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—Me caes mal —me dijo el Diego.

—No me importa —me comi la última papa que quedaba de la caja lentamente para sacarle pica—Mmh —me chupe los dedos y este sonrió.

Se acercó a mi y puso su mano sobre mi mejilla para acercarme a su cara, apoye mi frente a la de él y cerré mis ojos para luego solo escuchar el sonido de las olas golpear contra la arena mientras el típico aroma de la playa combinado con el perfume del Diego entra por mis fosas nasales.

Sonreí.

—¿Vamos a bañarnos? —le propuse.

A la mierda todo, quiero empezar a vivir la vida weon.

—¿Y si nos agarra una ola? —se separó de mí para mirarme a los ojos.

—Vamos —le mordi el labio—No seas fome po.

Me paré de la arena y me saqué el pantalón de buzo para quedar en los shorts que uso para venir a la playa, me saqué el polerón quedando en una polera de tiritas de color negra. Me saqué las zapatillas y los calcetines para luego correr hacia el mar.

El agua fría chocó contra mis pies y me arrepentí de hacer esta wea, pero sentí al Diego a mi lado que me sonrió y finalmente entramos al mar.

¡Conchetumare que está hela'!

Creo que es mal momento para pensar en todas las películas de tiburones, medusas, pulpos, pirañas, cocodrilos y monstruos de mar que he visto.

—Salta —me dijo cuando una ola llego a nosotros y en vez de saltar me quede paralizada.

Creo que está de más decir que me caí po.

El Diego se cago de la risa y me ayudo a pararme, yo comencé a toser.. esa wea me asusto.

—Haber, ¿Te entró arena en los ojos? —me preguntó una vez que llegamos fuera del alcance de las olas.

Negué.

—¿Y en la boca? —sujeto mi mentón.

—¿Por qué no lo ves por ti mismo? —sonreí.

Y sin perder el tiempo junto sus labios con los míos, un beso algo.. salado pero con la misma pasión que los de ayer.

—¡No, ahora el Diego! —escuche gritar al Javier—¡Primero el Jaime y ahora mi Diego por la chucha! —lloriqueó.

Me separé del Diego y me apoye en su pecho tratando de buscar calor. Los cabros vienen con unas bandejas de plumavi, al parecer son churrascos.

—Los interrumpiste po weon —el Jaime le mando un wate.

—Oe no te pasi pal pico —empezaron a pegarse de webeo y terminaron en la arena.

La Ale se rió y dejó las cosas encima de la mantita.

—Ven, abrígate o te vas a resfriar —dijo el Diego y caminamos hasta la manta.

Caga de frio me senté y el Diego me puso una toalla sobre la espalda para luego sentarse a mi lado y apegarme a él.

—Creo que aún tengo arena en la boca —dije con claramente segundas intenciones.

—Yo te la saco —rozo sus labios con los míos.

Nos dimos un piquito y luego abrace mis piernas, tengo frío.

—A comer tortolitos —dijo la Ale.

El Jaime me pasó una de las bandejas blancas y la abrí, hay un churrasco adentro, lo sabía.

Empezamos a comer y de a poco se me fue pasando el frío, aunque me termine poniendo mi polerón porque me dio frío por el aire helado que corre.

Tome juguito y deje casi la mitad del churrasco.

—Vamos y volvimos —dijo el Diego tirando de mi mano.

Caminamos hasta los puestos en donde venden muchas cosas. Le di la mano porque igual anda harta gente y no me quiero perder..

—¿A donde vamos? —le pregunté.

—No se, yo solo quería dar una vuelta contigo.

—¿Me llevas en tu espalda? —pregunte en susurro—Pero igual si estás cansado no im.. ¡Diego! —pegue un grito cuando de la nada me tomo en brazos y quede como un koala pegada a él.

—¿Que me decías? —se rio y lo abrace—Me gusta cuando me abrazas.

Lo abrace con más fuerza.

—Oye, ¿No has pensado.. matricularte de nuevo en un liceo?

Se rió.

—Ni por la mente se me había pasado.

—¿Por qué no te matriculas al mío? Estarías con el Jaime, en los recreos tal ves nos podríamos juntar y si quieres.. yo te puedo ayudar en cosas que no entiendas.

—No, la verdad suena tentador pasar tiempo contigo pero no, estoy ocupado en otras weas mientras tú estudias.

—¿En que? —fruncí el ceño.

Llegamos a unas rocas y nos sentamos en la wea de cemento que dudo que sea para sentarse pero bueno.

—Cosas.. —se encogió de hombros—Trabajando de empaque en el super, ¿Tú crees que me la paso echado todo el día en el sillón o en la plaza? —se sentó a mi lado—¿De donde crees que saco plata?

—Lo siento, no quería.. ofenderte —hice una mueca.

—No lo haces, me podi preguntar lo que quieras y no hay drama, hasta quien fue mi primer flechazo cuando niño —pasó su mano por mi cintura.

—¿Quien fue? —lo mire.

—No recuerdo su nombre pero tenía unos ojos igual de bonitos que tú, era tímida si y le regalé mi auto de juguete que era amarillo y mi favorito.

—¿Y cuantos años tenías?

—Como cinco, no se —se rió—No me acuerdo mucho.

—Así que te gustan las minas con ojos de colores —le hice cosquillas y nos reímos.

—Pero los tuyos son los únicos que me gustan po, ojitos de zafiro —beso mi frente.

—Saquémonos una foto —dije sacando mi celular de mi bolsillo y me metí a la cámara.

Nos sacamos una selfie y luego le dijimos a una mina que si nos podía sacar una foto.

El Diego me abrazo por detrás y apoyo su mentón sobre mi cabeza, luego me dio un beso en la mejilla y al final me dio un piquito.

Le dimos las gracias a la mina y esta nos dio una sonrisa para después irse.

No se que mierda esta pasando con el Diego, no se si le gusto o es una wea de un rato.

Pero lo estoy disfrutando y la estoy pasando bien así que no pensaré en eso ahora.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora