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—¿No que llegabai mañana? —le pregunté.

Asintió y cuando terminó de masticar el pan con huevo, habló.

—Es que a la Cristina la llamaron para algo del hospital y tuvimos que venirnos antes.

—¡Mi diente! —gritó la Laura y salió corriendo del baño para acercarse a nosotros—¡Andrea mi diente! ¡Ayudame!

—Ya, tranquila, deja de gritar —la tome de la cara y la hice mirar hacia arriba—Abre bien la boca.

Toque el diente suelto y lo moví despacio, está muy suelto weon.

—¿Sabes como me sacaban los dientes a mi? —le preguntó el Diego y la tomó de sus manitos—Casi siempre era porque me mandaban pelotazos en el hocico —se rieron.

—Pero me va a doler —hizo un puchero.

—Lo sacaremos de otra forma, Andrea tráeme.. cualquier wea si se lo saco con la mano —me susurro lo último.

Me paré del sillón para ir a la cocina y hacer esa wea de salmuera, busque un hilo y alcohol, también algodón. Cuando llegue al living el Diego tiene abrazada a la Laura mientras esta está llorando.

—Si no va a doler nada, te lo prometo —le sobo la espalda—Y si duele te voy a comprar una casata del sabor que tú quieras, ¿Ya?

La Laura se secó las lágrimas y asintió. Me acerqué a ellos para entregarles las cosas y le sonreí al Diego.

—Primero vamos a desinfectar las manos con alcohol —dijo el Diego echándose alcohol—Ahora gánate al lado de la Andrea y tómale la mano pero no la derecha porque esa es mía.

Me reí.

—Ya, mira, voy a poner el hilo en el diente, así que quédate tranquilita —dijo tomando el hilo.

Tomó el diente con sus dedos y lo tiró de una mientras le decía que estaba enredado el hilo, la Laura ni se quejó.

—Laura —la moví un poco para que abriera los ojos.

—No, aún no amarra el hilo.

—Mira lo que tengo aquí —dijo el Diego y esta miró—Toma un poco de esa agua pero no te la tragues porque es mala, tienes que botarla.

La Laura corrió a la cocina con la boca llena de agua y el Diego limpió el diente.

—Vas a ser un buen papá —solté una risa nasal.

—Nah, solo acepto ahijados —se rió—Pero podría hacer una excepción contigo.. digo, saldrían bonitos.

No, definitivamente no. ¿La razón? Las posibilidades de que tenga la misma enfermedad que tengo es muy alta y no quiero que sufra lo mismo que yo.

—No me dolió nada, ¿Me puedes comprar helado igual? —llegó la Laura menos mal.

—Eri patua, si te dolía nomas te iba a comprar po —le mando un wate pero muy despacio.

—Andrea dile que compre helado, porfis, porfis —hizo un puchero y puso ojitos de gatito.

—Mañana compramos, ahora anda a la pieza a mostrarle los dientes a los papás, corre.

La Laura se fue y aproveché de acurrucarme al lado del Diego.

—Estoy caga de frío —me queje.

—¿No tienen estufa? —me abrazo y me transmitió su calidez.

—Calefactor nomas —tirite un poco—Pero está en la pieza de la Laura.

—No te van a dar calambres otra vez —acaricio mi pierna.

—Si po —me reí—Pa mi que es pretexto para tocarme la pierna nomas.

Sonrió.

—Uy me pillaste —beso mis labios tiernamente—Oiga dama, ¿Que onda sus papás? Andan como desanimados.

—Una larga historia —suspiré—La vieja esa vino a puros hacerlos sentir mal y lo peor es que yo misma la traje.

—Ya pero no te sientas culpable, estoy seguro de que fue sin querer.

—Es mi abuela.

—¿Y piensas seguir viéndola?

—Ni cagando, era súper pesa con mi papá y ya no era como tierna cuando la conocí, es como si estuviera llena de odio —suspiré—¿Vamos a mi pieza? Hace frío.

—Me queri puro meter a tu cama, frío se le dice ahora —se burló.

Tire de su mano hasta llegar a mi pieza y me acoste, esta helada la cama weon. El Diego igual se acosto a mi lado.

Se escuchó la risa de la Laura desde la otra pieza y los dos soltamos una risita, se empezó a escuchar la lluvia y mire al Diego.

—¿Que?

—Nada —desvíe mi mirada.

¿Le gustaré o no?. Tengo miedo que me diga que no y arruinar todo..

Miró su celular unos segundos y suspiró.

—Andrea.. me tengo que ir.

Quizá ahora está hablando con otra mina y se ira a juntar con ella, quizá ya se aburrió de mí y por eso está tratando de alejarse..

—Cierra bien el portón.

—¿Y no me vas a decir chao? —hizo un puchero.

—Chao, que te vaya bien.

Se rió y empezó a darme besos por toda la cara.

—Nos vemos preciosa, te quiero.

—Dale, que te vaya bien a donde sea que tengas que ir —sonreí y baje mi mirada.

—No me voy a ir hasta que te despidas bien de mi.

—Entonces vas a tener que dormir conmigo —me cruce de brazos.

Iba a decir algo pero su celular sonó una, dos, tres y muchas veces más.

—Es urgente, lo siento dama —dejo un beso en mi frente y salió de la pieza.

Escuche la lluvia caer y me tape hasta la cabeza pero de igual forma me paré a apagar la luz y después mis papás me llamaron.

—¿Que? —pregunté.

—Tan enojada, te van a salir arrugas —me webio mi papá.

—¿Peleaste con el Diego? —preguntó mi mamá.

Negué y me senté a la orilla de la cama.

—Es que creo que me está gustando —confesé luego de unos segundos.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora