Capitulo 21. ¡Esto es increible!

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Habían pasado dos semanas desde el día en que Mario y Betty hicieron el amor. Él no había podido regresar a Bogotá. En Managua se habían complicado las negociaciones y le quedó el tiempo justo para llegar a tiempo a la siguiente escala, que era en San José de Costa Rica. Precisamente ese día estaba viajando desde Managua a San José por carretera y desde allí también en carro continuaría hasta Panamá, la última etapa de su viaje. Sofía y Berta llevaban todo el día intentando hablar con él pero no había habido modo de localizarlo.

Parecía que en Ecomoda ese día todo se ponía en contra. Sandra estaba
enferma con gripa y no había ido a trabajar. Betty había tenido que salir a hacer unas gestiones urgentes en los bancos. La acompañaba Freddy con la moto. Patricia estaba desaparecida, al parecer había salido a hacer unas compras después del almuerzo y todavía no había regresado. Y para colmo a Hortensia, la recepcionista, la habían llamado con urgencia de la escuela de su hijo pequeño que acudiera lo antes posible porque el niño se había caído y se había roto un brazo. Para evitar dejar la recepción sola, Armando le había dicho a Aura María que bajara ella esa tarde.

La pobre Mariana, que estaba preparando unos informes que Armando necesitaba con urgencia ese mismo día, tuvo que pedirle ayuda a Sofía. Era la primera vez que ella hacía esos informes y estaba bastante agobiada. Así que ella y Sofía se encerraron en la gerencia de puntos de venta con órdenes del presidente de que no fuesen molestadas para nada.

Armando le pidió a Berta que intentara de nuevo localizar a Calderón. No sabía donde había guardado los informes de unos nuevos clientes que también urgía encontrar. Pero ni modo. Debía estar viajando por alguna zona en la que no había cobertura telefónica.

Armando estaba desesperado. ”¿Qué es lo que ocurre esta tarde? Parece que todo y todos se hayan confabulado en contra de esta empresa... No quedará de otra que buscar ese informe en los archivos de Mario. ¡Si al menos
hubiésemos podido hablar con Sandra! Pero por lo que me contó Aura María la muchacha estaba con fiebre muy alta y no debe haber oído el teléfono.”

Le estaba pidiendo a Berta que le buscara esos informes cuando entró una llamada de producción pidiendo que les llevaran unos muestrarios. La pobre Berta miró a Armando como preguntándole qué hacía primero... era evidente que no se podía dividir en dos... y ella también empezaba a estar un poco estresada pues era la única secretaria que quedaba en la planta ejecutiva a cargo de atender todos los teléfonos que ese día parecían haberse también confabulado en contra de ellos y no dejaban de sonar.

A.: Vaya Berta. Llévele ese muestrario a los de producción. No podemos permitirnos el lujo de que se detengan esas máquinas. Ya me ocuparé yo de buscar los informes en la oficina de Mario.

Ber.: Como usted diga doctor. Si quiere cuando regrese le ayudo a buscarlos. Armando respiró hondo para intentar relajarse un poco y se dirigió a la
vicepresidencia comercial.

Miró entre los papeles que había sobre la mesa y en los archivadores, pero no halló lo que estaba buscando.

”Hermano, no le va a quedar de otra que buscar en la computadora. Seguro que Mario tiene guardada esa información en un archivo.”

Encendió la unidad central y la pantalla de la computadora de Mario y esperó unos instantes a que se cargara el sistema. Vio que había un acceso directo a la carpeta de “Mis documentos” y entró en ella.
Halló dentro de esa carpeta tres subcarpetas con los siguientes nombres: CLIENTES
PROVEEDORES
ALFABETO

Abrió en primer lugar la carpeta de clientes. Intentó hallar el nombre del cliente que buscaba: ”Álvaro Facundo,” pero ni modo. Lo buscó por el nombre de la empresa ”Belleza y Moda,” pero tampoco estaba. ”¿Mario se habrá equivocado y estará archivado dentro de la carpeta de proveedores?” Buscó en esa carpeta, pero tampoco halló nada a nombre del cliente ni de la empresa. Cuando cerró esta carpeta le llamó la atención la tercera carpeta: “ALFABETO”. ¿Qué será eso?

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now