Capitulo 12. Empleandose a fondo. Pt.1

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Al día siguiente Mario y Armando se fueron a almorzar juntos. Estaban impacientes por comentar todo lo relacionado con la noche anterior, pero no se atrevieron a hacerlo en la oficina. Con la red de espionaje que allí había, era difícil hablar en privado. Decidieron no ir a Le Noir donde se podían encontrar a alguien de la oficina. Por suerte, Marcela estaba esos días en Barranquilla solucionando unos problemas con los puntos de venta de la costa. Finalmente optaron por un pequeño pero selecto restaurante alejado de la zona industrial donde era poco probable encontrar a alguien conocido.

Ma.: ¿Y usted qué opina, Mendoza? Porque a mí me pareció un poco...”lerdo” el tipo... claro que puede ser todo una farsa para engañarnos...

A.: ¡Ummmm! Yo no creo que estuviese fingiendo. No se puede simular tanta... estupidez... Pero vea, lo que me quedó claro es que él está enamorado de Betty... Y eso me preocupa...

Ma.: Y a mí, hermano. ¿Qué tal que es capaz de convencer a Betty y se ennovian? Eso sería muy peligroso... Porque el tipo será... ”naif...” pero no le podemos negar que sabe de finanzas…

A.: Sí, en eso tiene razón... y ¿sabe qué le digo? Que Betty se merece alguien mejor que ese... mequetrefe...

Ma.: -Pensando que ese “alguien mejor” podía ser él mismo, le dice sonriente- Yo también estoy de acuerdo con eso.

Por un momento está a punto de confesarle a Armando su secreto, pero al final desiste... ”Mejor no, hermano. Espere a que todo acabe y luego le cuenta. ¿Qué tal que Mendoza vuelve con sus escrúpulos y descubre todo mi plan? Ahora que tengo “al objetivo” embellecido... je je je je. Nunca pensó que lo conseguiría... Porque ahora sí que está... deseable, la tipa. Hoy mismo la invitaré a cenar. Estoy deseando darle un beso... y quién sabe... con un poco de suerte consigo hasta algo más... Es cuestión de que juegue bien sus cartas, tigre... ¿Quién le iba a decir que desearía conquistar a Betty...?”

A.: Oiga, Calderón yo... quería preguntarle algo... ¿A qué le vino de repente tanto interés por cambiar la... imagen de Betty?

Ma.: -Activando todas las defensas ya que por ningún motivo quiere verse descubierto le dice con su voz más inocente- ¿A qué se refiere, Mendoza?

A.: Pues a que, según me contó Betty ayer, fue usted el artífice de su...
cambio... Y me extraña porque usted nunca se ha preocupado por nadie más que por sí mismo... ¿Me puede explicar eso?

Ma.: -Restándole importancia- ¡Para nada me importaba a mí ese cambio...! Aunque ahora que la veo me... me alegro por ella... Fue pura casualidad... Un día hablaban de dentistas con el cuartel y yo mencioné a mi amigo... y simplemente Betty me preguntó sus señas y... yo se las di... Y lo de la papeleta...

A.: -Suspicaz- Sí, explíqueme eso del sorteo porque yo no entendí nada.
¿Desde cuando Modestico regala nada a nadie?

Ma.: -Rogando porque a Armando no se le ocurriera llamar a Modesto y preguntarle porque dudaba mucho de la discreción del estilista- Pues vea, yo fui a cortarme el pelo y hablando de esto y aquello, Modesto me dijo que querían ganar clientela y estaban promocionando sus servicios y como él sabe que yo tengo tantas... amigas... pues, me dio algunas papeletas para repartir...

A.: Sí, pero lo que no entiendo es por qué le dio una a Betty y... le insistió en que la utilizara...

Ma.: A ver, hermano, lo de insistirle es porque yo quería que Modesto supiera que las había repartido... Uno tiene que tener contento a su peluquero, porque
¿qué tal que te da un trasquilón a propósito y te destroza la imagen? ¿Eh?

A.: -Mirando con desconfianza a su amigo- Pero si era por eso tanto daba que fuese Betty como... Sofía... ¿cierto?

Mario se queda sin saber qué responder a eso. Tras una pausa en la que
Armando no deja de mirarlo fijamente, le dice.

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now