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Andrea.

Hoy van a enterrar a mi abuela, ahora estamos en el cementerio y estoy tratando de no llorar porque no quiero llorar frente a tantas personas.

El Diego no se donde chucha se metió, no fue al velorio, tampoco está ahora y el dijo que vendría a despedirla porque o si lo seria un mal agradecido.

Creo que lo es..

—Entonces ahora es un angelito —dijo la Laura.

—Si, un angelito que está en el cielo —le puse un mechón detrás de su oreja.

—¿Con alas?

—Si, con alas —suspiré.

—¿Y entonces por qué todos lloran si ella está en el paraíso como dijo el Diego y aparte tiene alas?

Mire a la Ale y esta me sonrió sin mostrar los dientes.

—Porque uno se pone triste cuando extraña a las personas, todos la vamos a extrañar y eso da pena po —dijo la Ale.

La Laura por fin se dejó de hacer preguntas y se paró del pasto.

—Mira, el Vicho —apuntó hacia la derecha y mire.

Sus ojos se encontraron con los míos y camino derechito donde mi, se sentó a mi lado y me abrazo.

—Lo siento —susurró—Me enteré hoy, si hubiera sabido antes no t.. —lo interrumpí.

—Da lo mismo, no importa —me aleje un poco de él y me paré del pasto—Es mejor que te vayas, mis papás no quieren ni verte.

Frunció el ceño.

—¿Por qué?

—Solo ándate porfa o quédate si quieres pero que no te vean, chao —suspire y camine hasta donde mi mamá.

—¿Que te dijo? —preguntó.

—Nada, no le digas a mi papá que está aquí —hice una mueca.

—No le dire nada.

Pasaron varios minutos en donde estuve mirando el ataúd, pasaron muchos recuerdos por mi mente que me hicieron soltar varias lágrimas. Comenzaron a bajar el cajón y trate de ignorar los llantos weon, no me gusta cuando las personas lloran.

Busque entre la gente al Diego pero no lo vi, no vino..

¿Donde chucha estará metido? ¿Y si le pasó algo? Los mensajes tampoco me los ha respondido.

Vi la carita de la Laura y me dio una wea en el pecho, no creo que este sea un buen ambiente para un niño, está wea la trauma, tal vez tendrá pesadillas..

Camine hacia ella y la tome de la mano para salir de allí, tampoco es que me guste mucho estar ahí. Caminamos hasta un parque y la anime a que fuera a jugar con los pendejos que habían ahí.

Me senté en una banca y saque mi celular para llamar como por décima vez al Diego pero no contestó.

¿Que chucha?

🛸

Llegamos tarde a la casa, estuve como dos horas sentada en el parque miraba a la Laura jugar. Mis papás están viendo una película y yo estoy activando y desactivando el wifi, tal vez por eso no me llegan sus mensajes.

—No vi al Diego —dijo mi papá.

—Creo que no fue, no lo he visto y tampoco me responde —bufé.

—Deberías ir a verlo —propuso mi mamá.

—Lleva a la Laura igual para que juegue con la hermana, no me acuerdo como se llama —dijo mi papá.

Me reí.

—Mejor hubieran dicho que querían estar solos y listo.

—No es eso —mi mamá se rio—Es para que se distraigan.

—Y yo soy weona.

—Si sabemos eso Andrea —dijo mi papá y lo mire mal—Ya vayan oh.

Llame a la Laura y esta bajo altiro, nos despedimos de nuestros papás y caminamos hasta la salida, luego fuimos hasta el paradero y tomamos la micro.

—¿Por qué hay que tomar micro?

Weon, ¿Por qué hace tantas preguntas?

—Porque vive lejos y no me preguntes porqué, mejor cuenta cuantos autos rojos pasan.

—Mmm uno —contó—Dos..

Pero cuenta en silencio por la chucha.

Estuve caleta de rato escuchando como contaba la Laura hasta que por fin llegamos al paradero en donde hay que bajarnos. Entramos al pasaje y fue inevitable no mirar hacia la casa de mi abuela.

Llegamos a la casa en donde vive el Diego y el perro culiao.. no, perdón, el conchetumare comenzó a ladrar.

—¡Alo! —grite.

—Uy perrito bonito —dijo la Laura y la alejé de la reja antes de que la mordiera—Oye, quería hacerle cariño.

—Es mañoso, el otro día me mordió.

Se rió.

La puerta se abrió y vi a un caballero alto de pelo castaño, debe tener como la edad de mi papá o unos cinco años más.

—Ehh hola, ¿Está el Diego?

—Hola, si esta, ¿Quien eres tú? —me miró de pies a cabeza.

—Soy la Andrea, no se si le ha hablado de mi pero somos.. amigos.

—¿Hija del Seba con la Victoria? Si, ya me habían hablado de ti —se aclaró la garganta—Pasa, está en su pieza.

—¿Y la Cristina también está? —preguntó la Laura.

El caballero miró a la Laura y le sonrió.

—Si, también está, ella me habla siempre de ti, parece que son buenas amigas —se hizo a un lado para que entráramos.

Mire al conchetumare con temor.

—No te va a morder otra vez —se rió—Pasa.

Entre a la casa y el tío me indicó la pieza del Seba, primero mire a la Laura que se abrazó con la Cristina y esta la llevo a jugar con sus juguetes. Una vez que entre a la pieza del Diego lo vi acostado, me da la espalda así que no puedo ver otra cosa que no sea su espalda.

—Diego —le hable y me senté a la orilla de su cama.

—No, Andrea ándate —bufó.

—¿Por qué no fuiste? ¿Te incómodo algo que hice? —se me formó un nudo en la guata—Ya po mirame, no es agradable hablar con tu espalda.

Aunque no me quejo de mirar su espalda..

No contestó nada, ni una wea.

—Hablemos otro día —suspiro—Conchetumare —se volvió a quejar.

—¿Que te pasa?

No respondió nada.

—Perdón, la cague con haberme tirado al dulce y lo siento si esa fue la razón por la que no fueras a despedirte de mi abuela y me voy a quedar un rato pero solo porque traje a la Laura y esta jugando con tu hermana.

—No, no es eso Andrea —se sentó en la cama y pude observarlo mejor.

—¿Que chucha te paso?

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora