14

2.2K 145 63
                                    

Andrea.

Llegue caga de frío al liceo, siento mis deditos congelados weon, ayuda.

Subí las escaleras lentamente porque siento hasta los huesos congelados, quien me manda a venir sin pantis.

Bueno el tío del tiempo dijo que iba a hacer calor po, en fin, creo que no le achuntó.

Llegue a la sala y me senté en mi puesto, la Ale aún no llega weon.

La profe llegó al poco rato y comenzó a hacer un breve repaso sobre contenido que vimos el año pasado y a hablar otras weas que no le tome mucha atención.

Me soplé las manos para luego comenzar a frotarlas, hace mucho frío.

Me llegó un mensaje de mi mamá diciéndome que no puede acompañarme hoy al control y mi papá tampoco así que vaya con el Vicho, solo le dije que si para que se quedara tranquila pero no iré con el Vicho.

Últimamente todo es pelea y lo que menos quiero es pelear así que ire solita nomás.

🛸

Simplemente un día culiao penca. La Ale no fue porque tenía un dolor de cabeza insoportable, nos dejaron un montón de tareas y eso que recién estamos entrando weon.

Baje las escaleras para tomar el Metro, pague la wea y camine lentamente, voy temprano así que nada ni nadie me apura

Tome el Metro que por alguna rara razón no va tan lleno, incluso encontré asiento, ¿Que vola?

Una señora se sentó a mi lado, dejó pasado a un perfume súper rico. Se sacó sus lentes y me observo por unos segundos para luego sonreírme, yo le devolví la sonrisa y comencé a jugar con mis dedos.

—¿Vienes del liceo? —me pregunto la señora, habla con la papa en la boca weon.

—Si..

La mire bien, se me hace familiar su rostro..

Oh, mierda.

¡Es la señora que sale en la tele! Hace comerciales y creo que también la he visto en carteles de tiendas de ropa.

—¿Usted es la de la tele verdad?

Asintió con una sonrisa.

—La misma.

—Nunca me había encontrado así como con alguien.. ¿famoso? —me reí.

—No soy famosa mi niña, solo un poco reconocida, ¿Como te llamas?

—Andrea Ramírez.

No se si vi mal o puso los ojos en blanco, debo haber visto mal, ¿Por qué lo haría?

—Creo que tú vas en el mismo liceo que el nieto de mi marido, lo digo por la insignia.

—¿Como se llama? Tal vez lo conozco.

La voz del Metro nombró la estación en donde me bajo y bufé.

—Ya me tengo que bajar, adiós —me paré del asiento y coloque mi mochila en mi hombro.

—Espera, toma —me entrego una tarjetita súper bonita—Si necesitas algo, cualquier cosa puedes llamarme o mandarme un mensaje —sonrió.

¿Por que haría eso?

Igual le recibí la tarjeta y la guardé en mi mochila.

—Está bien —sonreí.

—Lo digo de verdad Andrea, lo que necesites.

Tal vez se postulará a alcaldesa y quiere mi voto, si, eso debe ser, aunque.. soy menor de edad, dah.

—Lo tendré en cuenta —el Metro paró y abrió sus puertas.

—Y no le digas a nadie que te encontraste conmigo..

—Disculpe, ¿Cual es su nombre?

—Miriam Martínez.

Fruncí el ceño pero solo asentí y me baje del Metro.

Eso fue extraño..

🛸

Salí de la oficina de la doctora que me ha atendido toda mi vida y me senté un rato en la sala de espera, no tengo ganas de volver a tomar el metro, tampoco de caminar.

Mi celular sonó dejando ver el nombre del Vicho y bufé, estoy segura que va a empezar a webiar que porque no le dije nada y la wea.

Corte, pero ahora un número que no tengo agregado me llamo.

Alo.. —dije tímida.

—Buenas tardes dama, ¿estará disponible para venir un rato a la placita?

—Buenas tardes Diego —me reí—Y no, osea no estoy cerca de mi casa, tengo que tomar el metro —bufé.

—Mmm, ¿Donde andai?

—Ehh.. estoy en.. —suspiré—¿Te acuerdas a la clínica que me trajeron mis papas el otro día? Estoy aquí porque.. porque la doctora quería saber cómo estaba después de eso —mentí, bueno no tanto.

—Si quieres puedo pasarte a buscar..

—No, pero si quieres nos vemos en la placita —sonreí.

—Ya, nos vemos.

—Nos vemos.

Me quede unos minutos más sentada en la sala de espera y me tuve que animar a irme. Me paré de la silla para comenzar a caminar hacia la salida de la clínica.

Cuando iba camino al metro pasé por fuera de un carrito de sopaipillas así que compre como diez weas, si no les gustan las sopaipillas me las tendré que comer sola nomás.

Llegue al metro y como dije, la wea está llena.

—Andrea.

Mire para todos lados y vi al Diego, ¿Que wea?

—¿Como llegaste tan rápido? —me reí.

—No vine en metro, ven —me agarro de la mano y salimos de la estación—Ni cagando hubiera llegado tan rápido.

Caminamos hasta llegar a una moto.

—Te presento a mi joyita —Se subió y se puso el casco—¿Vienes o no?

Asentí más contenta que la chucha, siempre he querido andar en moto.

Me coloque el casco y me senté detrás del Diego. Puse mis manos a los costados de su cintura porque no quiero incomodarlo, pero el se encargó de que quedara más pegada a él y con mis manos entrelazadas en su torso.

—Tal vez no es una limusina como suelen andar las damas de honor, pero esta joyita es mucho mejor que esas weas —echo a andar la moto—Agárrate fuerte.

Joder, me siento como en "Tres metros sobre el cielo"

—Para la otra vienes con una chaqueta de cuero —me reí.

—¿Quieres que te vende los ojos también? Porque no tengo problema en hacerlo —me siguió el juego.

Me mordí el labio inferior y no le respondí nada, solo me dispuse a disfrutar del viaje.

En otra vida                                        Where stories live. Discover now