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Puede que sean las cinco de la mañana y sigo aquí sentado mirando a la Andrea que está durmiendo hace rato.

—Entonces desde que nació —hice una mueca.

—Si, cuando era chica teníamos que casi encerrarla porque quería pasar corriendo en el parque —dijo con nostalgia la tía.

—Eran muchas restricciones para una niña, aparte pincharla todos los días y que se tomara sus remedios era todo un desafío —habló el tío.

Mire a la Andrea, nunca imaginé que ella hubiera pasado por todo eso..

Suspiré.

—Iré a comprarme algo para comer —dije parándome del sillón—¿Quieren que les traiga algo?

—No, gracias.

Asentí y salí de la sala, camine por los pasillos que están bien iluminados, baje por las escaleras porque el ascensor se demora mucho. Llegue a una de esas máquinas y saqué unas galletas con unas papas fritas, me cambié de maquina y me compre un café, son más chicas las weas.

Me senté como en una banca qué hay y comencé a comerme las galletas junto al café, wea rica, hace un buen rato que no comía nada.

Me termine de comer las weas y las noté a la basura, volví a subir y a entrar a la sala, la Andrea aun sigue despierta pero ahora está con el ceño fruncido.

—Tia, debería dormir —le dije cuando la vi casi quedándose dormida parada.

Negó.

—Reina, tiene que dormir po, hemos estado toda la noche despiertos.

—No quiero, si pasa algo..

—No va a pasar nada —le dijo el tío y se paró para abrazarla—Ven —la llevo hasta el sillón y se sentaron los dos.

Me acerqué a la Andrea y le tome la mano, observe su anillo y luego el mío, sonreí inconscientemente.

🛸

—No quiero más —dijo casi en susurro la Andrea.

—Tienes que comer —le dije acariciando su carita.

—No quiero más, me duele mucho el estómago —hizo una mueca.

Mire a la tía que nos mira preocupada, salió de la pieza dejándonos solos.

—Esperemos a que se te pase y te tomas la sopa, ¿Ya?

Asintió.

Sus ojos de zafiro se ven cansados, apenas esta sonriendo, creo que hoy amaneció peor que ayer.

Su mano agarro la mía y la puso sobre su cara, mierda, tiene fiebre.

—Llama a un doctor, porfa —sus ojitos se llenaron de lágrimas.

Me da pena verla así y no poder ayudarla, ahora lo único que puedo hacer es ir a llamar a un doctor, pero la tía se me adelantó porque ya entró con una doctora.

—¿Que te duele? —le preguntó la doctora.

—Todo —susurró—Pero más aquí —se tocó el estómago.

Le tocó un poco el lado izquierdo y la Andrea se quejó, pero no tanto como en el lado derecho.

—Tienes fiebre —dijo cuando le sacó el termómetro que no se en que momento le puso.

—Me quiero ir a mi casa —dijo la Andrea.

—Aún no puedes, pero pronto si, solo confía en que te vas a recuperar. Ahora tengo que hablar con tu mamá afuera.

Las dos salieron y la Andrea comenzó a llorar, la abracé.

—Ya, tranquila —bese su pelito.

—Me duele mucho —apretó mi brazo—Y las piernas, Diego, se me están acalambrando.

Mierda weon, ¿Que hago? ¡Weon no se que chucha hacer!

—Tranquila mi amor, ya va a pasar, va a pasar y vamos a estar en tu casita viendo alguna película, te prometo que no me quedaré dormido esta vez —se me formó un nudo en la garganta.

Escucharla llorar de una forma tan desgarradora porque le duele algo es.. es como matarme weon.

—Diego.. —sollozó—En mi pieza, abajo de mi cam ¡ay! —se quejó—de la cama hay una caja..

Entró otra vez la doctora.

—Vamos a hacerte unas radiografías, no pasa nada malo, tienes que estar tranquila.

—Pero si le duele, ¿Como quiere que esté tranquila? —me desordene el pelo—¡Dele algo, ¿Es doctora o no?!

—Ya le hemos dado de todo, no se puede hacer más.

—¿Com mierd..

—Diego, basta —me dijo la Andrea mientras su labio inferior tiembla y las lágrimas corren por sus mejillas.

—Lo siento —trague grueso.

—Volveremos en un rato —me sonrió la doctora y saco la camilla junto a otro enfermero.

Yo salí a la siga, pero me tuve que ir a la sala de espera donde están casi todos.

Pasaron los segundos, los minutos, media hora, cuarenta minutos, y cuando se iba a cumplir la hora por fin apareció la doctora con la andrea aún en la camilla, una vez que la entraron camino hacia nosotros.

No viene con muy buena cara..

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora