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—Oye, despierta —dijo una voz muy conocida para mi.

Abri mis ojos lentamente, la luz está muy fuerte weon.

—Diego po, tienes que despertar, ¿O como piensas seguir paseando al conchetumare y haciendo reír a la Laura con la Cristina?

Mire hacia mi lado izquierdo y vi a la Andrea sentada en la orilla de mi camilla.

—A..An..

—Shh, estás muy débil, te sacaron la chucha otra vez —se rio y agarró mi mano.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, las que no demoraron mucho en correr por mis mejillas.

Sentí como se acosto a mi lado y me dio un beso en la mejilla.

—No llores más, yo estoy bien, pero necesito verte bien a ti también —susurró y acaricio mi cuello—Me alegro de que hayas vuelto al liceo, ahora solo tienes que disfrutar la vida, hazlo por lo que no pude disfrutar yo, ¿Bueno?

Asentí.

—Te amo —me dio un piquito.

—Y..yo también.

—Lo sé, lo tengo más que claro, pero ahora tienes que recuperarte y seguir con tu vida —me dio un besito—Te voy a estar esperando, pero nos vamos a reencontrar cuando sea el tiempo, tú no apresures nada, ¿bueno?

Asentí.

Vi como salió de la sala, antes de salir me sonrió, y no se que mierda, no se como pero fue como que hubiera vuelto a despertar, como si eso solo hubiera sido un sueño..

—¡Andrea! —alce la voz y mire hacia la puerta.

—Hijo —habló mi mamá y me abrazo, no la mire, solo mire la puerta..

Trague grueso, pero sonreí. Ella no quiere que yo siga llorando y si eso la hace feliz, a mi también.

—Te sacaron la chucha —dijo mi papá haciendo una mueca—¿Quienes fueron? Y ahora no quiero mentiras.

—Ahora no —le dijo mi mamá—¿Como te sientes?

—Me quiero ir, no quiero estar aquí, por favor —susurré.

A la sala entró una doctora y comenzó a hablar con mi mamá sobre algo que no tome mucha importancia, me trate de mover pero las costillas me dolieron más que la mierda, hice una mueca de dolor.

—Quédate quieto mejor —me dijo mi papá y asentí—Tienes fracturada la costilla derecha, así que vas a tener reposo por un tiempo.

Mierda.

—¿Cuando me puedo ir a mi casa? —pregunté.

—Ya te puedes ir, está todo bien, tú mamá tiene todas las indicaciones así que puedes irte a tu casa —dijo la doctora.

🛸

Al llegar a la casa el conchetumare se alegró caleta al verme, empezó a saltar y a languetearme, mover su colita. Menos mal no le pasó nada malo.

Ahora estoy tirado en mi cama viendo memes y hablando con el Jaime que no sabe que hacer para que la Ale vuelva a hablarle. Con el Javier no he hablado desde la ultima vez que discutimos.

Mire mi velador y recordé las cartas, las saqué y recién vi que tienen fechas, primero leí la fecha más antigua.

Siempre le hago cartas a las personas que son importantes en mi vida y por alguna razón te la estoy haciendo a ti, ¿Será que te estás volviendo tan importante para mi? Hace solo algunas semanas que nos conocemos y la verdad es que me confundes por la chucha, ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? Mierda, Diego. Estoy pololeando y no sales de mi cabeza.

El me pidió que me alejara de ti, pero por alguna razón siempre nos volvemos a encontrar, yo ya no me siento bien con el Vicho a mi lado, pero tú.. contigo es como si todos mis problemas se fueran, como si fueras la luz de esperanza, mi salvación..

—Andrea<3

Abri la segunda carta y dejé el sobre con cuidado sobre mi guata.

Cuando te escribí la primera carta literalmente solo estaba confundida contigo, ¿Y ahora? Ahora ya no podemos estar separados tanto tiempo porque comenzamos a extrañarnos, ¿Y como no? Si tus abrazos, tus besos, tus caricias y tus palabras bonitas son tan adictivas. Aún no tengo el valor para contarte que estoy enferma, si.. tengo miedo de que me dejes por la misma razón, pero también no quiero que me trates como un bicho raro, aunque tal vez si te dijera podríamos evitar tantas maratones y subidas empinadas.

No me gusto ver tu cara de tristeza cuando te dije que no quería subir ese sendero, la verdad es que me encantó, pero tenía miedo, mucho miedo. Pero haberlo subido fue agotador y también lo mejor del mundo, ¡Aún no puedo creee que subí ese sendero! Nada de eso hubiera sido posible si no fuera por ti.

No sabes cuanto agradezco todo lo qué haces por mi, mamonsito, amo tu sonrisa, creo que jamás te lo he dicho porque me da vergüenza..

Mmmm no se que más decir, en fin, nos vemos en la otra carta, si es que la alcanzo a escribir obviamente.

Trague grueso. Todos los recuerdos se me vinieron a la mente, desde el momento en que la vi allí sentada presenciando las batallas, hasta que sus hermosos ojos se cerraron y no volvieron a abrirse más..

Sollocé.

En otra vida                                        Where stories live. Discover now