Día 12. Capítulo 19.

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(Antes de empezar, te recomiendo poner la música).

(Antes de empezar, te recomiendo poner la música)

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Amelia.

"Sé que no fue mentira, sé que todo este tiempo no fue mentira". Eso le había susurrado a Maggie cuando la había abrazado.

Después de todos esos años, después de todas esas tardes viendo películas, de haber escrito guiones para filmes imaginarios, e incluso grabar algunas con la ayuda de Ernest, después de haberla consolado durante meses tras el divorcio de sus padres, tras tantos años juntas... no podía creer que solo se tratara de un gran engaño. Tenía que haber algo real, éramos amigas.

Aun así, no podía dejar de sentir tanta ira. A pesar de todo, ahora no nos quedaba más que volver a nuestro hogar en el Centro de la ciudad: el lugar más peligroso. Ella era una egoísta, pero eso siempre lo había sabido.

Ahora, a donde nos dirigíamos otros mil peligros podían estar esperando. Más dolorosos, más continuos, mas sangrientos. Ella nos había orillado a ir a un lugar tan horrible, nos había quitado las oportunidades.

Dani paró el carro del ejército en la barrera que separaba el Borde del Centro.

Nos había explicado que hay dos zonas. La primera era la zona a la que habíamos ido antes, un lugar en su mayoría desierto repleto de sanguinarios, donde no había gente. La segunda zona era donde la mayoría de la gente estaba, allí nos habíamos dirigido en un inicio el día que nos encontramos, pero habíamos encontrado a aquella señora. En la segunda zona habían criaturas, pero no eran tantas como en la primera. Había aún un poco de un orden raro y retorcido. La gente era agresiva y no era seguro salir. Nuestro edificio, como todos los edificios de Cunningham estaban en la segunda zona.

.∞∞∞∞∞∞.

Con miedo entró al Centro.

—Señor —empezó a orar Dani—, cuídanos, cuida de Maggie. Protégenos de esas criaturas que quieren asesinarnos, y de gente malvada que quiere quitarnos lo poco que tenemos. Amén.

—Amén —dije inconscientemente.

—Escúchenme bien —empezó severamente Dani—, su edificio esta por allí. Recuerden que la gente es mil veces más agresiva y si ven que tienen si quiera una lata de frijoles los matarán por obtenerla. Aquí también hay mas sanguinarios que en el Borde, ellos siempre están asechando. Si se encuentran con uno corran. No podrán hacerles daño. No es buena idea salir, JAMÁS. Así que lo mejor es que se encierren en casa.

—Yo no recuerdo tener mucha comida y tal vez bastante ya se hecho a perder —le confesé a Dani—. No creo que podamos vivir allí mucho tiempo.

—Yo tampoco tengo demasiado —agregó Ernest.

—Pues primero bajemos y luego vemos qué hacer. Igual pronto tendré que volver al trabajo.

Bajamos y por primera vez me detuve a ver bien a mi alrededor. Todo estaba destruido, había basura por todos lados, las ventanas de las casas estaban rotas, había muchos cuerpos por todos lados tirados, algunos destripados, otros cercenados, y otros apuñalados. Los cadáveres se hundían en la capa de nieve bajo nuestros pies.

Cuando una Ciudad Despierta (#TA2021)Where stories live. Discover now