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Trabajos en grupo son lo peor, ¿Por qué no puede ser solo en parejas?

—Ya po muevan la raja que no pienso ir a sus casa porque la última vez lo único que hicieron fue ponerse a webiar —los retó la Ale.

—Cálmate oh —le dijo el Luciano, uno con los que estamos haciendo el grupo.

—Voy al baño —avise y me paré de la silla, camine hasta donde la profe para pedirle permiso.

¿Por qué chucha hay que pedir permiso para ir a mear weon?

Salí de la sala y me di unas vueltas, subí al tercer piso en donde está la sala del Vicho, mire por la ventana y lo vi sentado en su puesto mirando al profe.

Toque la puerta y la abri.

—Disculpe profe, me mandaron a buscar al Vicho —mentí.

El Vicho me miró confundido, tal vez cree que estoy enojada y tal vez debería estarlo pero siempre perdono a todo el mundo a los días, no me gusta estar peleada con nadie y menos con el Vicho.

—¿Quien? —frunció el ceño.

—La profe Marcela, si no me cree la puede llamar —me apoye en el marco de la puerta.

—Después le pregunto —dijo, no le va a preguntar, estoy segura.

El Vicho se paró y salió de la sala, lo lleve hacia las escaleras, debajo de estas para que no nos vea nadie.

—¿Vas a estar ocupado hoy? —me recosté en el piso y coloque mi cabeza sobre su regazo.

No respondió nada, esta evitando mi mirada, trago grueso.

—Vicho.. —suspire—Lo siento.

Ni siquiera se porque estoy pidiendo perdón, pero lo que tengo en la mente es al Diego, bueno no a él, si no que el Vicho se debe estar pasando rollos.

—No me gusta verte con ese mino —hizo una mueca—Y no te quiero controlar ni nada, sabes que no soy celoso, pero ese weon.. no se, me causa inseguridad —sonó frustrado.

—Mejor dame un beso —acaricie su mejilla y me sonrió—Y que no te den celos po, a mi solo me gustai tú, a él ni lo conozco.

Me senté y presioné mis labios con los suyos. Mierda, extrañaba esto.

Estuvimos un rato besándonos de manera muy tranquila hasta que el Vicho se alejó de mi.

—Ya me tengo que ir o me van a retar —se paro, dejándome ahí sentada y con ganas de seguir en lo que estábamos.

—Pero Vicho, si faltan diez para que toquen.

—Y tú también tienes que irte a tu sala —ignoro lo que dije y se fue.

—Uyyy si, mira como me voy a la sala, aweonao —bufé—Andate a la chucha también.

Escuche una risa y ahí fue cuando me tensé.

—¿Te dejó planta tu pololito? —preguntó el Jaime y se sentó a mi lado.

—¿Que haces tú aquí? —lo mire con curiosidad—Nunca te había visto por aquí, ¿No que no iban al liceo?

—Medio interrogatorio flaca —se rio—Haber, los otros dos weones son los que no estudian y estoy aquí desde primero pero digamos que me la paso en otros lugares.

Asentí.

—¿La Ale sabe?

—Si po, hace rato —abrió su banano y sacó su celular—¿Donde crees que iba cuando pedía permiso para el baño y no se daba la paja de volver?

—Maraca culia —susurre—Nunca me dijo nada.

—Pero no me cambies el tema, ¿Ese mino era tu pololo?

Asentí.

—¿Y eri igual de perna que el? —se cago de la risa y le mandé un codazo—Ya si es broma, bueno no tanto.

—No es perno, solo es responsable —rodé los ojos.

—Es más fome el weon, no veo que ese niño sea para ti, te he observado —confesó y fruncí el ceño—En las batallas y siempre andas con una cara de amargada cuando andai con el, pero cuando estabas con nosotros ya no tenías esa cara. El te aburre, admítelo.

Tal vez me aburro aveces porque siempre hacemos las mismas cosas pero de él no me aburro.. o eso creo.

—¿A qué quieres llegar con todo esto?

—Deberías agradecerme, te estoy abriendo los ojos —se encogió de hombros.

Negué y abrace mis rodillas, menos mal vine con buzo.

—¿Queri salir mas rato con nosotros? Va a ir la Ale, bueno aún no la invito pero demás dice que si —hablo después de unos segundos.

—¿A donde?

—A pasarla bien po, hacer weas nuevas que de seguro nunca has echo —sonrío.

—¿Va a ir el Diego? —y sólo al nombrarlo me dio una wea rara en la guata—¿Y el Javier? —agregué.

—Si, ¿Quieres o no?

Iba a acceder pero al final terminé rechazando su invitación porque recordé en lo que quedé con el Vicho.

—Tengo planes con el Vicho, para la otra.

Hizo una mueca.

—¿Y que harán? ¿Una maratón de películas toda la tarde y comer hasta que no den más? Que aburrido —se paró y caminó un poco.

Si, seguramente haremos eso como lo hicimos todo el verano.

—Igual si cambias de opinión y tu pololo te deja plantada otra vez le hablai a la Ale y podemos ir a buscarte, el Diego estará feliz —dijo y se fue.

Me dejo más confundida que la chucha.

En otra vida                                        Where stories live. Discover now