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Llegamos a la casa del Javier hace como media hora.

El weon ya se curó.

—Ya weon acuéstate —le dijo el Diego y lo acostó en la cama.

—Tontos culiaos weon, son terribles fomes los weones, sigamos tomando po cabros, tengo la media sed —murmuro.

—Duérmete weon —Le dijo la Ale.

—Callate vo que me quitaste a mi Jaime —pego un manotazo y la Ale se cago de la risa.

Me acoste en el colchón que tiraron abajo y me tapé, igual estoy caga de sueño.

Al final todos nos acostamos, el Diego se acosto el el piso porque dijo que no le gustaba dormir apretado así que está a mi lado jugando con los dedos de mi mano derecha.

La Ale con el Jaime están a mi lado viendo una película, ni idea que fue lo que pusieron.

El Diego puso mi mano en su cuello y la dejó ahí, nos quedamos mirando durante un buen rato hasta que mis ojos se empezaron a cerrar.

—Buenas noches dama —dijo y me dio un beso en a mano.

—Buenas noches igual —murmuré.

Después de algunos minutos en donde ya comenzaba a entrar en un sueño profundo, el Diego habló.

—Extrañaba ver tu carita.

No se si lo dijo él o tal vez me lo imagine, pero por alguna razón sonreí al escuchar eso.

🛸

Desperté y esta todo oscuro weon, trate de tocar algo pero solo toqué una manta y a mi lado hay un cuerpo, ay conchetumare.

Gatee hasta una puerta y cuando la encontré la abrí pero igual está todo oscuro.

Sentí una voz masculina hablar así que camine con cuidado hacia esa voz o hasta una wea para prender la luz.

—Weon si se, si mañana vamos a ir no te preocupes —hablo la voz.

Y cada vez que me acercaba fui reconociendo la voz, es del Diego.

—Si nadie se curo oh, vo sabi que nosotros cumplimos.

Llegue a la cocina y lo sé porque la ventana no tiene cortinas y entra la luz de la luna o tal vez de un poste, no lo sé.

—¿Y pa que quiere hablar conmigo? —frunció el ceño—Dile que no puedo ahora weon, si quiere la wea temprano que me deje dormir.

—Diego.. —le hable y este me miró.

—Tengo que cortar, mañana hablamos.

Guardo su celular en el bolsillo de su pantalón y se acercó a mi.

—¿Que haces aquí?

—Estaba todo oscuro y me dio miedo —confesé.

Se rió.

—¿Los cabros siguen durmiendo?

Asentí y me acerqué más a él.

—Me tome algo en el carrete y me duele la cabeza —hice una mueca.

—¿Que tomaste? —se acercó más a mi.

—Ni idea, solo le eche lo mismo que otra cabra que había entrado a la cocina, fue una estupidez hacerlo —lo mire a los ojos.

Nos quedamos mirando fijamente a los ojos, aunque luego mi mirada se fue a sus labios carnosos y rosados.

Trague grueso al ver que se lamió los labios y mis ojos se fueron nuevamente a encontrarse con los suyos, sentí mi respiración acelerarse y un cosquilleo por todo mi cuerpo.

—¿Sabes algo? —acercó su cara un poco más a la mía—Que me dieron ganas de comer algo prohibido..

Y esa wea fue lo que encendió todo.

Pase mi mano por su rostro para poder atraerlo más a mi, el sin perder el tiempo me tomo por la cintura para ganarme apoyarme sobre el mesón. Abrí mis piernas para que él pudiera ganarse entre ellas, puedo sentir como su respiración está igual de agitada que la mía y cómo está nervioso al igual que yo. Pase mi mano por su cuello para atraerlo más a mi, al punto de que nuestros labios están rozándose, cerré mis ojos y me deje llevar.

Sus labios se presionaron contra los míos, abrí mi boca dándole paso a su lengua. Sentí sus manos bajar desde mi cintura hasta mis muslos mientras deja alguna que otra caricia.

Soltó un gruñido una vez que nuestro cuerpos se encontraron bien pegados al igual que nuestros labios, como si quisiéramos ser solo uno.

Bajo a mi cuello y dejó leves mordidas que me hicieron jadear más de una vez.

Se alejó un poco de mi con la respiración agitada, lo mire con el ceño fruncido y lo iba a acercar a mi de nuevo pero él se alejó.

—¿Te puedo decir algo? —preguntó y lo mire.

Asentí.

—Que lo prohibido era esto —sacó una barra de chocolate de su bolsillo—No tú.

Oh, mierda.

—Yo.. yo.. lo siento —me iba a bajar del mesón pero no me dejo.

—Pero créeme que esto es mucho mejor que una barra de chocolate —sonrió y volvimos a fundirnos en un delicado pero apasionante beso.

Luego de unos minutos de estarnos comiéndonos nos fuimos a acostar, con la diferencia que ahora si se acosto en el colchón, aprovechando la situación me acoste sobre él y a él no le molesto.

—¿No que no te gustaba dormir apretado? —le pregunté.

—Era para no incomodarte —acarició mi espalda.

—No lo haces.

—Si me doy cuenta —soltó una risa nasal.

Escondí mi cara en su cuello y sentí como su piel se erizo, deje pequeños besos que lo hicieron tensarse.

—Ya duérmete —dijo en susurro.

—No tengo sueño.

—Mañana iremos a la playa en la mañana, ¿Quieres venir?

—Está bien —sonreí.

Busco mis labios y una vez que los encontró comenzó a darme piquitos. Y así estuvimos casi toda la noche hasta que le ganó el sueño y yo me quede mirándolo.

No se que mierda acabo de hacer, pero me gusta.

En otra vida                                        Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora