo...

A.: -Enternecido con el azoro de ella- A ver, Beatriz, ¿qué tal si le colaboro un poco...?

B.: ¿Colaborarme?

A.: Sí, Betty. Veo que le resulta difícil decirme el nombre de la persona a la que ama. Pero será más fácil si en vez de eso, usted sólo me dice SI o NO a lo que yo le pregunte... ¿Qué le parece?

Betty asiente con la cabeza. No le parece mala idea. Armando empieza con su interrogatorio.

A.: A ver, Betty. Usted está enamorada de alguien, ¿Sí o no?

Betty asiente con la cabeza sin dejar de mirarlo a los ojos. Armando le sonríe para darle ánimos y continúa...

A.: Esa persona de la que usted está enamorada... ¿Trabaja en Ecomoda? ¿Sí o no?

Betty vuelve a asentir. Armando le acaricia una mejilla con su mano y le vuelve a sonreír con ternura. Le conmueve la ingenuidad de su asistente. A continuación se queda pensativo. Pareciera que se está “devanando los sesos” para intentar adivinar quién esa persona. Tras unos segundos de “aparente” reflexión, le pregunta con fingida incredulidad:

A.: Oiga, ¿ese hombre no será Hugo Lombardi, verdad?

Betty negó rápida y repetidas veces con la cabeza, dejando a un sonriente
Armando muy claro que el diseñador no le interesaba EN ABSOLUTO.

A.: ¿Y Mario Calderón? Beatriz, ¿está usted enamorada de él?

Betty se quedó totalmente paralizada al escucharlo. ¿Tan predecible era?
¿Tanto se le notaba? ¿No había sido casualidad que su jefe dijese en primer lugar el nombre de Mario? Porque acababa de darse cuenta que la pregunta de
“Don Hugo” había sido una excusa para no cuestionar directamente sobre el doctor Calderón. ”Es que Betty, si ya le dijiste que era alguien de Ecomoda, no existen muchas otras posibilidades. Porque por poner un ejemplo, nunca
se te ocurriría enamorarte de Gutiérrez...” –Hizo una mueca de disgusto con la cara- ”Freddy ya está comprometido y tú no te vas a enamorar del novio de una amiga tuya. ¡Faltaría más! Y algo parecido pasa con Don Armando. A pesar de que es un “triplepapito” como diría Aura María, oj oj oj oj, también es un hombre que se va a casar en poco tiempo. Claro que tú sabes que él no ama a Doña Marcela... pero es igual... se va a casar con ella... Y ya sólo quedan Wilson y Mario Calderón... Porque con el resto de los empleados de la empresa has tenido muy poco trato... Y sinceramente, Betty, entre esas dos opciones, Don Mario es la más verosímil. No hay que ser ningún genio para darse cuenta de eso, Beatriz Aurora.”

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now