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Andrea.

¿Por qué beso mi mano weon? Me dejo toda aweona por esa acción, ¡Conchetumare!

Mire mi pierna en donde me mordió el perro con nombre raro, igual me duele un poco pero la mamá del Diego fue terrible delicada menos mal.

Salí del baño y me fui a sentar al sillón entre el Milo y mi mamá que están conversando.

—Uy la regalona —me webio el Milo y me abrazo—Hace tiempo no te veía mojón.

—Tú que andai pololeando y no me vas a ver po —rodé los ojos—Pero mi papá ya encontró otro compañero de juego así que sigue pololeando tranquilo —solté una risa nasal.

—Y yo que le había guardado un pastel, cago el weon —se paro del sillón.

—¡Yo quiero! —gritó la Laura u se fue persiguiendo al Milo a la cocina.

Mire a mi mamá que está mirando un punto fijo sin ninguna expresión en su cara.

—Mamá, ¿Que onda?

—¿De que? —me miró con duda.

—Sabes a lo que me refiero, no soy estupida —me cruce de brazos.

Suspiro y se giró un poco para mirarme.

—Tu abuela no está muy bien, le recetaron un montón de remedios más que le pueden quitar el dolor de algo, pero también le afecta a otra cosa —suspiro.

—¿Que le pillaron ahora? —hice una mueca.

—No te preocupes de eso. Yo pensé que te ibas a quedar con el Vicho en la casa —cambio el tema.

—Su mamá lo llamó así que se tuvo que ir —me encogí de hombros—¿Puedo entrar a verla?

La alarma de mi celular y el de mi mamá comenzaron a sonar, mieeeeerda.

—¿Trajiste tus remedios?

Trague grueso.

—No.. es que salí apurada —suspiré.

Tal vez si son una cabra chica, tal vez si tuviera que cuidarme sola ya estaría firmando mi sentencia de muerte, tal vez el Vicho tiene razón.

🛸

Después de llegar a mi casa con dolores culiaos en donde menos mal mi mami venía conmigo porque yo comencé a desesperarme, me tome las pastillas y no me paré de la cama hasta que hicieron efecto.

Iba a llamar al Vicho y pedirle perdón pero no lo hice, mi orgullo no me deja así que ahora voy caminando hacia el skatepark donde está la Ale.

—¡Mijita rica! —grite en un momento de confianza pero después me dio vergüenza.

La Ale me miró y se rio, camino hacia mí para abrazarme con fuerza.

—Te extrañe maraca culia, fui a tu casa pero no había nadie —hizo un puchero—Y los mensajes ni los respondes, no sé para que teni celular —ahora me mando un wate.

—Eri cariñosa weona —le pegue un codazo y mire hacia donde había un montón de gente.

—¿Y el bicho de tu pololo? —hizo una mueca de asco, no se porque le cae mal.

—En su casa supongo —me encogí de hombros—Discutimos así que.. ni idea.

Estuvimos conversando un rato y nos sentamos en la wea grande para quedar con los pies colgando mientras los que andan en skate pasan por nuestro lado sonriéndole a la Ale.

Comenzamos a caminar por todo el parque y lamentablemente ya no están batallando. Pasamos por al lado de unos locos que están fumando, esta el Diego también.

De una me puse roja.

—Oe larva culia —habló la Ale y la mire mal porque pensé que me decía a mi pero no, le dijo a uno de los minos que estaba con el Diego y se tiro encima de él, luego me miró—Ven po, no seas tímida.

Me acerqué a ellos y me senté en un espacio que quedaba entre un loco rubio y el Diego, es como un círculo la wea.

—Llegaste tarde —dijo el Diego y pasó un pito por delante mío para pasárselo al rubio.

—Así parece —comencé a jugar con el pasto—¿Como te fue?

—Bien —asintió y soltó una risita nasal.

Mire a la Ale que está comiéndose con ese mino que le dijo larva culia, el weon no se me había echo conocido pero mirando mejor su corte de pelo si lo reconocí, es el loquito de instagram con el que hablaba la Ale.

Mi celular sonó y vi una notificación del Vicho pero no quise mirarla, quiero estar tranquila un rato weon, sin que nadie me controle, sin que nadie me recuerde que estoy enferma.

—¿Enoja con el pololo? —preguntó el Diego.

—Que eri sapo —rodé los ojos.

—Estas casi encima mío, es inevitable no mirar tu celular po dama.

Y el maldito color rojo volvió a mis mejillas, ¡Mierda!

Mire la distancia que tengo con el Diego y la verdad estoy bien pegada a él, no me di cuenta de esa wea así que me separé un poco y este se rio.

—¿Y como va la pierna? —miró mi tobillo.

—Mejor, bueno no me he sacado la venda pero no me duele cuando camino —me encogí de hombros.

—Oye flaquita, ¿fumai? —me pregunto el rubio.

Otra wea que tengo prohibida al igual que cualquier wea que tenga alcohol, pero aquí no está mi mamá, tampoco mi papá y menos el Vicho..

No weona, tienes que ser responsable, demostrar que no eri una weona a la que no tienen que cuidar las veinticuatro horas.

—No, no fumo —sonreí.

—Ta bien así, nunca fumes —aconsejo y prendió otro pito.

—Igual deberías probarlo, si es que no lo has echo digo, hay que probar de todo —hablo el Diego.

—Si, pero tal vez otro día —dije sin mirarlo porque me da vergüenza, no se porque.

—No quiero entrar al liceo por la chucha —se quejó la Ale que está sentada encima del mino que creo que se llama Jaime.

—Vas a puro perder el tiempo a esa wea noma —se rio el Diego.

Fruncí el ceño.

—¿Tú no vas?

—No, pasaba suspendido en la wea así que mi viejo me sacó porque no aprendía ni una wea —le restó importancia.

—¿Te acordai cuando nos mandaron suspendidos por dejar la sala pasa a marihuana? —se rio el rubio.

Y los tres comenzaron a contar las weas que hacían y porque los mandaban suspendidos.

¿Como chucha pueden hacer tantas weas? Yo siempre trato de ser una buena alumna weon, una vez me pusieron una anotación negativa y me pusieron un dos porque me pillaron copiando y me urgí más que la conchetumare.

En otra vida                                        Where stories live. Discover now